
La temporada de Theo y Leao puede empezar de nuevo: en agosto, el técnico portugués – Fonseca – los envió al banquillo por sanción en el partido contra el Lazio. El sábado, en Lecce, Conceiçao decidirá su suerte, y es probable que vuelva a optar por colocar a los dos entre los reservas. Jugar fuera podría ser una suerte, aunque fuera de casa el Milan ha sumado 17 puntos, siete menos que los 24 que ha conseguido en casa: un viaje útil para alejarse de la tensión o, para algunos en particular, para evitar los silbidos y las quejas de San Siro.
Los blancos son Theo y Leao, los más talentosos del equipo: antes arrastradores, hoy (esto vale para Hernández, mucho menos para Rafa) lastres. Con su zurda, el Milan era capaz de adelantar por la izquierda, mientras que hoy son superados por sus rivales: por el lado de Theo especialmente, son los otros los que se cuelan a toda velocidad. Incluso el gol de la primera ventaja del Lazio vino de una débil cobertura del francés, mientras que Leao, en la dirección contraria, fue incapaz de incidir: los habituales centros imprecisos y serpenteos en el área sin salida.
Leao fue “escuchado” en el partido, o más bien sólo en una parte del estadio: la tomó con unos aficionados sentados en el primer anillo naranja. Mientras el partido continuaba, se le pudo ver discutiendo con el público. Críticas de una parte de los espectadores que Rafa se dio cuenta que no eran las únicas, tanto que el habitual Leao se desahogó en las redes sociales. En una historia de Instagram colgó una foto de grupo acompañada de este mensaje: ‘Desgraciadamente somos nosotros contra todo y contra todos. Vamos a trabajar para volver a conseguir resultados positivos y que el grupo siga más unido que nunca!”
Mensaje concluido con dos corazones, uno rojo y otro negro: en cualquier caso una postura en tiempos difíciles. No es la primera vez que Rafa y San Siro se encuentran en una fase problemática de la relación: en otras ocasiones volvió la serenidad, esta vez será más difícil. Es todo el Milan el que está revuelto, y Leao está implicado como el jugador de más calidad del equipo: de él se esperaría ese vuelco que nunca ha conseguido dar durante la temporada.
No le han faltado goles y asistencias, pero sí continuidad: hoy la afición espera que lleve al equipo de la mano, pero a Rafa le cuesta cogerlo. Además, existe la idea de que la brecha actual puede, en lugar de reducirse, ampliarse: ocurrirá si al final de la temporada Leao y el Milan deciden separar sus caminos.
Es una posibilidad, aunque de momento faltan opciones alternativas concretas. Básicamente, no hay ofertas. La única, y que el jugador podría considerar, es la de los árabes del Al-Nassr. En las próximas semanas, Rafa tendrá no sólo que causar impacto, sino también demostrar apego al club -el que exhibe en las redes sociales- para que la afición local vuelva a ser paciente y generosa. Al menos hasta final de temporada.
La desavenencia con Theo, en cambio, no tiene arreglo, ni siquiera a tiempo. Hace dos días se produjo el desgarro definitivo: el jugador se acerca a rematar un saque de esquina y es abrumado por los abucheos. El público de San Siro ya no tolera distracciones en el campo, y sobre todo esa sensación de que Hernández en vez de empujar juega con el freno de mano echado.
Traerlo de vuelta a su estadio no será fácil: Theo ha dado tanto, ha construido un récord de goles en A (30) y ahora corre el riesgo de deshacerlo todo con una temporada miserable. No tendrá atractivo: su contrato, que expira en 2026, no será renovado. Se buscará comprador en verano para evitar su salida gratuita.