El lunes 8 de julio no será un texto. No dará necesariamente indicaciones precisas sobre todo, no servirá para dividir la plantilla rossonera en las clásicas casillas de “seguro”, “en duda” y “salida”. El lunes 8 de julio es el día en que el Milan se reúne, y está claro que la mayor noticia del verano de 2024 es la nueva dirección técnica. Paulo Fonseca, aunque oficialmente está de vacaciones, ya lleva un tiempo ocupándose oficiosamente del puesto.
Como cada mes de julio, Milanello será un puerto de mar en los primeros días de trabajo, con jugadores de la plantilla, futbolistas que regresan de su cesión, jugadores del equipo Primavera y -otra novedad este año- el Milan Futuro trabajando a pocos pasos. También porque en la idea del club, primer y segundo equipo formarán un único grupo de trabajo. No físicamente sobre el terreno de juego, pero sí desde el punto de vista conceptual de la planificación y el diseño. Así que, en medio de todo este tráfico veraniego, ¿quién podría decir adiós? En otras palabras: ¿quién podría ser prescindible en el mercado, aparte de los que regresan de préstamos destinados a marcharse de nuevo?
Empecemos por decir que, a ojos de la dirección rossonera, no hay nadie con la clásica etiqueta de incedible. Como demuestra Tonali, en caso de una oferta justa, cualquiera puede marcharse, incluso la mammasantissima. Luego hay jugadores de los que el Diavolo podría desprenderse, digamos, sin rasgarse las vestiduras. Y siempre ante una oferta adecuada, claro. Neto de posibles operaciones de préstamo.
En defensa, hay dos-tres nombres. Uno es Florenzi. En este caso, el quid de la cuestión no gira en torno a la oferta -hablamos de un jugador de 33 años al que sólo le queda un año de contrato-, sino al entrenador. De hecho, la experiencia con Fonseca en la Roma no fue positiva para Alessandro, tanto que en enero de 2020 dejó la capital tras ocho años para emigrar a Valencia. Pero ojo: con su marcha, el equipo perdería otro senador experimentado tras Kjaer y Giroud, además de un jugador reserva capaz de jugar en ambas bandas.
Permaneciendo en la defensa, no hay certeza sobre el destino de Thiaw. Una incógnita generada por una última temporada en la que el alemán, muy mermado por las lesiones, no maduró como se esperaba. Un precio interesante para el Milan podría rondar los 40 millones. Discurso fotocopiado para Kalulu, que también ha retrocedido (y también está aquejado de problemas físicos). En el centro del campo, Bennacer parece cada vez más tentado por una aventura árabe, aunque en su caso haya ahora mismo una cláusula de 50 millones.
Ésta, sin embargo, no cubre toda la ventana de mercado: sólo es válida en el extranjero y aplicable durante las dos primeras semanas de julio. El Milan busca un perfil llegador con más actitudes defensivas e Isma podría dejarse marchar. Adli también está en la cuerda floja, oscilando perennemente entre actuaciones convincentes y otras decididamente malas. Lógico pensar, sin embargo, que entre él y Bennacer sólo uno podría decir adiós. Permaneciendo en el centro del campo, Pobega tampoco tiene un futuro seguro en Milanello. Tommaso tiene cierto mercado y si Fonseca confirma el 4-2-3-1 corre el riesgo de encontrar poco espacio.