Un murmullo subyacente -cuando no una crítica descarada- ha ido creciendo con el paso de las semanas. La gente al otro lado del Canal de la Mancha está pendiente de las actuaciones de Ruben Loftus-Cheek, y luego de las de su selección, y surge la pregunta: ¿por qué Southgate no incluye al centrocampista rossonero en sus elecciones? Entre otras cosas porque no es que Inglaterra sea precisamente una cascada de burbujas estos días. De momento no hay nada que hacer, la Eurocopa está a la vuelta de la esquina y a estas alturas no es fácil pensar en un cambio de rumbo, como imagina el propio interesado: “Ojalá, pero de momento parece difícil que me convoquen -había dicho en los últimos días-. Inglaterra, sin embargo, es sólo una consecuencia del rendimiento en el Milan”.
Ahí lo tienen. Uno se pregunta qué más podría hacer Rubén para ganarse la atención de su entrenador. Porque todo está a la vista: Loftus, como parte de una estimulante parábola muy similar a la de Pulisic, fue arrebatado al Chelsea por el Milan y simplemente regresó al fútbol. Su última aparición testimonial con la camiseta de los Tres Leones fue en noviembre de 2018, veinte minutos en un amistoso contra la selección estadounidense de Pulisic, cuando ambos ni remotamente hubieran imaginado compartir futuro en el club rossonero.
Mientras tanto, a la espera de que Southgate tome sus decisiones definitivas, Rubén puede volver a intentar tentarle: le basta con seguir como hasta ahora. Básicamente, un delantero más. Con el de Florencia llegamos a los 10 goles en la temporada, una cifra que iguala su récord personal en el curso 2018/19 en el Chelsea. Esta vez, sin embargo, aún quedan siete partidos de liga (con el Lecce estará sancionado) y, en el peor de los casos, dos de Europa League.
En definitiva, sólo hay margen de mejora y, hablando de mejora, así lo ve él: “En mi rol actual me siento bien. Pioli me da constantemente su opinión, incluso a través de vídeos. Trabajo con el entrenador y sus colaboradores en el análisis de mi juego. Y luego está Ibra, que me dice que me lance al área (en el sentido de insertarme, obviamente…, ed) y sea decisivo”. Pues bien, a juzgar por los resultados, Rubén se está divirtiendo mucho jugando en esta particular posición que le cosió Pioli, una de las muchas claves tácticas que el técnico ha sabido acertar en sus años en Milanello.
En cuanto a las posiciones estáticas, en el 4-2-3-1, Loftus sería el hombre en el centro de los tres cuartos. En pura teoría el trequartista que sugeriría al delantero. En teoría, de hecho, porque en realidad Rubén hace algo totalmente distinto, llamado -en particular- a enlazar los tres cuartos y el centro del campo. Doble fase de sustancia, físico y goles, porque actuando obviamente en territorio más avanzado que un centrocampista canónico, se encuentra más cerca de la portería. El resto lo hace su capacidad de inserción, sentido de la posición y habilidad para ocupar espacios donde los marcajes son menos apremiantes. Rubén es el que aparece delante de ti cuando no te lo esperas, o cuando estás tratando a otro.
Piedra angular de este Milan a estas alturas, tanto que contra el Lecce, sin él, habrá que reconstruir tácticamente el equipo. ¿Quién en su lugar? ¿Bennacer? ¿Adli? ¿O, más fácilmente, un 4-1-4-1 ya visto y funcionando bien? El Diavolo también tendrá que buscar formas diferentes de marcar goles, teniendo en cuenta la abundante producción de RLC: en 2024 es, con diferencia, el rossonero más prolífico, con 9 de sus 10 goles marcados desde el 7 de enero (Empoli). Le siguen Leao (7), Pulisic (5) y Giroud (4). Al otro lado del Canal de la Mancha hay cierta expectación.