Si es cierto que la buena sangre no miente, lo que corre por las venas de Christian Pulisic ha dicho la verdad desde el principio. Es decir, que este es un americano solo en cierto sentido. Con orgullo, eso sí, pero con ese “plus” (léase en latín y no como “plas”, como si fuera un término angloamericano) de genialidad y fantasía que no representa exactamente un rasgo distintivo del hombre promedio estadounidense.
En el fútbol, tanto en la manera de entenderlo como de practicarlo, el delantero del Milan tiene una fuerte huella genética heredada de sus abuelos: uno croata (de Dalmacia) y la otra italiana (Joanna Distefano, siciliana), padres de su papá Mark, quien también fue futbolista (al igual que su madre Kelly, por cierto).
No sorprende, entonces, que el fútbol del delantero del Milan brille por su ingenio y creatividad, aunque por carácter y educación sea pragmático y racional, como lo demuestra su habilidad en el ajedrez; además, reservado hasta casi la introversión.
En el campo, Pulisic se transforma en un duende inalcanzable que a menudo actúa por su cuenta, pero con resultados igualmente notables (pregúntenle a la defensa del Inter, que lo vio escabullirse en un eslalon para marcar el primer gol rossonero en el último derbi), y capaz de jugadas nacidas de la genialidad mencionada, como aquella que le permitió marcar directamente desde un córner contra el Brujas en la Champions.
Y si parece demasiado romántico o arriesgado atribuir su creatividad fuera de lo común a su árbol genealógico familiar, conformémonos con una explicación más terrenal: su estilo de juego. Este estilo ha sido influenciado, sin duda, por haber practicado futsal de niño y por haber acompañado a su madre, profesora, a Inglaterra cuando tenía apenas 7 años, lo que ciertamente lo ayudó a enfrentarse a un nivel más alto de competencia que el que habría encontrado en el soccer estadounidense.
El resto –la base– se lo dio la Madre Naturaleza, dotándolo de pies sensibles (especialmente el derecho, aunque con el izquierdo también hace maravillas) con los que dibuja goles y asistencias (27, con 16 goles y 11 asistencias, en todas las competiciones durante el año 2024: en las primeras 13 jornadas de la Serie A, solo los jugadores del Atalanta Lookman y De Ketelaere han superado sus cifras, con 30 en total). En la Champions, ha participado en 4 de los últimos 5 goles del Milan: 3 goles y 1 asistencia. Pero lo que hace especial a Pulisic es, precisamente, la sana locura que acompaña su talento.
Se dice que entre los 26 y 28 años un atleta alcanza su plena madurez: física, técnica y emocional. Christian Pulisic, que cumplió 26 el 18 de septiembre, parece estar adelantado a su tiempo. Vendido por el Chelsea al Milan por 20 millones de euros, una cifra que hoy alcanza para un jugador promedio de la Serie A (aunque, por una vez, esta operación puede verse como un acierto de la criticada directiva rossonera), Pulisic no tardó en convertirse, junto a Leão y Reijnders, en uno de los líderes técnicos del equipo. Tanto así, que fue elegido como uno de los representantes del club en su 125.º aniversario. Llegó en julio de 2023, y un mes después marcó contra el Bologna en su debut en la liga. Desde entonces, ha acumulado 20 goles y 15 asistencias entre liga y copas, más que cualquier otro jugador de la Serie A.
El nuevo entrenador Fonseca lo posiciona preferentemente detrás del delantero centro: “porque ahí es donde le veo mejor, es donde crea más peligro”. En este rol, los números lo respaldan: en la actual Serie A, el mediapunta rossonero lidera en pases peligrosos y filtrados, características propias de un “10” completo. Interrogado tras el último partido de Champions sobre su posición favorita, Pulisic respondió de manera diplomática: “todo está bien, siempre quiero hacer goles y asistencias, me da igual la posición. Difícil para mí elegir un sitio concreto, me gusta estar en la zona de ataque para ayudar al equipo. Lo importante es ganar”.
Más allá de sus habilidades en el campo, Pulisic parece estar enamorado del mundo Milan: “estoy enamorado de este club, siento el honor de vestir estos colores. Es un club que siempre quiere ganar. Queremos ganar títulos” declaró. Además, destacó su amor por San Siro, un estadio que considera único y lleno de historia.
Finalmente, su creciente dominio del italiano es otro ejemplo de su adaptación. Pensando en jugadores ingleses o incluso en Cristiano Ronaldo, quien nunca se molestó en hablar italiano durante su paso por la Juventus, la comparación lo favorece. A pesar de su timidez confesada, estamos ante un hombre de fuerte personalidad, forjada desde su llegada a Alemania con solo 16 años.
No es de extrañar que la camiseta de Pulisic sea la más vendida entre los aficionados al fútbol en Estados Unidos, y que incluso LeBron James haya mostrado una de ellas. Es evidente: Christian Pulisic no solo es “Capitán América”, sino también una figura histórica en el fútbol.