
Visibilidad y prestigio. Dinero y atractivo. El fracaso rossonero en la campaña europea trae consigo una pesada escoria, que, sin embargo, no se limita a la falta de millones en las arcas de Via Aldo Rossi. Un Milan sin copas, aunque no se cuestione el atractivo de la marca, es un Milan defectuoso. Incompleto. Y potencialmente menos atractivo en todos los ámbitos.
También de los jugadores, claro. Un señor X que tenga sobre la mesa una oferta del Diavolo y otra de un club que el año que viene jugará en Europa -quizá en la Liga de Campeones-, salvo que tenga fe ciega en el proyecto de resurgimiento de los rossoneri, probablemente se inclinaría por el segundo escenario. Pero también hay que tener cuidado con quien vive en Milanello. Hablar de fuga sería engañoso, pero hablar de aspiraciones (legítimas) por parte de jugadores de primera fila no es fútbol de fantasía.
Los aficionados temen que se vayan los grandes nombres. No todos indiscriminadamente. Pero sí los grandes a los que quieren -al estilo Tonali, para entendernos-, los que incluso en esta temporada de penurias han demostrado estar a la altura. Dos nombres entre todos: Reijnders y Pulisic, que han destacado en un año en el que destacar era objetivamente complicado. Para ambos pocas palabras -no son especialmente aficionados a la autorreferencialidad- y muchos hechos, que en un contexto tan difícil valen doble. Y ahora los rossoneri temen caer en la tentación, sin estrellas entre semana y cavilaciones varias. La cruda realidad es que Tijji está siendo cortejado -y bastante- por el Manchester City.
Una presión que ha ido en aumento en las últimas horas. No es para menos: en el último año se ha convertido en un centrocampista total. Corta, cose y también marca. En Manchester tienen preparada una oferta formal y hay que partir de la base de que para el Milan nadie es intransferible a priori. El holandés parte de una valoración de 70 millones y habrá que ver hasta dónde llega el City. En este caso en Via Aldo Rossi han sido astutos y previsores, Reijnders ha renovado en los últimos meses hasta 2030, por lo que el poder de negociación del Diavolo está bajo mínimos.
En cuanto a Pulisic, en los últimos meses se había llegado al punto de dar por hecha incluso su renovación. Sobre la mesa estaba, y sigue estando, un nuevo contrato del actual vigente hasta 2027 (con opción hasta 2028 a favor del club) a 2028, con opción hasta 2029. Con el correspondiente ajuste económico, por supuesto. Sólo que el último paso aún no se ha dado y el doloroso final de temporada del Milan, digamos, no facilita el optimismo en general.
A diferencia de otros grandes que expiran en junio de 2026, al Capitán América le queda un año más, pero hay cierta expectación. Sin embargo, estamos hablando de los dos máximos goleadores del equipo en la temporada -17 goles (10 asistencias) Pulisic, 15 goles (5 asistencias) Reijnders- y, a pesar de las dificultades de un equipo sin copa, debe haber algunas piedras angulares de primer nivel de las que partir. A Tare le correspondería entonces, entre los diversos asuntos de los que tendrá que ocuparse, arreglar la situación para que la plantilla no se vea mermada. Trasladar a los jugadores los métodos y directrices del proyecto de renacimiento que la propiedad le ha trasladado a su vez en conversaciones mantenidas en los últimos tiempos.
Sin embargo, se necesitarán palabras claras y conceptos precisos, no el clásico “vale todo”. Harán falta argumentos tan concretos como para inducir a dos de las piezas más valiosas de la plantilla a seguir prefiriendo un equipo sin copas a pretendientes más seductores en este sentido. A menos que, hipótesis nada remota, la oferta por Reijnders convenza al Diavolo de abrirle la puerta de Milanello. Una última reflexión: el fútbol no es un deporte que conozca la palabra “gratitud”, pero hay que reconocerle al Milan el mérito de haber lanzado la carrera de Reijnders a la estratosfera y de haberle dado a Pulisic una nueva y brillante. Tampoco estaría de más una reflexión al respecto.

IGLI TARE Y LA LÍNEA ITALIANA
El Milan vuelve a empezar con Igli Tare. Salvo giro sensacional, el próximo lunes será el día del anuncio oficial del fichaje del técnico albanés por el club rossonero. Giorgio Furlani, a instancias del propietario del pájaro rojo, Gerry Cardinale, ha cerrado el demasiado largo casting para el nombramiento del nuevo director deportivo del club de Via Aldo Rossi. En las últimas 48 horas los contactos entre las partes han sido continuos para empezar a planificar el trabajo a realizar en el mercado.
La horrible temporada que verá el acto final el sábado en San Siro contra el Monza impone una profunda revolución. Varios jugadores serán puestos en el mercado, mientras que en la entrada están previstas varias huelgas italianas. La idea es empezar a formar un núcleo duro en la línea del modelo del Inter. Tare ha respaldado plenamente esta línea y aprovechará su red de contactos establecida en nuestra liga. La búsqueda de los jugadores adecuados para la incorporación empezará pronto en colaboración con Moncada .
Varias ideas se han puesto ya sobre la mesa para ser evaluadas rápidamente: el Milan pretende a Leoni, del Parma, y a Coppola, del Verona, para reforzar un departamento defensivo que verá las salidas seguras de Tomori y Thiaw. La pista de Comuzzo, que recientemente amplió su contrato con el Fiorentina, es mucho más complicada. Para la banda izquierda , Tare apunta a Udogie, del Tottenham, un viejo conocido de su época en el Udinese.
En el centro del campo, además de Ricci, el Milan también está evaluando a Nicolussi Caviglia, protagonista de una excelente temporada con el Venezia , que se lo había arrebatado a la Juventus el verano pasado por 5 millones de euros. En ataque, se necesitará un alter ego para Giménez y los nombres posibles son los de Lucca, del Udinese, y Piccoli, por quien el Cagliari deberá decidir si invierte o no los 12 millones de euros de la opción de compra que tiene con el Atalanta.