
Han pasado ya más de cuatro meses desde que se hizo público el estudio de la Harvard Business School sobre la gestión de RedBird en el Milan. Y desde aquellas declaraciones del propietario Gerry Cardinale sobre el Inter, que a distancia de tiempo suenan incoherentes con la realidad. Destacando su enfoque de gestión en el mundo del fútbol y la importancia de correlacionar el logro de resultados deportivos con el mantenimiento de un camino virtuoso desde el punto de vista financiero, Cardinale se expresó de la siguiente manera: “Inter ganó el Scudetto el año pasado y luego se declaró en quiebra (es decir, el propietario Zhang se vio obligado a vender al fondo Oaktree ed.), ¿es esto realmente lo que queremos?”.
Tal pregunta se respondería hoy con toda naturalidad, a la luz de las dos últimas temporadas diametralmente opuestas en cuanto a victorias conseguidas. El razonamiento de Cardinale, sin embargo, es ante todo el manifiesto de un enfoque del deporte por parte de los fondos estadounidenses y dirigido a un particular “fuera de la caja” como es el fútbol, muy diferente de cómo estamos acostumbrados en Italia a pensar en él. “Para los aficionados, mi trabajo es ganar el campeonato italiano cada año, lo entiendo. Para mis inversores, que se centran en apreciar el valor final, mi trabajo es hacer que el Milan compita por el Scudetto cada año, vaya a la Liga de Campeones cada año y llegue siempre más lejos en la Copa”.
El razonamiento del empresario estadounidense es claro y contextualizado, pero a la luz de los acontecimientos que han tenido lugar esta temporada y del estatus que ha alcanzado el Inter, tanto en términos de continuidad de resultados como de crecimiento económico, el ejemplo utilizado es probablemente el menos apto que podría darse.
A la hora de analizar la gestión de la familia Zhang en su conjunto, nunca debe omitirse un aspecto muy importante, me atrevería a decir que decisivo para que el club nerazzurro se haya consolidado como uno de los más grandes de Europa, a pesar de la complicada situación del grupo Suning y de la progresiva desvinculación financiera. Es decir, la decisión de confiar en gestores con competencias específicas en la realidad del fútbol italiano, Beppe Marotta in primis, al contrario de lo que viene sucediendo desde hace un par de años en el Milan.
El Inter, que ha podido invertir menos en fichajes de jugadores y ha tenido que construir el equipo cada año según criterios más tradicionales e imaginativos, como las huelgas de parámetro cero, ha acertado casi todos los movimientos para alcanzar un cierto nivel de competitividad y, a través de ello, generar ingresos sobre ingresos.
El Milan, que ha salvaguardado su balance desviando al máximo los recursos hacia jugadores con mayor proyección -amortizando los costes en varios años- y racionalizando el gasto en fichajes, ha infravalorado la importancia de figuras directivas con experiencia consolidada en este particular negocio que es el fútbol, y ha acabado cometiendo una serie de errores de apreciación que se pagan muy caros. Incluso en el frente tan caro a la propiedad de los ingresos, con dos fracasos consecutivos en los octavos de final de la Liga de Campeones y la ausencia segura la próxima temporada en el escenario más prestigioso y remunerador.
Hasta la fecha, ni siquiera las repetidas proclamas sobre el deseo de integrar el equipo directivo con el regreso a un director deportivo clásico van acompañadas de hechos concretos. El llamado casting continúa, administrado con plazos y métodos que dejan todo a la imaginación, salvo que se trata de una cuestión primordial.
El modus operandi es el mismo de los últimos años, como si no se comprendiera o no se quisiera admitir que se han cometido algunos errores en el camino. Cuando, por el contrario, el sentido común y la concreción de las acciones puestas en práctica al otro lado del Naviglio indicarían el camino correcto a seguir.
OFERTA A LA BAJA TAMBIÉN PARA MAIGNAN
La temporada negativa del Milan ha puesto en el punto de mira el futuro del club. Un futuro que aún está por escribir y que necesariamente debe empezar de nuevo para el Diavolo a partir de las piedras angulares del equipo. Entre ellos, Rafael Leao, Tijjani Reijnders, Christian Pulisic, pero también el dúo francés formado por Theo Hernández y Mike Maignan. Este es precisamente el punto de partida desde el que debe comenzar el nuevo curso rossonero. Lo que preocupa al Milan, sin embargo, son las situaciones contractuales de Theo y Maignan (ambas expiran en 2026).
Tal y como se informó en los últimos días, dado el decepcionante rendimiento del ex lateral del Real Madrid, la directiva rossonera dejó claro al entorno de Theo que las cifras salariales actuales, 4,5 millones de euros más primas, son básicamente las mismas para un nuevo contrato. Ninguna propuesta, por tanto, a Leao. Según informaciones de As en España, pues, en los últimos días el Real ha vuelto a llamar a la puerta del Milan para traer al francés de vuelta a Madrid. Queda por descifrar, pues, el futuro de la clase del 97.
Situación similar para Mike Maignan. El guardameta francés, de hecho, expira en 2026 y las negociaciones para la renovación del contrato se encuentran actualmente en punto muerto. Dada la mediocre temporada del guardameta rossonero, La Gazzetta dello Sport señala también que los dirigentes del club de Via Aldo Rossi se habrían mostrado firmes en una propuesta de 4,5 millones de euros netos por temporada (frente a los 3,5 millones actuales). Una cifra muy alejada de los 5,5/6 millones de los que se hablaba hace unos meses.
Sin embargo, a pesar de las dos situaciones similares, el director técnico del Milan, Geoffrey Moncada, se muestra positivo en cuanto a la renovación: “¿Maignan? El año pasado fue muy difícil, le dijimos que mantuviera la calma. Estamos hablando de la renovación”. Estas son, en cambio, las palabras del dt sobre la posible renovación de Theo: “Theo me gusta mucho. Estamos hablando, estamos trabajando. No estamos tan lejos. Espero que esta forma (el 3-4-3, ed.) le haga aún más fuerte”.