El Milan ficha a Rebic

De un solo golpe, el Milan ha revolucionado el ataque: fichado Rebic y cedido André Silva. Hoy, último día de negociaciones, el club hará oficial ese intercambio. Rebic llega como rossonero desde Alemania: anoche estaba ya en la ciudad, hoy la rutina de las visitas médicas y a la sede para la firma de su nuevo contrato.

André Silva, que todos daban por hecho que estaría en Francia para fichar por el Mónaco al principio del mercado, al final acaba en la Bundesliga. Es la consecuencia de una idea de los últimos días y del tarbajo que ayer mantuvieron continuamente en contacto entre las partes.

Un negocio que explica muchos otros asuntos del futuro rossonero. Lo primero es las cuentas del club: los contratos se cerrarán con una cesión por dos temporadas con opción de compra. Ambos redefinirán eventuales condiciones de fichaje dentro de 24 meses: una solución que viene en contra sobre todo a las exigencias del Milan, que así no hará que pese todavía más el balance.

La operación podrá cumplirse a todos los efectos en verano de 2021, donde ambos se intercambiarán 25 millones de euros: misma valoración para cada protagonista. Tener hoy el dinero en caja permite un último asalto a Taison, brasileño de 31 años del Shakhtar Donetsk, si bien tiene un precio considerado como desorbitado (entre 25 y 30 millones).

Boban de nuevo clave en esta operación: unión directa con Fredi Bobic, director deportivo del Eintracht, donde las buenas relaciones hicieron que todo se definiera en pocas horas. Desde el verano de 2016 Rebic está en Frankfurt y llegó desde Italia: en el pasado pocos y no inolvidables partidos con Fiorentina y Hellas Verona.

Un regreso de gran estilo: con 25 años entrará a San Siro como nuevo delantero rossonero, con la experiencia de tres temporadas como titular en Alemania. La Fiorentina espera buenas noticias para 2021: en caso de rescate del Milan, recibirán el 50% al tener una cláusula de reventa.

André Silva por su parte era considerado un recurso económico más que técnico. Tras el parón propondrá un nuevo sistema, probablemente el 4-3-3. Rebic, un extremo que sabe moverse también como delantero, es más útil que Correa, mediapunta o segunda punta. Revolución de un solo golpe: ¿y si fueran dos?

EL “NUEVO” REBIC

Cada cosa a su tiempo. Cuando Ante Rebic llegó a Italia por primera vez tenía 19 años, en Croacia lo denominaban “el nuevo Boksic” y la Fiorentina le puso el 9 en la espalda. Demasiado pronto, como admitió el chico de Split una vez que se marchó del club: “No estaba listo para dar el gran paso, ni físicamente ni mentalmente”.

Cinco años después, Rebic disputó una final del Mundial como protagonista y ha visto subir su valor hasta los 50 millones: United y Arsenal lo buscaban, él soñaba con alcanzar a su maestro Niko Kovac al Bayern pero al final se quedó en el Eintracht. Visto así, el Milan ha hecho un gran negocio. La tercera vida de Rebic en Serie A dirá si realmente ha valido la pena.

El que se presente hoy a las órdenes de Giampaolo es sin duda un jugador finalmente crecido, mucho más determinado que en el pasado, aunque la vena polémica sigue siendo más o menos la misma y será gestionada. Porque Rebic es un jugador de personalidad y como tal a menudo se hace discutir.

En el Mundial ruso, tras golear a Argentina por 3-0, dijo que renunció a cambiarse la camiseta con Messi porque “no han demostrado fair play y rechazaron felicitarse con nosotros. Hay que saber perder”. La metamorfosis de Rebic quizás se completó esa noche de junio de 2018, cuando fue él quien desbloqueó el partido aprovechando la involuntaria asistencia de Caballero con un remate al vuelo: desde entonces se impuso entre los titulares.

En Florencia Rebic fue pasado por la presión y nunca encontró continuidad a causa de las lesiones, como en 2014/15 en Lipzieg, segunda división alemana: 10 presencias y 0 goles. Fotocopia en Verona, donde la Fiorentina lo cedió entre enero y junio de 2016: descenso y con el segundo adiós a Italia.

Con Kovac en el banquillo, Rebic es uno de los puntos de referencia del equipo que hace dos años consiguieron un trofeo tras 30 años de abstinencia (la Copa de Alemania ganada al Bayern gracias a su doblete). Con Hutter al mando se ha confirmado, sumando 9 goles en liga a pesar de jugar en una posición más retrasada.

Es su mejor rendimiento en el Eintracht, donde el balance va más allá de los goles. Porque el último Rebic ha limado un defecto estructural, ese feeling demasiado alto con las tarjetas: las sanciones superaron a los goles (8 a 6), en el segundo año fue al contrario.