Para los competitivos, son dos contra uno. Para los que, más pragmáticos, se ocupan de sus propios asuntos, son dos por el precio de uno. Porque eso es lo que dice la calculadora: Romelu Lukaku y Tammy Abraham, juntos, hacen un Joshua Zirkzee, y el Milan también está pensando en ello. El belga y el inglés circulan actualmente por carreteras paralelas, pero no es seguro que los dos caminos no acaben cruzándose y fluyendo en la misma dirección. La que conduce al centro del ataque rossonero.
Para entender el juego entrelazado, es necesario partir del punto de partida, es decir, Zirkzee. Al menos desde la pasada primavera, el holandés es el gran candidato a hacerse con el legado de Giroud y el Milan estaría dispuesto a pagar por él los 40 millones de cláusula que le liberarían del Bolonia. La cuestión es que la operación ha encallado por los costes “accesorios”, es decir, esos 15 millones en comisiones que pide el agente de Joshua y que elevan el coste de Zirkzee a 55 millones en total.
Lukaku, que regresó al Chelsea tras su temporada cedido en la Roma, también tiene una cláusula de salida similar (43 millones), pero el Milan baraja otras fórmulas para Big Rom: negociar con los Blues sobre la base de 25-30 millones, o esperar a la última parte del mercado para intentar superar la vía del préstamo. Mientras tanto, los ejecutivos de Portello también estudian otros perfiles. Y aquí es donde entra en juego Abraham, un delantero centro que Paulo Fonseca vería con buenos ojos en su equipo milanista.
El inglés, que había dejado paso a Lukaku en el Chelsea al fichar por la Roma en el verano de 2021 y que fue el suplente del belga en los giallorossi la pasada temporada, tiene contrato hasta 2026 y puede abandonar la capital. La Roma, que le había pagado 40 millones, valora su ficha en unos 30 millones, pero el coste residual en el balance es de unos 16 millones: es realista suponer entonces que por una cantidad de entre 20 y 25 millones Abraham podría cambiar de camiseta. Así pues, si el Milan decidiera organizar el doble traspaso de Roma a Milán para Tammy y Romelu, el gasto total no estaría lejos de los 55 millones necesarios para hacerse con Zirkzee.
Lo que rompería el equilibrio en el caso de un doble nueve, si acaso, serían los salarios. Invertir en Zirkzee, con quien hay un acuerdo por un salario de cuatro millones y subiendo, permitiría al Milan contener los gastos y seguir construyendo dentro del perímetro de la política querida por el club. Ir a por Lukaku o Abraham (o ambos), elevaría el gasto: el ex delantero centro del Inter gana 7,5 millones por temporada más primas, mientras que por el inglés rondamos los 5 millones más una prima. En ambos casos, se situaría a la cabeza de la ‘tabla clasificatoria’ de los mejor pagados de la plantilla rossonera, actualmente liderada por Leao, con 6,5 millones.
Además de las cifras, lógicamente, están las valoraciones técnicas. Y en este terreno volvemos al dos contra uno: el Milan, que ha vuelto a ser grande con dos bombarderos de más de 30 años -primero Ibra, luego Giroud- está en una encrucijada. ¿Es mejor apostar por un joven como Zirkzee (23 años) o por dos 9 experimentados como Lukaku, de 31 años, y Abraham, de casi 27 (de vuelta tras una larga lesión de rodilla)? El propio Ibra dictó recientemente sentencia: “El equipo del año que viene será aún más joven, y Fonseca es el entrenador adecuado para trabajar con gente joven”. Para el próximo hombre gol del Diavolo, sin embargo, se permite evidentemente una excepción. Ibra, Fonseca y todo el Milan así lo creen.