Todos los goles encajados son iguales

Eso es lo que dicen, ¿no? Perseverar es diabólico. Y el Milan no por casualidad sigue en sus errores, repitiendo lo ya visto, mostrando imágenes que parecen enviadas en marzo desde el otoño. El primer gol de Krstovic es un gran clásico local: un balón perdido en la zona de tres cuartos del adversario y un contraataque inmediato. ¿Cuántas veces ha ocurrido esto antes? Por eso también Conceiçao dice que éste es el reto más difícil de su carrera, por eso también los milaneses están desesperados. Si conoce un defecto más perjudicial que la incapacidad de corregirse, hágaselo saber.

Como se dice a las chicas para conocerlas: ¿dónde te he visto antes? La escena de Lecce -pérdida de balón y contraataque- se ha visto muchas veces en la temporada. Algo parecido ocurrió en la segunda jornada en Parma: mal cambio de campo de Leao y reanudación aprovechada con gol de Cancellieri. En el Milan-Liverpool: contraataque nacido de un mal fallo vertical de Pavlovic en el centro del campo.

En el Milan-Estrella Roja: Musah perdió el balón delante de la defensa y Maignan marcó tres segundos después. En el Milan-Parma: mal balón de Bennacer para Musah y… ya te haces una idea. A la terrorífica lista se añade el episodio del Slovan Bratislava-Milán, con un gol sacado de un saque de esquina a favor, con Reijnders y Calabria mirándose, sin intervenir y lanzando el contraataque de Barseghyan.

El jugador del Milan sabe que la lista podría haberse hecho más larga. Muchas, muchas veces el Milan ha perdido el balón de formas igualmente miserables y se ha salvado de alguna manera, por un error del rival, un resbalón de Pavlovic, un remate de Fofana o quién sabe quién más. De los muchos problemas del Milan, éste es el segundo. El Milan, para ser un equipo ofensivo, maneja mal el balón y a menudo carece de equilibrio.

El equipo nació desequilibrado, está lleno de jugadores ofensivos y no tiene una verdadera pantalla delante de la defensa. En esa posición jugaba Youssouf Fofana, que no tiene el ADN de Makelele y ahora incluso se ha convertido en reserva. Conceiçao intentó jugar un fútbol más humilde y centrarse en la fase defensiva, pero hace falta más, hace falta más tiempo, hacen falta más jugadores.

Habría un defecto accesorio que añadir al principal. Tantos jugadores -Theo, Leao, Reijnders- no son propensos a correr detrás del balón, y no hacen mucho por corregirse. El Milan, cuando pierde el balón, vuelve a entrar mal. Vuelve lentamente. Sky dio una cifra interesante: el 27% de los goles esperados encajados por el Milan de Conceiçao procedían de las reanudaciones. Una proporción enorme.

Con Fonseca esa cifra era diferente: el 15%. Volvemos al déjà vu. La escena en Lecce, con Krstovic corriendo en un contraataque, es desoladora: un tres contra tres en un tercio del campo, con todos los demás jugadores lejos. La misma imagen vista para el gol de Zortea en el Milan-Cagliari y para el gol de Delprato en el Milan-Parma.

Con las debidas diferencias, incluso contra el Inter en la Supercopa y contra el Parma en la ida, el Milan marcó goles similares, con un tres contra tres frente a su portería. ¿Algo más? Pues sí. El Milan lleva cinco partidos consecutivos encajando goles, y muchos incluso con la defensa alineada. Vaya temporada…