El gol en propia meta de Gatti en San Siro ha enfriado el entusiasmo de los milanistas más esperanzados: el Scudetto sigue siendo un sueño prohibido para unos pocos optimistas acérrimos. El tema, sin embargo, puede volver a la palestra el próximo verano: si el Milan se mete entre los cuatro diablos, las cosas cambiarán.
Las prioridades del mercado rossonero para la próxima temporada: un defensa central, un delantero centro, un centrocampista y un lateral. El Milan lleva meses trabajando en ello, no es ningún secreto, e intentó avanzar en enero. El trabajo se paró a medio camino: los injertos de Gabbia y Terracciano sirvieron para tapar dos de las cuatro zonas a reforzar, pero ahí no acaba la cosa. ¿Qué caminos se batirán en Casa Milan para completar el trabajo?
Pioli esbozó recientemente el identikit del medio centro del futuro (que sustituirá a Kjaer, que expira en junio): “Tendrá que ser un medio centro sólido y completo, capaz de defender, de fijar, de participar en la maniobra ofensiva. Preferiblemente zurdo. Como Lilian Brassier, la jugadora del Brest de 1999 seducida pero no abandonada por el Milan: la discusión abierta en enero se reanudará dentro de unos meses. También porque Brassier no ha cambiado de opinión, mientras que el Mónaco no ha hundido el golpe: si el Milan llama, está dispuesto a hacer las maletas.
Y el Brest, que hace un mes no quería bajar de 12 millones, podría rebajar sus exigencias: el contrato de Brassier expira dentro de un año y no habrá tiempo para tirar del precio. Maxence Lacroix, el jugador francés de 23 años del Wolfsburgo, también tiene contrato hasta 2025: el Milan se informó en enero, pero el mensaje recibido desde Alemania fue claro: “de aquí no se moverá, por ahora”.
En junio, lógicamente, el contexto cambiará y los rossoneri podrán negociar el eventual desembolso con el club alemán. En este marco, sin embargo, ojo con Tosin Adarabioyo, un inglés de la escuela del City que jugará en el Fulham a partir de 2020: en junio será libre para fichar por otro club y el Milan estará en primera fila. En la zaga hay otros tres nombres: Kelly, del Bournemouth, Badiashile y Chalobah, del Chelsea, si el estado físico lo permite.
Independientemente del futuro de los dos 9 actuales (Jovic ha convencido y va camino de renovar, Giroud decidirá al final del campeonato), el Milan sumará nuevos goles en el área: una buena tajada del presupuesto del próximo mercado, si no la mayoría, se invertirá en el delantero centro. Condición indispensable: será un sub-30, mejor si es sub-25. Cuatro nombres están en la lista: Sesko, Zirkzee, Giménez y Jonathan David. También gustan a otros grandes y tienen características diferentes: las direcciones de las posibles negociaciones se cruzan como en un mapa subterráneo.
Lo único que tienen en común los cuatro es su valoración de mercado, que es alta, muy alta: es difícil que baje de los 40 millones. Sesko es el más parecido a los delanteros centro rossoneri de los últimos años -tiene centímetros y fuerza física como Giroud e Ibra-, pero en el Leipzig hace banquillo. Giménez, en cambio, es titular en el Feyenoord y vive del gol: esta temporada ha marcado 21 en 27 partidos, un seguro.
Joshua Zirkzee está solo en el Bolonia: es a la vez primer y segundo delantero, pero también extremo y trequartista, codificarlo es casi imposible. No tiene el instinto asesino de cara a portería, pero se exalta en las noches adecuadas: el Milan sabe algo de eso. David, un viejo conocido, sería el más atípico de los cuatro como 9, pero el talento no se puede cuestionar y la fecha de caducidad en 2025 invita a reflexionar sobre cuestiones de oportunidad: ¿será capaz el Lille de seguir pidiendo la luna por una joya que no renovará?
Sobre Juan Miranda, el Betis izó la bandera blanca en diciembre: el acuerdo sobre la renovación no llega y en verano Miranda dirá adiós. El Milan, en busca de un suplente para Theo que se sume al comodín Terracciano (y a Jiménez, que puede rescatarse pagando 5 millones al Real), lleva tiempo moviéndose, y acumula una justa ventaja sobre la competencia, pero el acuerdo no está cerrado: entre otros, ojo con el Dortmund.
Ningún movimiento concreto, en cambio, en el centro del campo: el Milan, de momento, está mirando a su alrededor. El club sabe perfectamente lo que falta allí en el medio: intensidad y solidez defensiva para proteger a los delanteros de Reijnders. Carney Chukwuemeka, ya tratado en el pasado, tiene el perfil adecuado para unirse al reparto. Y puede que incluso las condiciones: en el Chelsea se siente enjaulado, como tantos ex-Blues que ahora sonríen en el Milan.
THIAW VUELVE EN 20 DÍAS
Aviso a los aficionados del Milan: por favor, lean estos relatos con objetos metálicos a mano. El Milan de 2024, supersticiones aparte, ha invertido una tendencia: el gran, enorme, problema de las lesiones es más un recuerdo que una emergencia. En octubre el Milan tenía siete lesiones musculares, en noviembre fueron cinco, en diciembre cuatro, en enero sólo una: Florenzi parado por una “sobrecarga en la región abductora izquierda”. Ya está de vuelta.
Si entre noviembre y diciembre se escribió mucho sobre las ausencias por lesión -la verdadera y gran explicación del vacío de octubre-, en febrero hay espacio para relatos mucho más tranquilizadores. El Milan ya sólo tiene problemas en defensa, hasta ahora resueltos con la copa Kjaer-Gabbia, positiva más allá de lo esperado. Los titulares, sin embargo, volverán pronto. Malick Thiaw pretende estar en el campo en unos 20 días: será el primero de los defensas en regresar. ¿Para la vuelta con el Rennes? Parece pronto pero… poco más. Fikayo Tomori le seguirá en marzo, al igual que Pierre Kalulu, de baja desde el 29 de octubre, toda una vida.
La pregunta clave es, por supuesto, una: ¿cómo ha vaciado el Milan su enfermería? Dos grandes explicaciones… y para ambas hay que mirar el calendario. La primera: el Milan dejó de jugar dos partidos a la semana a mediados de enero y Pioli, como cualquier entrenador, si sólo puede entrenar un partido a la semana sonríe. Sin el compromiso del miércoles (o del martes, o del jueves), puede aumentar un poco la carga de trabajo y utilizar los días de principio de semana de otra manera, digamos de lunes a miércoles. Los jugadores descansan más, pueden hacer más prevención, asumen menos riesgos.
No es casualidad que Pioli haya alineado siempre la misma formación en los cuatro últimos partidos: la rotación no es necesaria. La segunda explicación está en la diferencia entre dos momentos tan particulares de la temporada. El Milan estaba completamente fuera de ritmo en cuanto al número de lesiones, pero octubre y noviembre son meses críticos para muchos equipos. En esos meses los compromisos se intensifican, los terrenos de juego empeoran, el cuerpo se pone a prueba. Surgen muchos problemas musculares. Enero es menos complejo de afrontar: no hay selecciones, los partidos disminuyen y los problemas físicos también.
El Milan se ha ocupado del trabajo en Milanello en los últimos meses, pero no ha hecho ninguna revolución -los hombres clave siguen siendo los mismos- y ahora mira al futuro con más optimismo. Aparte del caso Caldara, el único jugador que se espera que esté de baja hasta abril es Tommaso Pobega, operado del recto femoral de la pierna izquierda. El reto, mientras tanto, está claro: empezar a jugar dos veces por semana sin lesionarse. El próximo jueves, empezamos.