
Corría el mes de febrero -apenas un mes después de la llegada de Sergio Conceiçao al banquillo del Milan- cuando la gestión de Rafael Leao empezó a tomar los contornos del “caso” en toda su plenitud, pero fuimos los primeros en preguntarnos si detrás de opciones técnicamente más que legítimas no había también un intento extremo de ayudar al portugués a sacar a relucir todo su potencial dormido.
Leao en el banquillo para comprender plenamente la necesidad de completar su camino de evolución táctica, entrando en el juego en curso con más posibilidades de hacer un impacto. Entre tanto, ha pasado otro mes y medio y la situación del número 10 rossonero no ha cambiado en absoluto. En Nápoles, por lo que se contó antes y después y por lo que realmente ocurrió sobre el terreno de juego, hubo pruebas palpables de que algo iba mal.
Ya en las 24 horas previas al inicio del partido en el ‘Maradona’, se empezó a intuir que Leao podría quedarse, al menos inicialmente, en favor de su compatriota Joao Félix. ‘No estará muy bien’, ‘Estará fatigado tras el doble compromiso de la Nations League con Portugal’, ‘Ya está pensando en el derbi del miércoles con el Inter’, pensaban muchos.
Y al fin y al cabo, en la explicación que el entrenador del Milan dio al final de los 90 minutos para justificar una decisión que no resultó muy feliz, también utilizó estos argumentos: ‘Los médicos me dijeron que Leao tenía un problema en el muslo’. Luego se contradijo parcialmente: ‘Yo había preparado el partido sin Leao, así que no digo que lo dejara fuera por lo que me explicó el médico’. Traducido: asumiendo y no concediendo que el delantero no estaba en las mejores condiciones posibles, la elección es puramente técnico-táctica. Lo que no ayuda a hacerla más admisible y aceptable.
La actuación de Rafa Leao en la segunda parte del partido contra el Nápoles mostró a un jugador lejos de tener problemas o estar limitado por alguna molestia muscular. Y lo que es más importante, comparar su actuación con la del hombre preferido para él, Joao Félix, certificó que Sergio Conceiçao se equivocó en todo. En la preparación y el planteamiento del desafío al equipo de Conte, pero, más en general, en la comprensión de la dinámica, los problemas y el funcionamiento de su equipo milanista.
Porque, incluso en una de sus temporadas más complicadas (10 goles y 9 asistencias en 41 partidos), Leao sigue siendo el jugador que más ocasiones genera para su equipo (el mejor asistente de la Serie A en los últimos cinco años y el quinto mejor rossonero de la historia en goles y pases decisivos garantizados, 121), no poder encontrarle un sitio fijo y natural es algo difícil de explicar.
Más aún teniendo en cuenta los enormes problemas que la formación rossonera ha mostrado a lo largo de la temporada para asumir una identidad táctica precisa, incluso con Fonseca en el banquillo, sin evolucionar nunca en el plano puramente estético, sino también en lo que respecta a la transición de un contexto basado exclusivamente en jugadas individuales a una maniobra más colectiva. Leao no sólo enmascara esta evidente criticidad, que es tal en el Milan desde hace al menos un par de años, sino que -como demostró la entrada del Nápoles- a menudo consigue elevar el tono del rendimiento de muchos de sus compañeros.
Es el caso, por ejemplo, de Theo Hernández, que con el número 10 portugués ha construido una compenetración que se ha hecho natural en la banda izquierda y que también ayer generó tanto la ocasión del penalti provocado por el lateral (luego fallado por Giménez) como la del gol de Jovic. En términos más generales, cuando el Milan pudo contar con un jugador que en las últimas temporadas era el que más dificultades había puesto a la defensa del Nápoles, empezaron a aparecer los peligros para los hombres de Conte.
Habla el campo, no nosotros. Por eso resulta cada vez más difícil llegar a una respuesta clara y definitiva de por qué un Milan en evidente estado de crisis ha decidido hacerse un flaco favor a sí mismo renunciando a apostar por su mejor jugador -además de activo estratégico del club también en términos de imagen- para elegir a jugadores cuya titularidad cardenalicia quizá ni siquiera posea. Sergio Conceiçao nunca ha respondido por ello, pero una de las peores temporadas de la historia reciente del Milan está llegando a su fin y pronto presentará la factura.

MAIGNAN Y THEO PODRÍAN DECIR ADIÓS EN VERANO
El doble derbi en la Copa Italia y después… las despedidas. Con las últimas ocho jornadas de la Serie A en peligro de convertirse en una larga coda a un campeonato al que el Milan tendrá poco que pedir, el doble duelo contra el Inter podría ser, en caso de eliminación, la última pasarela “real” del Milan 2024/25. La próxima temporada muchas cosas cambiarán en Milanello y el nuevo Diavolo será más italiano. No sólo en un puesto clave como el de responsable del área deportiva, sino también en el banquillo y en la plantilla. El deseo es romper con lo sucedido en los últimos meses. La consigna, sin embargo, es no devaluar los activos de la cantera de jugadores.
La decepción, evidente en sus palabras tras la derrota contra el Nápoles, desapareció ayer de la mente del técnico portugués, que quiere terminar la temporada de la mejor manera posible. Demostrando, sin duda, la profesionalidad que todos en Via Aldo Rossi reconocen a pesar de los resultados. Conceiçao conoce el mundo del fútbol y, aparte del poco tiempo que ha tenido para entrenar al equipo debido a los numerosos compromisos cercanos, sabe que en la liga y en la Liga de Campeones el grupo no hizo su trabajo.
La consecuencia lógica en estos casos es un cambio de entrenador. A Sergio le gustaría que los errores defensivos que han condicionado su aventura rossonera desaparecieran de una vez por todas mañana por la tarde. Así lo expresó al hablar con Ibrahimovic y Moncada, presentes ayer por la tarde en Milanello, y así lo reiterará en el vestuario en las horas previas al cuarto derbi de la temporada. Si, como es casi seguro entre él y el Diavolo, será un adiós, no quiere tener remordimientos.
Las decisiones sobre la plantilla 2025-26 estarán influenciadas por el nuevo entrenador. Sin embargo, la aventura rossonera de Theo Hernández parece haber llegado al final del camino, tanto porque la negociación para la renovación de su contrato, que expira en 2026, ya no da más de sí como porque el rendimiento del francés es muy diferente al del pasado. Hará falta una propuesta de un equipo que guste al ex jugador de la Real y que el club considere adecuada, pero de momento los indicios apuntan a un adiós.
También tienen las maletas hechas Joao Félix, cedido en seco por el Chelsea, Abraham, llegado temporalmente del Roma, y Sottil, cuya ficha pertenece al Fiorentina. Expiran Jovic, por quien no se ejercerá la cláusula de renovación por un año, y Florenzi. Emerson Royal, que podría haber abandonado Milanello ya en enero con el fichaje de Walker, no ha convencido.
Lo más probable es que se compre al inglés del City. Tomori, que dijo no a la Juve en la ventana invernal, podría cambiar de opinión en verano, pero necesita una propuesta de la Premier League. Adiós también a Loftus-Cheek, Chukwueze y Terracciano. Los grandes nombres Maignan y Leao están en la cuerda floja. sobre el nuevo entrenador. ¿Por quién empezar? Definitivamente Reijnders y Pulisic, pero también Giménez, Fofana, Pavlovic, Jiménez, Bondo, Gabbia y Thiaw, además de los jóvenes. Musah también puede quedarse.
WALKER ABRONCA A JOAO FÉLIX
En un vídeo publicado en X por la cuenta World Soccer Talks tomado desde el vestuario del ‘Maradona’ poco antes del inicio de la segunda parte del Nápoles-Milán, se grabó un diálogo entre Kyle Walker y Joao Félix. El inglés, con gesto decidido, le dice al portugués: “Pasa la pelota, no somos Messi, pasa la pelota”.