El 22 de mayo de 2022, el Milan y Stefano Pioli celebraron el último Scudetto rossonero: una alegría apasionante y en cierto modo inesperada. El 22 de mayo de 2024, ayer, Stefano Pioli supo oficialmente que ya no era el entrenador del Milan: sin sorpresas esta vez, el final de la historia ya estaba escrito. Contra el Salernitana, el último capítulo.
Los dos acontecimientos están conectados de algún modo: Pioli es el entrenador que devolvió al Milan a lo más alto de la clasificación y entre los cuatro grandes de Europa. Llegado en octubre de 2019, había encontrado un grupo confuso y sin identidad, solo para convertirlo en un equipo ganador y reconocible: la fama recuperada también a nivel internacional. La semifinal de Champions fue en mayo de 2023, hace un año. La doble derrota contra el Inter, el recuento de derbis perdidos que ha crecido esta temporada y la sensación generalizada de que hemos llegado al final de la historia.
El Milan, en estas horas, lo comunicará así, después de habérselo dicho al entrenador: no con una breve nota, sino con palabras que hablen de la estima y la gratitud por el técnico y la persona. El club quiere que San Siro le reconozca con el mismo afecto y así será: el «Pioli is on fire», que se encendió tras el triunfo en el Scudetto y luego se apagó en un periodo de crisis, podrá resonar una vez más. Pioli deja al Milan segundo, clasificado en la Liga de Campeones por cuarta vez consecutiva, y en la Final Four de la Supercopa de Italia.
Todos resultados positivos, que sin embargo no fueron suficientes para evitar las críticas (aparte de los derbies, también una discontinuidad de rendimiento que dejó el camino libre al Inter allá por abril) y sobre todo días, semanas, meses de rumores de mercado e indiscreciones sobre su sucesor. «Cuando llegué, encontré al Milan en una situación determinada. Cuando me vaya, si me voy, será en otra situación”, había afirmado Pioli en los últimos días. Y de nuevo: ‘¿Yo pararrayos? Entre las tareas del entrenador también está ésta’. El director general Furlani le había protegido públicamente tras el partido contra la Juve, pero el trabajo para iniciar el nuevo curso ya había comenzado.
La historia que comenzó hace casi cinco años llegará a su fin a todos los efectos el sábado por la noche. Cuando ya habrá llegado el anuncio oficial. Una forma de evitar el bochorno y dar al entrenador la pasarela que -para el club- tanto se merece: por eso intentarán regalarle una última noche especial en San Siro. El resto, a partir del lunes: los términos técnicos del divorcio, las cuentas sobre el dinero que recibirá Pioli, un posible acuerdo sobre la indemnización.
Pioli tiene un contrato que expira en 2025 a razón de cuatro millones y medio netos por temporada. Una cifra que pesaría algo menos de diez millones en el balance del Milan y que, obviamente, el club pretende descontar. Pioli, al mismo tiempo, tendrá que valorar cuáles podrían ser las opciones alternativas de futuro. En los próximos días comenzarán las verdaderas negociaciones.
La mesa de negociaciones también comprometerá a la dirección rossonera para definir la llegada del sucesor. Todas las pistas, una más cada día, conducen a Paulo Fonseca, que acaba temporada y contrato con el Lille. Los franceses le ofrecerían una renovación, al igual que el Marsella querría mantenerlo en la Ligue 1: la llamada del Milan es más fuerte que nada. El nombre no calienta la plaza pero el precedente puede ser alentador: Pioli fue recibido por los #Pioliout, Fonseca corre el riesgo de ser anticipado por los #Nonseca. Pioli ganó un Scudetto, Fonseca tendrá que hacer lo mismo.