
Igli Tare ha hecho un gran paso adelante en la carrera del director deportivo del Milán. Contactos, nunca roto, se reflejan en estas horas: hubo una llamada de teléfono, y hay un compromiso de sentir pronto. ¿Para cerrar? Sí, se puede. Todavía existe la firma, pero, si todo va según lo previsto, habrá recogida por la mano, y se comenzará la construcción de la 2025-26. No hay tiempo que perder.
La opción Tare siempre ha estado sobre la mesa del director general Giorgio Furlani y antes del dúo Ibrahimovic-Cardinale: el ex director deportivo del Lazio se reunió con Ibra y Cardinale en febrero, Furlani el 15 de abril. Evidentemente, cayó bien a todos. Desde entonces, ha habido un largo periodo de reflexión en el que Tare nunca ha salido de la lista de los mejores candidatos para un papel tan delicado. No ha faltado competencia.
Fabio Paratici estuvo a punto de cerrar el acuerdo a principios de abril, pero cuestiones legales anularon una negociación muy avanzada. Tare, ya entonces, era la alternativa natural, el único director deportivo con gran experiencia en Italia -15 años con Lotito en el Lazio- y la costumbre de construir equipos para la Champions y la Europa League. El Milan no jugará en Europa el año que viene, pero es obvio que es la única dimensión a la que pertenece.
Y ahora, ¿qué pasa? En los próximos días se sabrá si se alcanza el apretón de manos, como ahora es muy probable. Dentro de una semana lo sabremos. Para el Milan sería sin duda importante contar con un director deportivo que, aparte de las elecciones pasadas -¿las mejores? Sergej Milinkovic Savic, Luis Alberto, Miro Klose en parámetro cero- esté acostumbrado a tratar con grandes clubes y pueda convertirse en una referencia para el equipo. Esto, más que otra cosa, ha faltado en los últimos 12 meses: una persona en Milanello que gestione el día a día, vele por el cumplimiento de las normas decididas por el club y se convierta en un hombre de confianza para los jugadores.
Tare, si el acuerdo se hace realidad, tiene por delante un trabajo complejo: reconstruir el Milan y dar compacidad a un vestuario que en el último año ha rendido muy por debajo de sus posibilidades. Tare estuvo en la grada en la final de la Coppa Italia y vio a un Milan que pierde sin luchar, que no exalta a sus campeones, que no logra ser un equipo ni táctica ni moralmente. Todo esto tendrá que cambiar y todo apunta a que el Milan quiere hacerlo con la colaboración de Giorgio Furlani, Igli Tare, Geoffrey Moncada y Zlatan Ibrahimovic.
Las decisiones que hay que tomar son muchas y, en parte, urgentes. El Manchester City está claramente al ataque por Tijjani Reijnders: es probable que pronto se decida si se dice sí a una oferta muy importante, digamos no muy lejos de los 70 millones. Theo Hernández y Mike Maignan tienen contrato hasta dentro de un año y el Milan, con ellos, está en una encrucijada: la lógica dice que hay que renovar -con Maignan ya había un acuerdo sustancialmente definido pero nunca cerrado- o vender.
Y de nuevo la situación del delantero titular (¿puede serlo Giménez o hay que volver al mercado?), la doble cesión Saelemaekers-Abraham y, sobre todo, la elección del entrenador, que será inevitablemente el siguiente gran tema sobre la mesa. Primero, sin embargo, los últimos pasos para la elección del director deportivo. Tare, que ha sido muy paciente en este asunto, está listo.
Tare es ese entrenador que ha traído al Lazio a algunos de los mejores jugadores de los últimos años: de Milinkovic Savic, soplado desde el Fiorentina por menos de 10 millones de euros y revendido por 40 en Arabia Saudí; Luis Alberto fue arrebatado por no más de 5 millones de euros al Deportivo de La Coruña y se ha convertido en un jugador clave en el equipo de Simone Inzaghi; y también Miroslav Klose, una intuición de la SD que lo trajo a la capital por cero tras el final de su contrato en el Bayern de Múnich. Pero quizá el golpe de efecto más importante sea haber traído a Roma a Ciro Immobile, que buscaba redención tras sus experiencias en el extranjero entre el Dortmund y el Sevilla.

CUANTO DINERO PIERDE EL MILAN SIN EUROPA
La desastrosa temporada del Milan terminó de la peor manera posible, es decir, sin que los rossoneri se clasificaran para una competición europea. Un desaire nada indiferente para el Diavolo, cuya historia siempre ha estado ligada a Europa y, en particular, a la Liga de Campeones, a menudo definida como “la casa del Milan”. El año que viene, sin embargo, no será así, como tampoco lo serán la Europa League y la Conference League, porque el equipo milanés ni siquiera participará en estas competiciones.
Además de desde el punto de vista deportivo, no participar en ninguna Copa de Europa es también una grave pérdida desde el punto de vista económico. Pero, ¿cuánto pierde el Milan sin Europa? El portal Calcio e Finanza (haga clic aquí para leer el artículo completo) analiza detalladamente cuántos ingresos dejarán de entrar en las arcas de la vía Aldo Rossi por las tres competiciones europeas.
Evidentemente, se trata de la competición más rica y, por tanto, hablamos de la cifra más elevada de las tres. Esta temporada, la máxima competición europea de clubes ha ingresado algo menos de 60 millones de euros, a los que se añaden entre 19 y 20 millones de ingresos netos por los cinco partidos en casa entre rondas y playoffs. Por tanto, la próxima temporada deberían faltar unos 80 millones de euros (sin contar las primas por resultados, clasificación histórica y market pool).
El año que viene, sin embargo, el Milan no sólo estará fuera de la Liga de Campeones, sino también de Europa y de la Conference League. Evidentemente, se trata de competiciones “menores” y, en consecuencia, de menores pérdidas, pero no dejan de ser ingresos que habrían venido bien al Diavolo.
Acceder a la Europa League habría supuesto una dote de al menos 13 millones de euros para empezar, a los que se podrían añadir los cuatro partidos en casa de la ronda, y con la posibilidad de avanzar en la competición (llegar a la final podría valer hasta 35 millones de euros, a los que se podría añadir la prima por ganar y clasificarse para la Supercopa de Europa). En cuanto a la Conference League, según estimaciones de Calcio e Finanza, el Chelsea, finalista, recaudó más de 20 millones de euros, a los que habría que añadir los ingresos por los partidos en casa de la vuelta (tres y no cuatro).