Un gigantesco signo de interrogación habita la Casa Milan desde hace un mes. Domina a todos desde arriba, imponente: ¿qué le espera? El interrogante es el futuro de Rafa Leao. Desde hace un mes, un intermediario de confianza de papá Antonio habla con Arabia Saudí, en concreto con el Al Hilal, para saber si el interés mostrado es sincero y concreto.
Sobre la sinceridad, pocas dudas: Rafa gusta mucho en Arabia y es visto como un campeón capaz de convertirse en una estrella en la liga de Cristiano Ronaldo y Sergej Milinkovic Savic. Sobre la concreción, aún no estamos ahí: el Milan no ha recibido ofertas, como mucho ha leído y tomado nota de la hipótesis. Como sabe que Leao es candidato al puesto post-Mbappé en el Psg: siempre puede llegar una propuesta irrechazable de París. El problema es que hay dos problemas en esta historia: ‘cuánto’ y ‘cuándo’.
El primer problema es un clásico del mercado: el precio del traspaso. Con la renovación de 2023, el Milan ha incluido una cláusula de 175 millones en el (rico, muy rico) contrato de Rafa. El precio, para el club, es ése. Sin embargo, está claro que, en este mundo, siempre se puede negociar. La lógica dice que el Milan no aceptará propuestas de dos cifras, pero por debajo de 100 millones se abriría el dilema: ¿vender o mantener? Leao a lo largo de los años se ha desdoblado como pocos, quizá como ninguno en el Milan. Con él, todo está sobre la mesa: méritos y defectos, sin filtro como los cigarrillos.
Sólo hay que mirar para entenderlo. Rafa es un jugador fantástico en el uno contra uno, probablemente el atleta más impresionante de la Liga. En casi todos los partidos tiene un par de momentos de omnipotencia en los que crea una ocasión, se salta a tres hombres al contraataque, deja una jugada prohibida a los humanos. El caso es que, con igual regularidad, Rafa está ausente, andando y un poco de soslayo, demostrando que tiene mucho que mejorar en su disparo, en su desplazamiento sin balón, en su remate de cabeza. Lleva tres temporadas marcando (más o menos) 15 goles por temporada, que no son pocos. Pero para un talento como él, en un contexto como la Serie A, tampoco son demasiados.
El segundo problema es más particular: el momento de la oferta. El mercado en Arabia avanza más despacio de lo que los clubes estaban acostumbrados hace un año y ni siquiera el Psg tiene intención de precipitarse. Para ser claros: no hay aires de ofertas a corto plazo. Es mucho más probable que la propuesta, si la hay, llegue en julio y quizá se prolongue hasta agosto.
Para el Milan, esto es claramente un problema. Leao puede estar interesado en Arabia, pero para el club habría un doble problema: dejar marchar a su jugador más importante y tener tiempo para reconstruir el equipo. Evidentemente, hay una diferencia entre poder gestionar un tesoro en junio y tener que acudir al mercado en los últimos 15-20 días, con las ligas a punto de empezar y los clubes empeñados en declarar intransferibles las alternativas de Rafa o pidiendo la luna por sus atacantes de campo.
Así pues, la conclusión es lógica: el gran adiós de Leao tras cinco años en el Milan -todo un terremoto- es posible pero no probable, ni mucho menos fácil. Entre otras cosas porque para el recuerdo quedan las palabras de Ibrahimovic de hace una semana: “Maignan, Theo y también Leao se quedarán”. Neto. En lugar del signo de interrogación, Zlatan puso un signo de exclamación con la mirada.