Parece que la tormenta solar azotó San Siro, que volvió a brillar en la segunda parte tras 45 minutos de oscuridad. Gracias a un reencontrado Leao, a Sportiello y al habitual Pulisic, el «one man show» de un partido de dos caras con una mitad a oscuras, antes de volver a ver las luces bajo las estrellas. El Milan ganó 5-1 al Cagliari y archivó el expediente tras recibir rechiflas.
La curva permaneció en silencio durante todo el partido, mientras que el resto del estadio murmuró durante un tiempo y luego aflojó. Con estos tres puntos, el Diavolo volvió a la senda del triunfo tras seis partidos sin lograrlo (incluida la Europa League), una victoria que aún no da la certeza aritmética del segundo puesto, pero que de paso entrega la certeza de participar en la próxima Supercoppa di Lega. Los sardos, por su parte, siguen enredados en el grupo de la salvación, con 33 puntos.
Los primeros 45 minutos son un canto a la insatisfacción. A las miradas pensativas y casi aburridas de los aficionados milanistas, aún más melancólicas por las exclusiones de Calabria, Theo, Leao y Tomori, sentados en el banquillo por Pioli tras partidos turbios. Además, el partido se abrió con otra pancarta de protesta del Sud: «Exigimos y merecemos un club fuerte y ganador». Y efectivamente, San Siro gruñe. Les molestaron un par de aperturas erróneas, un mal regate de Musah dentro del área y un regate de Luvumbo, que hizo bien en librarse de las garras de Gabbia, pero no tanto en servir a Shomurodov.
Lo más destacado de una tarde silenciosa fue un derechazo de Florenzi desde fuera del área en el minuto 10, desviado por Scuffet, antes de la ventaja de Bennacer en el 35′. El argelino enganchó un zurdazo y perforó la portería vacía tras una insistente jugada de Pulisic por el carril izquierdo. Llevaba más de un año sin marcar -6 de mayo de 2023, Milan contra Lazio 2-0- y esta vez el júbilo fue para su madre. Bennacer, que saltó al campo con el apellido de su madre en la camiseta como todos los demás, ríe entusiasmado mientras muestra al estadio lo que lleva escrito en la espalda: «Bensahnoun». El apellido de la mujer más importante de su vida.
Tras una primera parte carente de ocasiones y emoción, Pioli llama la atención de San Siro al mandar a la cancha a… Rafael Conceicão. El juego de palabras recuerda al entrenador del Oporto en el punto de mira rossonero, pero en realidad se trata del apellido de la madre de Leao, que fue recibido con aplausos. El portugués estuvo inmediatamente a punto de marcar, al golpear el larguero con su platillo en el minuto 48, tras una nueva irrupción de Pulisic por la banda, esta vez la derecha.
El procedimiento habitual: falta al estadounidense y algo sale. Volveremos a hablar de ello. En el Cagliari, en cambio, no hay nadie con ese nombre. Luvumbo no pasó de acelerar al espacio, Shomurodov desperdició varios pases fáciles y el centro del campo no filtró. El único que lo intentó fue Matteo Prati, un joven de 20 años del Rávena, que fue lo bastante bueno como para inquietar a Sportiello en dos ocasiones. La ocasión más peligrosa llegó en el minuto 57: un derechazo desde fuera fue bloqueado a córner.
En ese momento volvieron a encenderse las luces: Pulisic recortó hacia el centro, Leao la sirvió y el estadounidense anotó su undécimo gol en la Serie A (59′). Pero el Cagliari despertó y puso en aprietos el orgullo rossonero, que se mostró de todo menos sólido en defensa. Zappa habilitó a Nández con un centro que cruzó toda el área. El uruguayo marca y va a por el balón, Sportiello levanta los brazos y los rossoneri cobran su undécimo gol en los últimos cinco partidos.
Esta vez el culpable fue Musah. Sin embargo, la iniciativa de los sardos se detuvo ahí. En el minuto 74, Reijnders marcó con un derechazo desde 20 metros, mientras que a 6 minutos del final, Leao hizo lo que mejor sabe: arrancó, corrió, superó al portero y puso el póquer, ante la ‘manita’ de Pulisic con un derechazo raso.
Con los grandes, es otro Milan. Hubo otros tres momentos dignos de mención: la entrada de Theo en el campo, recibido con aplausos, el regreso de Pobega a los terrenos de juego tras cinco meses y un Sportiello de nuevo decisivo. En el minuto 79 salvó dos veces al Milan, al desviar hacia la portería un córner complicado y luego un derechazo de Shomurodov, que acabó en el larguero. Uno de los focos de San Siro.