
La primera adquisición de Igli Tare en el Lazio fue Cristian Brocchi, fichado del Milan en 2008. Le llamó y le dijo: ‘Quiero levantar trofeos y necesito que aportes la mentalidad ganadora que te transmitieron allí’. Brocchi aceptó y al final de esa temporada el Lazio ganó la Copa Italia. Ideas claras y ambición desde el primer día: Tare tenía prisa por ganar y, sin duda, su planteamiento no cambiará en Milanello. La elección del albanés para el puesto de director deportivo es el primer paso en la reconstrucción del Milan. Bastante significativo porque derrota la absurda decisión de hace dos años, cuando Paolo Maldini y Ricky Massara fueron echados tras un Scudetto y una semifinal de la Liga de Campeones.
Sin querer demonizar los infames algoritmos, que pueden aportar algunas indicaciones útiles, el modelo de gestión adoptado por el club parecía inadecuado también por la ausencia de hombres de fútbol. Cada materia tiene sus especificidades y no es seguro que un buen gestor sea capaz de desentrañar los rebotes del balón, que por definición no son previsibles y requieren, por tanto, un profundo nivel de conocimiento.
El intento de sortear (o atajar) el problema con las apariciones de Ibrahimovic, ciertamente carismático pero carente de un papel claro que le ayudara a dar forma directiva a lo aprendido en su larga carrera como jugador, fracasó porque la dialéctica sin filtro de Zlatan sólo sirvió para subrayar la gravedad de la situación, pero desde luego no para encontrar soluciones.
Con Tare, el club vuelve a poner la competencia en el centro del proyecto, llevando a Milanello a quienes han demostrado saber navegar en medio de la tormenta: quince años con Lotito son garantía de fiabilidad, como lo son los resultados obtenidos y las numerosas operaciones de mercado concluidas con evidente satisfacción técnica y financiera.
El nuevo entrenador tendrá que racionalizar la plantilla, apostando por las excelentes cesiones (que el Milan no necesita, independientemente de la falta de ingresos en la Liga de Campeones), deshaciéndose de los que no son necesarios e insertando elementos de sustancia. El tremendo desplome de esta temporada se explica por la ausencia de figuras claras y esenciales en el club, pero también sobre el terreno de juego: hacen falta jugadores que conformen el equipo, aquellos que habrían evitado los fatales apagones en la Serie A y en la Liga de Campeones, que habrían dado compacidad en la final de la Copa de Italia.
El primer problema de Tare es el retraso con el que empezará a trabajar: quien empiece en la zaga deberá jugar con antelación y, en cambio, el nuevo proyecto del Milan está aún en estado embrionario. Empezando por la elección del entrenador, que es fundamental porque el elegido tendrá que hacer mucho trabajo: cerrar muchas grietas antes de pintar los colores de sus ideas tácticas. Una temporada como ésta deja una profunda inquietud y una insidiosa obligación de resurgir.
Las semanas sin copas serán preciosas porque permitirán trabajar con calma, pero a la larga resultarán aburridas. El nombre de moda es el de Vincenzo Italiano, que viene de dos ediciones de la Conferencia que acabaron en la final con el Fiorentina y de un digno periplo en la Liga de Campeones con el Bolonia. Sin duda echaría de menos las copas, pero no le importaría la perspectiva de acortar el tiempo necesario para metabolizar la nueva didáctica.
La trayectoria de Italiano, que empezó en la Serie A en el Spezia y siguió subiendo peldaño a peldaño, certifica su madurez, sublimada por la sagacidad con la que gestionó la última fase de la final de la Coppa Italia. La candidatura es fuerte, aunque vale el mismo argumento que para los jugadores: el banquillo de un gran club puede ser muy incómodo. No es casualidad que la primera alternativa, al menos eso parece, sea Massimiliano Allegri, un entrenador que sabe desenvolverse en cualquier situación. Sin embargo, si el identikit de Roberto De Zerbi también aparece en la libreta, significa que el nuevo Milan, en los planes de la empresa, tendrá que proponer un juego más moderno que el de Max.
Aquí, en comparación con el pasado reciente, se necesitan opciones claras: no debe haber más lugar para la confusión. Hace doce meses, el baile entre Lopetegui y Fonseca fue el prólogo adecuado para una temporada desastrosa. Sin duda, Tare marcará una pauta diferente, por lo que es de esperar que la cuestión del entrenador se resuelva en breve. A continuación, habrá que establecer las pautas a seguir en el mercado.
La gestión deberá ser ágil y rápida, la plantilla deberá estar en gran parte completada para la concentración veraniega, al menos para aprovechar la única ventaja derivada de la exclusión del Mundial de clubes: el verano del Inter y de la Juve estará lleno de incógnitas, el de los rossoneri tendrá que ser de trabajo e intensidad para empezar con buen pie el inicio del campeonato. La victoria no es una obligación para nadie. La competitividad, si eres Milán, sí lo es.

VINCENZO ITALIANO NEGOCIA SU RENOVACIÓN CON EL BOLONIA
La sede de Casteldbole fue el escenario de la primera reunión entre Vincenzo Italiano y la directiva del Bolonia para planificar el futuro. El técnico nacido en Karlsruhe, acompañado por sus abogados de confianza Francesco Caliandro y Diego Nappi, abrió claramente las negociaciones para renovar su contrato, que expira en 2026. La primera cumbre fue interlocutoria, pero la dirección parece clara: prorrogar hasta 2027 con un importante ajuste del actual salario de 2,2 millones de euros anuales. La voluntad común es continuar y seguir creciendo juntos tras la victoria de la Copa Italia precisamente ante el Milan que le situó en lo más alto de la lista de candidatos para el post-Sergio Conceicao.
La pista italiana del Milan se complica pero sigue activa, sin embargo, habrá que esperar unos días más para tomar una decisión definitiva. Los rossoneri aún no han mantenido ningún contacto directo con el entrenador del Bolonia, sino únicamente con su agente Fali Ramadani, aprovechando las excelentes relaciones existentes con Geoffrey Moncada. Un eje que los rossoneri pretenden mantener vivo al menos durante las próximas 48 horas antes de dirigirse, eventualmente, hacia otro objetivo.
Max Allegri sigue siendo la otra pista a tener muy en cuenta. De perfil muy diferente al italiano, el técnico de Livorno representaría una ruptura con el pasado reciente. El AC Milan sabe que el Nápoles lleva días presionando constantemente al ex jugador del Juventus, incluida una reunión con el presidente Aurelio De Laurentiis la semana pasada en Roma.
El futuro nombramiento de Igli Tare como nuevo director deportivo parece alejar a Maurizio Sarri del Milan dados los contrastes de la última temporada junto al Lazio, pero el técnico toscano no está del todo descartado y hay que razonarlo día a día. Con Italiano como primera (complicada) opción y Allegri dispuesto a volver al banquillo entre el Nápoles y precisamente el club rossonero.