Quinta victoria consecutiva (séptima en total) para los rossoneri, que confirman su gran momento de forma y encarrilan el choque de Europa League contra la Roma. Goles de Pulisic, Giroud y Leao, Krstovic expulsado en el minuto 45. El sol tempranero de Primavera besó la frente de un Milan cínico y sereno, nunca en tan buena forma como en los últimos meses. Pioli le endosó tres goles al Lecce, se aseguró la segunda plaza y dio las gracias a las estrellas de siempre: Pulisic, Leao y Giroud, además de un Chukwueze en plena forma.
San Siro fue un cóctel de buenas noticias: otro gol de aplauso de Pulisic, el juego de Adli como un metrónomo bien entrenado, el larguero de Theo desde treinta metros y la ligereza de un equipo que había encontrado el equilibrio tras meses en la tormenta. En noviembre, precisamente contra el Lecce, el Milan se adelantó por dos goles y luego sufrió una remontada, pero esta vez gestionó el partido con serenidad, ayudado por la tarjeta roja de Krstovic al final de la primera parte.
La nave rossonera zarpó con un cambio de funciones en la tripulación. Chukwueze en la derecha y Pulisic en el tres cuartos, el papel en el que se distinguió con el Borussia Dortmund. El estadounidense mantuvo el timón recto durante todo el partido y además marcó un gol, el enésimo de una temporada extraordinaria: en el minuto 5 Chukwueze saltó por encima de dos rivales por la derecha y sirvió a CP11 al borde del área. El ex del Chelsea apuntó, chutó y batió a Falcone con un zurdazo con la zurda. Décimo gol en la liga, 13º en la temporada. Nunca tan bien en su carrera.
Antes de exultar bajo la curva, abraza al nigeriano y lo señala varias veces, subrayando su mérito. Tuvo una gran actuación: Samu regateó, esprintó, creó ocasiones en serie y puso en apuros a Gallo, esta vez menos ofensivo que de costumbre. Es fácil adivinar por qué. Finalmente, en el minuto 10, Samu volvió a poner en pie a San Siro, llevándose merecidos aplausos: arrancó desde la derecha, saltó por encima de tres rivales y sirvió a Leao, que chutó fuera por poco. El manifiesto de un jugador redescubierto. Sólo le faltaba continuidad.
El Milan cerró el partido en el minuto 20 con el Giroud de siempre, ayudado por la astucia y un hombro afortunado. En un saque de esquina botado por Adli, muy ordenado durante todo el partido, el francés se anticipó a Blin y marcó… con el hombro. Un 2-0 fácil. Decimotercera perla en el campeonato. En ese momento, el Lecce intentó subir la guardia hundiéndose por las bandas, especialmente con Banda y Dorgu, pero la defensa se mantuvo firme y sólo concedió un par de conclusiones desde fuera del área, bloqueadas por Maignan.
El único punto positivo fue el centro de González tras asistencia de Ramadani desde la derecha (minuto 29), antes de que Krstovic recibiera roja directa por falta sobre Chukwueze (minuto 41). Hay contacto -pierna alta, tensa-, aunque el montenegrino no ve venir a su adversario e interviene instintivamente para arponear el balón. Massimi no lo duda: roja. Krstovic se perderá el decisivo partido contra el Empoli del próximo sábado.
La reanudación fue un elogio de los gestos técnicos. Esos por los que merece la pena pagar la entrada en un sábado primaveral y disfrutar de un Milan concentrado y hermoso. El gol de Leao -su sexto en liga, duodécimo de la temporada- vino de una bonita jugada de Adli en la línea de tres cuartos. El francés levantó la cabeza y alimentó al portugués con un pase en profundidad de 25 metros que atravesó el campo. Rafa agradeció, perforó a Falcone y exultó imitando una tabla de surf. El Lecce, por su parte, protestó porque la acción del gol se debió a un contacto entre Theo y Almqvist en el área.
Massimi lo pasó por alto, pero mientras tanto el presidente giallorossi, Sticchi Damiani, primero aplaudió irónicamente y luego abandonó la grada en señal de protesta. El resto del partido fue de gestión: en el minuto 64, Hernández estuvo a punto de marcar otro gol en la Eurocopa en su historia rossonera con un zurdazo desde treinta metros. Centro completo.
En el minuto 75, sin embargo, Maignan desvió el derechazo de Almqvist desde una posición desviada. El sueco, que entró al final de la primera parte junto a Piccoli, resultó ser la única arma punzante de Gotti, que dejó San Siro sin goles. Los rossoneri, no obstante, celebraron su quinta victoria consecutiva en la Serie A y un segundo puesto cada vez más sólido. Ahora se dirigen al Roma. En juego, la semifinal de la Europa League. En un concepto, toda la temporada.