Entrevista a Oliver Bierhoff

Cuando ganó el scudetto con el Milan, Oliver Bierhoff ya tenía 31 años. Sus compañeros de reparto eran George Weah (33) y Maurizio Ganz, misma edad que el alemán. Eran tres delanteros y con experiencia de senadores: “Un entrenador alemán, Otto Rehhagel, decía que no cuentan los años, sino la calidad de las prestaciones”, cuenta Bierhoff hablando de su pasado pero también de los delanteros del Milan de hoy

¿Por qué han vuelto a estar de moda los nueve reales, los delanteros de verdad como lo eras tú?

“Hace algunos años, con nuestros entrenadores en las academias nos preguntaban qué vendría después del tiki taka, el estilo Guardiola. En las ligas, en Champions, se veía que se volvería a jugar de nuevo con los centros y se intentaba superar las dificultades a la hora de proponer juego de combinación contra los equipos que defienden abajo”.

“Por tanto salió la necesidad de la punta central, que te da peso, posibilidad de trabajar con cnetros y con algunas acciones dentro del área para poner en dificultad a las defensas. Si bien los delanteros centrales, como sucede en el baloncesto, ahora se mueven mucho más, son más ágiles, miren a Ibra, tienen una calidad física diferente”.

¿Por qué cuesta tanto encontrarlos entre gente joven?

“A nosotros también nos falta alguien así, perdimos el momento de hacerles crecer porque puntamos todo por la técnica, el juego y para eso hace falta tiempo. El nueve real es un importante jugador en cualquier equipo”.

El Milan ahora tiene dos: Giroud, fichado como reserva de Ibra, ha tenido un importante impacto en el equipo: ¿te esperabas que tuviera éxito en Italia?

“Sí, porque tiene gran experiencia, con calidad en el área, sabe moverse, marcar. El fútbol italiano lo ayuda: es más táctico y más organizado pero menos rápido con respecto a Inglaterra o Francia, donde hace falta mayor frescura física, velocidad”.

“Yo también lo aproveché, lo admito: estoy convencido que no lo habría hecho igual de bien en Alemania o Inglaterra. Se crean otros espacios, otros movimientos. Italia ama el ‘sistema’ y como tradición se aprecia la punta central. Se sabía y se sabe como hacer que encaje perfectamente”.

Antes del partido de Copa de Italia, los dos goles del francés en el derby reabrieron el torneo: ¿Sensaciones?

“Fue una señal. Aparte que marcar en un derby es fantástico, despertó esta lucha tan incierta ahora por el scudetto”.

¿Hasta qué punto la experiencia atenúa la edad, la ayuda?

“Hay que mantener la calma, saber gestionar los partidos, pero mientras existan ganas y garra. Seguramente de joven eres más agresivo y más emocional, sobre todo como delantero. Si reaccionas físicamente y tienes ganas de hacerlo bien al servicio del equipo, la edad te ayuda muchísimo, también porque ya has vivido ciertos momentos, sobre todo en partidos tan importantes como los derbies”.

Tener dos senadores como Ibra y Giroud en ataque era una apuesta: ¿Maldini la ha ganado?

“Sí, felicidades por su decisión. Estoy contento por Paolo que el Milan vaya bien. Los tiempos aparte han cambiado: cuando yo jugaba era el titular o el reserva, puestos casi fijos. Ahora en cambio con todos los empeños y partidos, hay sitio para todos”.

¿Funciona siempre, con las nuevas generaciones de jugadores el papel del gran viejo del vestuario, tipo Ibra?

“Sí, las relaciones son diferentes, pero más de la edad sirve personalidad, para darle algo al grupo. No se encuentran jugadores que tienen experiencia o quizás la calidad de guiar un equipo. Hoy los chicos son ‘individuales’, cada uno por sí mismo, por esto los tipos que reúnen el grupo y lo portan a una cierta dirección son importantes. Pero no funciona si eres viejo y no das ciertas prestaciones, pero te encargas solo de defender tu territorio o reinvidicar derechos”.

¿Cuales pueden ser las características que no hacen encasillar un delantero con la edad?

“Moverse en los espacios, tener siempre el olfato de gol y una fuerza física en los espacios breves más que en los largos. En la Eurocopa veía a Cristiano: no corrió mucho, pero sabía cuando tenía que ir y cuando estaba siempre en estaba en zona de gol. Esta es la fuerza de un jugador con experiencia: saber cuando puedes o debes osar. Dar eficiencia cuando se mueve”.

¿Un recuerdo particular en el derby de Milán?

“Cuando marqué en 2001, el partido acabó 2-2. Pero los derbies nunca recuerdas más el resultado, sino el ambiente. Era todo fantástico, la locura del estadio, la tensión precedente. Esto permanece para siempre”.