Praga es un pensamiento lejano. Giorgio Furlani estará hoy en la República Checa con Ibrahimovic y Moncada y quizá piense en el fútbol. Las últimas 48 horas, sin embargo, han sido de las más difíciles de su vida: la Guardia di Finanza en su casa de madrugada, registros en su sede, su nombre en los periódicos. Los aficionados del Milan llevan horas hablando de sanciones y multas.
Y también se habla mucho de la Presentación a Inversores, un documento con el que la actual propiedad presentó la oportunidad del Milan a posibles nuevos inversores en Arabia y Oriente Medio. Un documento que acabó -no está claro cómo, y esto también es interesante- en manos de la Fiscalía. De esos papeles los fiscales milaneses Giovanni Polizzi y Giovanna Cavalleri derivan la sospecha de que el préstamo al vendedor podría permitir a Elliott controlar parte del Milán.
Por ello, los consideran cruciales para conocer la verdadera propiedad de la empresa. Así, el pasado y el futuro forman parte del mismo juego: entender lo que ocurrió con Pif u otros fondos en las discusiones sobre el futuro puede tener consecuencias en la atribución de responsabilidades por la gestión del Milan en los dos últimos años. Las búsquedas también proceden de aquí.
El miércoles reinó cierta calma, a excepción de una novedad: los fiscales también quieren ver claro el precio de venta de Elliott a RedBird. Milan cambió de manos en 2022 por 1.200 millones de euros, una suma que incluía el préstamo de vendedor de 560 millones de euros, el préstamo del vendedor (Elliott) al comprador (RedBird). La fiscalía quiere saber ahora si ese precio es justo o esconde irregularidades. El debate está abierto.
Por un lado, el precio parecía elevado allá por 2022, teniendo en cuenta que el algoritmo Football Benchmark asignaba al Milan un valor de 578 millones. Por otro, es cierto que las valoraciones de los clubes están sujetas al mercado y obedecen a variables que no siempre se pueden objetivar. No es casualidad que quienes creen que la valoración es correcta señalen que Forbes, el 31 de mayo de 2023, valoró al Milan en 1.280 millones y que Football Benchmark, en el mismo 2023, elevó la estimación a 1.060 millones. Además, es cierto que Elliott recibió en 2022 una oferta de alrededor de 1.100 millones de Investcorp.
Así las cosas, conviene resumir lo que está ocurriendo en el Milan. El lunes se registró la sede del club y se investigó a cuatro personas, entre ellas Giorgio Furlani, actual consejero delegado del Milan, e Ivan Gazidis, ceo entre 2018 y 2022. El presunto delito es obstrucción al ejercicio de las funciones de las autoridades públicas de control, en particular la FIGC, considerada por los fiscales un organismo público en sus actividades de supervisión. Los documentos muestran claramente que Elliott sigue siendo el propietario del club.
RedBird respondió a través de un portavoz: “RedBird Fund IV y sus suscriptores poseen el 99,93% del AC Milan. La idea de que RedBird no posee y controla el Milan es absolutamente falsa y se contradice con todas las pruebas y hechos. Tras el cierre, Elliott concedió un préstamo a RedBird con vencimiento a tres años y sin derechos de voto. Nuestro objetivo es devolver al Milan a la cima de la Serie A y del fútbol europeo; todo lo demás resta tiempo a la consecución de este objetivo. No hay conversaciones en curso con ningún inversor que pudiera ejercer el control del club. RedBird es el propietario mayoritario del Milan y seguirá siéndolo”.
En resumen, el juego está abierto, y tan tenso como sea necesario. Y es importante subrayar que sobre la mesa de los fiscales, por ahora, no hay otros delitos societarios ni imputaciones en referencia al Decreto Legislativo 231 de 2001, que se refiere a la responsabilidad de las entidades por los delitos cometidos por sus directivos. A nivel penal, el Milan es un tercero: por ahora, a diferencia de Furlani y Gazidis, no corre peligro. Los grandes interrogantes, en todo caso, se refieren a la justicia deportiva. Quien quiera hacer predicciones sobre el Slavia-Milán, que tome asiento. Sobre la investigación bien, no es el caso de tener certezas: faltan demasiados papeles, demasiados análisis, demasiados discursos.