
Cuando un club cambia de entrenador, el objetivo primordial es mejorar el rendimiento del equipo. Sin embargo, no siempre es así, como demuestra lo sucedido en el Milan tras la destitución de Paulo Fonseca a finales de diciembre y la llegada de Sergio Conceiçao al banquillo. Con todo, el comienzo de su aventura, que arrancó con la victoria en la Supercopa de Italia en Arabia Saudí, daba esperanzas, pero desgraciadamente las cosas no fueron como se esperaba en Via Aldo Rossi.
Comparando los números de Fonseca y Conceiçao en sus 15 primeros partidos al frente del club del Diablo, se observa que el primero sumó nueve victorias, cuatro empates y dos derrotas (contra Atalanta y Nápoles) para un total de 31 puntos (media de puntos por partido: 2,06), mientras que el actual entrenador del Milan obtuvo ocho victorias, tres empates y cuatro derrotas (contra Juventus, Dinamo de Zagreb, Feyenoord y Torino), por tanto 27 puntos totales y una media de 1,8 puntos por partido (se cuentan también los dos partidos de Supercopa contra Juventus e Inter). Los números dicen, por tanto, que con Conceiçao las cosas no han mejorado, de hecho han empeorado, a pesar de que el Milan ha ganado un trofeo con él.
Para ganarse la confirmación en el banquillo Diablo la próxima temporada, Conceiçao debe acabar entre los cuatro primeros a toda costa, de lo contrario su aventura en el club rossonero corre el riesgo de terminar al cabo de unos meses. No será fácil, también porque los de delante corren y el Milan sigue perdiendo demasiados puntos a domicilio, pero el técnico portugués cree en ello y no se rinde, pero los partidos ante Bolonia (jueves) y Lazio (domingo) dictarán una sentencia final.