Theo: pelo rosa, futuro negro

La ropa no hace al hombre es un proverbio sabio e instructivo, pero a veces decimos que la ropa no ayuda. La extravagancia es sinónimo de personalidad, pero también puede ser un arma de doble filo: un futbolista que juega mal y tiene el pelo rosa chillón, digamos que destaca más cuando comete un error. Un poco como los primeros que llevaban botas blancas.

Theo Hernández acumuló en Rotterdam otra actuación negativa en una temporada hasta ahora casi para olvidar, y su cabeza rosa llamó la atención desde el momento en que salió del autocar rossonero. No es la primera vez que Theo hace de las suyas con la coloración de su pelo, ya hemos visto varios tonos no tan sobrios, y él es -no hace falta decirlo- libre de elegir el look que prefiera (intrigante pregunta: ¿habría pasado esto también con Berlusconi?), pero en la red hay cierto grupo de críticos que se preguntan: ¿era realmente necesario este look en un partido tan delicado, y en un momento general tan precario? Está claro que Theo habría jugado igual incluso con su pelo natural, la discusión entre los rossoneri es por tanto sobre la conveniencia de hacer ciertas cosas en un momento determinado.

En este contexto, sin embargo, está igualmente claro que el francés corre serio peligro de ser recordado este año por sus extravagancias estéticas más que por sus asuntos sobre el terreno de juego. Donde parece que no consigue enderezar el rumbo. Aparece sin fiereza, intimidado. Desprovisto de confianza, exactamente lo contrario de la forma en que el mundo milanés ha llegado a conocerle y apreciarle. Theo siempre ha sido un fanfarrón, y en el fútbol eso no es necesariamente un defecto.

Sin embargo, es un luchador. Ahora se ha convertido en el hombre -no sólo él, ojo- de la zaga. El jugador acostumbrado a mirar siempre hacia delante, a lanzarse al vacío como un corredor de cien metros, el visionario que creaba goles sensacionales de la nada, se ha convertido en un recogepelotas que hace sus deberes. Y a menudo se equivoca. Transmite una sensación constante de jugar con el freno de mano echado, frenado por pensamientos que claramente no le permiten la serenidad.

Al menos sobre el terreno de juego. Porque aquí no se trata de que flojee unos cuantos partidos, sino todo lo contrario: unos cuantos partidos los hace bien. Solo hay que echar un vistazo a su valoración media de la temporada: 5,56, un hundido segundo puesto en la plantilla solo superado por el de Emerson Royal (5,5). Nunca tan mal desde que aterrizó en Milanello en el verano de 2019.

Jugar más hacia atrás que hacia delante significa tener miedo a cometer errores. Significa bajar el coeficiente de dificultad para apoyar a su compañero. Las estadísticas del Feyenoord-Milan -que puedes encontrar más arriba- dicen que el 36% de sus pases (15) en De Kuip se hicieron hacia atrás, frente al 24% hacia delante (10) y el 40% hacia los lados (17). Una cifra que ilustra bien la situación y que llama la atención en el contexto de un partido en el que el Milan se encontró en desventaja a los tres minutos.

Extendiendo el mismo parámetro a toda la temporada, tenemos un 22% de pases, un 32% hacia delante y un 46% hacia los lados. Un poco mejor, pero la proporción dirigida a la propia portería sigue siendo considerable. La falta de propulsión de Theo es un problema importante: mientras que su atención en el marcaje ha mejorado con los años, pero sigue estando lejos de ser impecable, la fase ofensiva era y sigue siendo su mejor habilidad.

Y así, ante semejante panorama, durante un año en el que se han producido episodios poco edificantes como el solitario enfriamiento de la Roma con Leao y el penalti en Florencia arrebatado a Pulisic, es legítimo plantearse un gran interrogante sobre el futuro de Theo. En enero, el Como intentó llevárselo a la orilla del lago, ofreciendo al Milan unos 40 millones y recibiendo una negativa del jugador.

El contrato del francés expira en 2026 y las conversaciones para su renovación están estancadas desde hace tiempo porque el defensa quiere un salario máximo (7 millones), que el Milan no quiere concederle. Así que, a falta de acuerdo para el verano, Hernández estaría destinado a cambiar de aires, para no perderlo por nada. Quedan tres meses y medio para que se arregle la situación: pero hace falta un chute de Theo a lo Scudetto.