
Milán y Nápoles estaban y siguen estando muy unidos: a última hora de la tarde los aficionados azzurri conectaron con los de San Siro, donde el Inter había derrotado trabajosamente al Udinese por dos goles de diferencia. Tantos como aquellos con los que el Nápoles noqueó al Milan en los primeros 45 minutos del partido posterior: sin estrés y sin especial sufrimiento. Al contrario. Listos para empezar y Conte ya estaba por delante. Poco después del cuarto de hora llegó el doblete y el partido (casi) asegurado.
Hay varias sorpresas en la plantilla, sobre todo en el centro del campo: Loftus-Cheek, que tuvo que ser operado de urgencia de apendicitis, deja paso a Fofana. Conte, por su parte, pierde a McTominay por un ataque de gripe. El Nápoles rediseñó con el 4-3-3: Neres y Anguissa dentro, Raspadori también fuera. Conceiçao había hablado con satisfacción de las dos últimas semanas de trabajo en Milanello, a pesar de no contar con 15 jugadores nacionales.
Había hablado de un ambiente sano y de un equipo centrado en el doble objetivo (el cuarto puesto y luego la Coppa Italia), con el derbi del miércoles todavía como pensamiento secundario. En realidad, el Milan que entró anoche en el campo parecía tener las ideas muy confusas: otra vez penalizado por el planteamiento, otra vez obligado a la remontada. Esta vez se hundió a los dos minutos: la defensa rossonera sorprendida por la inserción de Politano y Maignan golpeó en su poste. Los habituales Theo y Pavlovic (en el campo por Thiaw) culpables.
La ola azzurra subía: Neres fue frenado por Gabbia tras una acción de sprint iniciada por Di Lorenzo por la derecha (Hernández seguía suelto), luego fue Anguissa quien, a la salida de un córner, intentó un taconazo. Fuera por los pelos. El Milan fue embaucado y hundido en el minuto 19: Lukaku, servido por Gilmour, chutó sin mucha coordinación, pero adelantó a los rossoneri por segunda vez. A continuación, Anguissa envió un disparo lejano de Mike, que salvó el triplete de los azzurri. Para el Milan había en realidad muy poco que salvar. Conceiçao se precipita al vestuario en el minuto 45. Conte agita, coordina, dirige, carga: los entrenadores son las fotografías de los dos equipos.

A la vuelta de vestuarios, Sergio se vio obligado a corregir por enésima vez sus decisiones iniciales: entra Leao, sale Bondo. Otros nueve minutos de la segunda parte y Giménez y Chukwueze entraron por Abraham y Félix. En resumen, en menos de una hora el Milan estaba desorganizado. Ya sin una lógica de equipo precisa, fue Leao quien probó el número en una acción individual: se zafó de media defensa del Nápoles antes de rematar fuera. Ahí está Rafa de nuevo en la maniobra que lleva a la primera conclusión de Giménez: impreciso.
Entonces Pavlovic fue bloqueado dos veces por Meret: en el minuto 65 se produjo el primer intento rossonero real de llegar a la portería contraria, y el serbio intentó un bis a diez minutos del final. La reacción rossonera propició el penalti de Giménez, transformado por Theo tras recibir una falta en el área de Billing. El mexicano desde el punto de penalti, sin embargo, disparó débil y centrado, por lo que Meret lo detuvo. Conte exulta, ya que tras el gol, el ánimo de los rossoneri vuelve a hundirse.
El Nápoles pecó de bajar demasiado el ritmo, pero el Milan logró algo mucho peor: desperdició la ocasión de intentar reabrir el partido. Y el penalti sin alma de Giménez es una imagen elocuente de toda la actuación. Cuarto penalti fallado esta temporada por los rossoneri: ¿por qué no Pulisic desde el punto de penalti?
El Nápoles volvió a la gestión, más o menos sereno, pero Conte sigue tenso: amonestado por protestar como jugador amonestado, no estará en el banquillo en el próximo partido contra el Bolonia. Segunda mala noticia (pero a verificar con exámenes específicos): lesión de Lobotka, obligado a cambiar. El tercer aviso para el Nápoles fue el gol de Jovic en un scrum, tras un perfecto intercambio de zurdazos entre Theo y Leao.
En resumen, el único delantero del Milan que marcó fue el tercero en la jerarquía. El serbio también estuvo a punto de doblar el marcador en la segunda parte, pero el toque de atención del Milan, eléctrico al final y con Maignan encontrándose incluso jugando de mediapunta, sonó demasiado tarde. Conte se encerró y esta vez no hubo remontada: aunque, como había hecho el Inter por la tarde, ahora también sufrió. Pero al final Milan (equipo nerazzurro) y Nápoles siguen cerca, separados por tres puntos.