Bastante trabajo tendrá el director deportivo

El casting, por su propia naturaleza, no puede ser tan rápido. Hay que revisar, cribar, evaluar, hacer una oferta, escuchar la petición, ojear a los candidatos, formalizar una propuesta. Luego, finalmente, llega el fichaje. El Milan, tras darse cuenta de la necesidad de incluir un “verdadero” director deportivo en su organigrama -y estamos hablando de hace varios meses, de hecho: la necesidad en las altas esferas del club empezó a hacerse patente ya el verano pasado-, pasó a la acción.

Las primeras reuniones en persona con posibles candidatos -al menos, los conocidos- se remontan a febrero. Y probablemente los rossoneri confiaban en cerrar el expediente en pocas semanas. Al fin y al cabo, la única ventaja que ofrece una temporada fallida de cara a la Champions actual y futura es la oportunidad de empezar a trabajar antes que los demás para el año siguiente.

Esto, sin embargo, no está sucediendo, entre candidatos cortejados y luego revelados como “impracticables” por razones de conveniencia o simplemente porque están estrechamente vinculados a otro club por un contrato. La reunión con Tare se produjo a mediados de abril y no fue definitiva. Así que el tiempo corre, y quien entre en ese despacho de la cuarta planta de Via Aldo Rossi se encontrará de inmediato con una serie de macrotareas en las que una sabia planificación aconsejaría empezar a trabajar cuanto antes.

La primera cuestión es imperativa: hay que decidir quién se sentará en el banquillo. Aunque de momento no se contempla una posible confirmación de Conceiçao, ni siquiera en caso de victoria en la Coppa Italia, el Milan volverá a intentar abrir un ciclo con un nuevo entrenador tras el fracaso del proyecto Fonseca (y, en cascada, de Conceiçao). En las últimas semanas, el nombre del nuevo timonel ha cambiado en función del de los posibles Ss.

Es normal que así sea, aunque quien llega debe tener en cuenta una cosa: la filosofía de la empresa avanza con cierta fuerza hacia una impronta italiana. La orientación es, por tanto, hacia los técnicos locales. Por eso, por ejemplo, el nombre de Tare -de vuelta a la pole tras un periodo de inactividad- se yuxtapone al de Allegri. Cerrar Tare y Allegri en un plazo razonablemente corto significaría tener los cimientos para construir el Milan 25/26. Ds y entrenador son, además, dos figuras estrechamente relacionadas, y no sólo en cuanto a las exigencias del mercado, sino también en sus relaciones con la directiva y las necesidades del equipo. Se necesita una sinergia fuerte y clara.

Después, hay que pasar a las evaluaciones de la plantilla. No es un Milan para desmembrar y reconstruir -el noveno puesto es una combinación de múltiples causas, no refleja el valor de la plantilla-, pero siguen siendo necesarios injertos selectivos y funcionales. Un suplente para Leao, otro delantero centro en función de cómo resulten Abraham y Jovic, un mediapunta y muy probablemente un lateral izquierdo para sustituir a Hernández, que a falta de noticias sobre la renovación de su contrato está destinado a marcharse.

Una vez más, hay que tener en cuenta la “deriva” italiana válida para el entrenador. Luego están los préstamos no propios que hay que evaluar -Walker ya no es tan seguro de rescate como parecía hasta hace poco- y los propios, como Saelemaekers y Bennacer. Hablando de renovaciones: también habrá contratos pesados -y en la balanza- sobre la mesa del SD que tratar, como el de Maignan. Además, el nuevo responsable del área deportiva deberá ser hábil para exprimir lo mejor del mercado con una doble misión muy complicada: reforzar un equipo que, en cualquier caso, empezará a ganar, con un presupuesto que, sin Liga de Campeones, no puede ser especialmente generoso.

Uno se mueve en una fina línea. Luego está la cuestión del equilibrio interno. Hasta ahora, la propiedad ha intentado suplir las funciones del desaparecido seleccionador repartiéndolas entre otras figuras (Furlani, Ibra, Moncada). Pero, ¿con un ‘ds’ en toda regla? El Milan de RedBird seguiría siendo una gestión que no contempla un individualismo excesivo, pero es fácil imaginar que, llegue el director deportivo que llegue, exigirá cierta autonomía.

En definitiva, equilibrios a reordenar, como los de la relación entre el primer y el segundo equipo. El Milan del futuro tiene su propio organigrama -en el que el entrenador principal es Kirovski-, pero es evidente que la sinergia entre ambos estamentos debe mejorar considerablemente.

CUATRO VENTAS PROGRAMADAS

La pésima temporada del Milan llevará a tomar decisiones claras, sobre todo en el mercado de salidas. Leao y Theo Hernández son los jugadores de los que más se habla pero, a menos que se les ofrezca algo irrenunciable, ambos están destinados a permanecer en el club rossonero para iniciar un nuevo ciclo con cierta base. La atención se centrará en otros cuatro jugadores que ya se han sentido puestos en el mercado por la propiedad.

Samuel Chukwueze iba a abandonar el Milan el último día del periodo de traspasos para fichar por el Fulham, pero el traspaso se frustró porque ambos clubes no llegaron a un acuerdo sobre la fórmula. La idea del Diavolo sería restablecer los contactos con los Cottagers de cara al próximo verano. El centrocampista nigeriano nunca ha dado la impresión de poder determinarse en el Rossoneri, su experiencia en Italia un fracaso total.

Llegado en el verano de 2023 procedente del Villarreal por 20 millones de euros más 7 millones en primas, su valor actual oscila entre los 12 y los 15 millones de euros. Chukwueze se marchará definitivamente en verano, hay situaciones para mirar en España entre la Real Sociedad y el Betis Sevilla.

Sólo hay un adjetivo para describir la segunda temporada de Rubun Loftus-Cheek en el Milan: desafortunada. El centrocampista inglés ha pasado más tiempo en los fosos que sobre el terreno de juego, y al club le gustaría venderlo a final de temporada, pero no será fácil encontrar un comprador adecuado a las ambiciones y los costes del ex jugador del Chelsea. El futuro también pende de un hilo para Yunus Musah, que ha jugado mucho esta temporada, pero cuyo rendimiento no ha sido ciertamente excepcional.

El centrocampista estadounidense también está sufriendo las protestas de gran parte del público y se espera que haga las maletas a final de temporada: tiene un buen mercado en Francia e Inglaterra, y también gusta a Antonio Conte. También es segura su marcha Filippo Terracciano, que siempre ha trabajado con gran seriedad y abnegación, pero que sólo encontró espacio con Fonseca y luego acabó en el olvido.