Okafor: el gran reserva

“Sé tu propio héroe”. Noah Okafor lo lleva tatuado encima de la rodilla, con una inscripción que empieza en una pierna y acaba en la otra: bastante evocador, digamos que no es un tatuaje tímido. Sin ir tan lejos, Noah fue el mejor jugador del Milan hace dos noches contra el Lazio: entró en la segunda parte y marcó un gol decisivo, como ya hizo en Udine en una montaña rusa de partido.

El detalle confirma un par de pensamientos. Una sobre el presente: Okafor es un jugador importante para el Milan porque puede cambiar partidos, no se queja si juega poco y mejora. Una sobre el futuro: en el Milan del mañana, Okafor está ahí. Tiene contrato hasta 2028, no siempre ha sido positivo en la temporada -de hecho, ha estado limitado por las lesiones y en apuros en no pocos partidos-, pero encaja en el identikit de la compra típica del Milan de RedBird.

El Milan gemelo es el equipo que más goles ha marcado esta temporada con jugadores salidos del banquillo: 13. Ningún equipo de las cinco grandes ligas europeas ha llegado tan lejos, y el mérito es de Noah y su gemelo serbio. Okafor y Jovic han cambiado a menudo los partidos en la segunda parte, de maneras diferentes. Jovic es el especialista a domicilio: marcó en Bérgamo, Salerno, Udine, Frosinone. Cuatro goles desde el banquillo. Okafor hizo lo propio en casa contra el Lazio y el Monza, en Udine y de nuevo con el Lazio en Roma. Cuatro también para él.

Las diferencias están en la mirada al futuro. Jovic tiene un contrato que expira a final de temporada, renovable unilateralmente por el Milan. Digamos que su futuro depende de las decisiones del club, con todas las contingencias del caso sobre las estrategias de mercado, el nombre del próximo entrenador y las decisiones de Olivier Giroud, a quien Luka de alguna manera corre el riesgo de estar vinculado. Okafor, en cambio, es una pieza en el mosaico del Milan del mañana.

El Milan, empezamos a seguirle en la era Maldini-Massara, cuando Noah parecía ser el jugador ideal post-Leao. Un chaval del año 2000 con experiencia internacional y calidad como extremo ofensivo, perfecto para ocupar el puesto de Rafa si se marchaba en el verano de 2023. Resultó de otra manera y ahora los dos amicos juegan juntos, una bonita forma de decir que Okafor actualmente juega de reserva y tiene que ganarse una sonrisa en los últimos 20 minutos de cada partido. Por ahora, la cosa va así. En el futuro, quién sabe. Dependerá de su capacidad para crecer, quizá evolucione hacia un jugador diferente.

“Puedo jugar como primer delantero o en un ataque de dos hombres”, decía Noé en tiempos insospechados. El Milan, sin embargo, utiliza muy poco el ataque de dos puntas… y cuando lo hace, coloca a Giroud y Jovic en el área. Okafor jugó de delantero en el Cagliari y lo hizo bien, pero Pioli siempre optó por utilizarlo como exterior por la izquierda, en el clásico tridente milanista. Así pues, predecir el futuro no es difícil. Es probable que Okafor siga en el banquillo contra el Slavia de Praga el jueves en la Europa League y que juegue de inicio contra el Empoli en liga el próximo fin de semana. Para ese domingo, es fácil imaginárselo junto a Jovic desde el primer minuto.

Menos fácil hacer predicciones a medio y largo plazo. Okafor tendrá sin duda una oportunidad en el Milan del futuro, pero tendrá que demostrar que está preparado. En su primera temporada han vuelto muchos elementos de su pasado, tanto positivos como negativos. Los problemas físicos que a menudo le aquejan. La capacidad de impactar con una jugada. Los altibajos. “Tiene feeling con el balón, salta por encima del hombre, es rápido – dijo de él Massimo Ceccaroni, la leyenda del Basilea que le siguió de cerca en su crecimiento -. Dice que puede ser un primer delantero, pero para mí no juega bien de espaldas a la portería. Es cierto que da buena profundidad y no marca 20 goles”. Todo confirmado.

Si miramos a los compañeros de banquillo de Okafor, por supuesto, destaca una excepción. Samuel Chukwueze, en el grupo, es claramente el que más dificultades tiene. En Roma, Pioli no le dio entrada, y Samu, de vuelta de la Copa Africana de Naciones, jugó mal. En Monza fue sustituido en el minuto 45. En Rennes sólo jugó el último minuto. En Rennes sólo jugó la última media hora. Con el Atalanta, se quedó fuera. Los goles en el Borussia Dortmund y el Newcastle siguen pesando, pero el chico turbo que se vio en el Villarreal es, por ahora, un desconocido para el Milan.

SE RETRASA EL CONTRATO DE CAMARDA

El próximo domingo, exactamente una semana. Dentro de una semana, Francesco Camarda cumplirá 16 años y podrá firmar un contrato de tres años. En el fútbol, para muchos jugadores, éste es el verdadero paso a la edad adulta. Hay que manejar la situación con cuidado, porque los grandes de Europa están más que interesados: no existe otro chico de 15 años capaz de jugar con menos edad en la Youth League y debutar en la Serie A.

Antes de entender cómo puede evolucionar la situación, hay un acontecimiento que ahora parece una certeza. La firma del contrato no se producirá en una semana, escenario que hace meses parecía el más probable. La decisión llegará más tarde, y esto también podría ser una ventaja para el Milan: en caso de firmar en julio, el contrato de tres años podría extenderse hasta 2026/27 inclusive, cuando Camarda tendrá 19 años. Si firma ahora, en cambio, el contrato se extendería como máximo hasta el verano de 2026.

El Milan y Camarda tienen un principio de acuerdo, digamos que una voluntad común. En los últimos meses, el Milan le hizo debutar y apostó por él. Francesco está cada vez más vinculado a su club, hizo cantar la curva, vivió su debut en la A y está jugando en la Youth League como protagonista. Está claro que ha habido conversaciones y se ha encontrado una visión común, también porque el Milan es sin duda el club en el que Francesco sueña con jugar.

Sin embargo, la situación está cristalizada y es probable que siga así al menos unas semanas más. Corresponderá a ambos -el jugador y el club, con Zlatan Ibrahimovic inevitablemente implicado en su papel de mano derecha de Cardinal- tomar una decisión definitiva. Es evidente que el Borussia y el City Europa han tomado buena nota.

El Borussia de Dortmund fue de los primeros en mover ficha y de los menos sorprendidos a las 22:29 del 25 de noviembre, cuando Francesco debutó en la Serie A. Eran los días en que el ataque del Milan estaba bajo mínimos, con Jovic en el campo y él en el banquillo. Sin Giroud, que ese día miraba desde la grada. Ni Okafor, lesionado.

Camarda fue el hombre -er, el niño- del día, pero desde entonces ha recuperado afortunadamente su dimensión de quinceañero: juega con regularidad con el equipo Primavera, ha marcado contra el Psg en un revés, contra el Sassuolo (gran gol de cabeza) y contra el Inter en el derby. Los clubes interesados, sin embargo, siguen siendo muchos y, entre los muchos, hay que seguir al City porque en su City Football Group hay un club italiano, el Palermo. La decisión llegará más tarde y la situación sigue siendo delicada aunque, eso sí, se mantiene un optimismo subyacente.

EL FUTURO DE PIOLI EN MAYO

Entre Stefano Pioli y el final de su quinta temporada en el Milan hay trece partidos y un asterisco. Ahí, ese asterisco puede marcar toda la diferencia del mundo: si Pioli consigue añadir otros cinco partidos al calendario rossonero, hasta la noche del 22 de mayo en Dublín, sus opciones de seguir en el banquillo milanista dentro de un año aumentarían considerablemente.

Y si terminara con un éxito -la Europa League levantada por sus jugadores-, esas posibilidades se dispararían: un trofeo, el único internacional que falta en la vitrina repleta de estrellas de Via Aldo Rossi, pintaría la temporada del Milan y de Pioli. Del gris a los colores, de la carrera por el Scudetto ya terminada en febrero al primer éxito de la era RedBird, todo cambiaría, incluido el futuro del banquillo, por supuesto: en la cúpula del Diavolo lo saben y por eso cualquier juicio definitivo sobre el entrenador se ha pospuesto hasta el final de la temporada.

El presente, sin embargo, no puede ser ignorado, así como los juicios a medio plazo, pronunciados por el propio Gerry Cardinale en vísperas del Lazio-Milán: “Ibra y yo no estamos satisfechos con el hecho de que no seamos el número uno en estos momentos en la Serie A”, dijo el propietario rossonero. A estas palabras no siguió una respuesta de Pioli: “Nunca he comentado las palabras del propietario: como tal, el propietario tiene el derecho y el deber de hacer sus propias valoraciones”.

La respuesta, más bien, la dio su Milan en el Olímpico contra el Lazio, ganando un partido sucio, por momentos sufrido, vivido contra las cuerdas de los nervios y el orgullo, siempre tenso en el momento justo. El equipo, en definitiva, demostró una vez más estar conectado a Pioli: es uno de los puntos fuertes del entrenador, también a ojos de la propiedad. En la cúpula llevan tiempo dándole vueltas, pero las cuentas no saldrán hasta dentro de tres meses: si el primero de los cambios evocados por Cardinale afectará al banquillo, sólo se producirá cuando el balón esté asentado, cambiar en marcha no está en los planes del club, y menos en este momento.

En la balanza de Cardinale, Ibra y la dirección lógicamente termina cada aspecto de la temporada de Pioli. Y los 13 puntos de desventaja respecto al Inter, la salida de la fase de grupos de la Liga de Campeones, las 35 lesiones de esta temporada, con los problemas musculares como principal causa (24 bajas en total, y el departamento defensivo central reducido a la mínima expresión entre noviembre y febrero), son aspectos críticos que pesan, de momento más que los positivos, que los hay.

Y de los que la propiedad tiene en cuenta, desde la zona Champions firmemente en manos de los rossoneri hasta la capacidad de reacción del equipo en situaciones “entre la espada y la pared”. Esas situaciones podrían repetirse en la Europa League: en una copa cuentan los detalles y el margen de error es mínimo (Rennes enseña). Pioli lo sabe: su historia rossonera ha sido una montaña rusa desde agosto hasta hoy. Pero también sabe que ese asterisco puede llegar a ser como la llamada telefónica de un viejo comercial: puede alargar su vida y quizás cambiarla una vez más.