No es el Milan de las semifinales de la Europa League, ni tampoco el del derbi: desde Reggio Emilia, Pioli esperaba coger impulso para seguir hacia Roma y regresar a San Siro dispuesto a frenar al Inter. En lugar de eso, el Milan no dio un paso adelante, sino uno atrás. Quizá incluso dos, o tres como los goles encajados por el penúltimo de la tabla. El Sassuolo lamentó los tres puntos perdidos de cara a la salvación: de poco sirvió el 3-3.
Si la actitud con la que el Milan espera saltar al campo el jueves en el Estadio Olímpico es la que tuvo por la tarde ante el Sassuolo, sus opciones de remontada se esfuman. Tras poco más de diez minutos, los rossoneri perdían por dos, apáticos, desatados, fuera de fase. Su rival sólo necesitó dos embestidas para adelantarse por partida doble: Kjaer y Thiaw se mostraron frágiles en ambas ocasiones. La primera a los 3 minutos: irrupción de Volpato por la derecha y balón al centro para Pinamonti, ex nerazzurro que burla a Sportiello a la primera de cambio. Ocho minutos para el doblete: la acción se desarrolla esta vez por la izquierda, con Laurientè arrancando y rematando.
El Milan demasiado, demasiado distraído: un error que se repite a menudo en la salida. No era cuestión de titulares o reservas: Pioli salió con Theo, Loftus-Cheek y Leao, tres titulares. Son distracciones colectivas y sólo después de que el toque de atención haya sonado dos veces, el Milan vuelve a ponerse en marcha. Lo hizo con todos sus hombres: Thiaw fue el primero en encarar a Consigli, Chukwueze golpeó pero estaba en fuera de juego. A continuación, lo hizo con un súper Leao: Rafa saltó por encima de dos hombres en la frontal y metió un córner con la derecha. Una jugada individual que devolvió el vigor al equipo y al propio Leao: Pioli le había confirmado en el once precisamente para desterrar la melancolía post-Roma. La defensa seguía bailando (cuando Laurienté se ponía en marcha era un peligro) y el ataque lo intentaba, pero sin puntería: Chukwu y Theo empujaban pero eran imprecisos en sus elecciones, Musah se insertaba pero se estrellaba contra la defensa rival, Jovic seguía aislado.
Si perseverar es diabólico, el Milan lo sabe mejor que nadie: en la segunda parte, en lugar de la reacción final de los primeros 45 minutos, los rossoneri volvieron a caer. ¿Abajo? No. Laurienté volvió a aprovecharse del despiste defensivo del Milan, logrando aprovechar el segundo error en el desmarque de los centrales rossoneri. Era el 3-1. Pioli corrió a cubrirse con Gabbia (fue Kjaer quien pidió el cambio por lesión y se fue directo al vestuario: mala actuación), Reijnders y Giroud. Como en la primera parte, fue la magia de Leao la que volvió a meter al Milan en el partido: a la indicación de Rafa, ahí estaba Jovic en el centro dispuesto a hacer el 3-2 en el rechace de Consigli.
Y una vez más, sólo los golpes del rival llamaron a la reacción rossonera: cabezazo de Giroud, el segundo (precioso) gol anulado por fuera de juego de Chukwueze, Pulisic disparando la invitación de Aldi por encima de Consigli. Y finalmente Okafor, que acababa de entrar, encontró el empate en un saque de esquina. El Milan se lanzó al ataque: Jovic en el centro, Pulisic, Giroud (otro error bajo palos) y Okafor en punta. Pero las últimas noticias seguían llegando de la tambaleante defensa: Thiaw acabó renqueante y ya amonestado, lo que como amonestación significa la sanción en el derby. Primero, sin embargo, el Roma, y si Pioli y el Milan creen que pueden darle la vuelta, primero deben cambiarse a sí mismos.