Se esfumó el efecto Tare-Allegri

Vender antes de comprar. En la casa milanista, una fórmula que se ha convertido ya en un mantra cuando se trata del mercado futbolístico. Si no se producen salidas, en algunos casos incluso significativas por el valor del jugador o jugadores implicados, al club rossonero le resulta difícil acelerar en aquellas operaciones de llegada que se consideran necesarias para aumentar el nivel técnico del equipo.

Este año ya ha sido el turno de Tijjani Reijnders, los intentos de encontrar un nuevo hogar para Theo Hernández, Maignan y Musah han sido infructuosos, mientras que los rumores sobre Rafa Leao han resurgido. Con todo esto, el aficionado se pregunta cómo quiere enfocar el club una temporada, la próxima, que necesariamente tendrá que ser de redención. De un octavo puesto, lejos de las primeras posiciones, pero que sobre todo ha sancionado con la exclusión de toda competición europea.

Las premisas no parecen ser las mejores, ya que las negociaciones por los jugadores señalados como prioritarios para reforzar la plantilla de Massimiliano Allegri avanzan con lentitud. Siguiendo esas lógicas que, incluso en las últimas temporadas, han caracterizado los veranos del Milan. Cierta reticencia a sobrepasar el fatídico tope de 20 millones de euros por un solo jugador -en nombre de intentar reducir el riesgo, un concepto muy caro en el ámbito financiero- y largas y agotadoras negociaciones para intentar conseguir el mejor precio.

Olvidando un concepto muy importante y que este año, en ausencia de “distracciones” europeas y de la posibilidad de competir en el único frente del campeonato, se vuelve aún más central: proporcionar al entrenador ya para las primeras semanas de julio una estructura de equipo sobre la que construir.

Más que una necesidad puramente económica -que sí existe en un club muy atento a salvaguardar sus cuentas y, en esta coyuntura, a tapar el déficit de ingresos en la Liga de Campeones-, lo que está ralentizando todo es la necesidad de reequilibrar una plantilla que se ha construido en las últimas temporadas sin tener en cuenta los criterios para confeccionar las listas. El del Milan es un grupo con pocos jugadores italianos, menos aún productos de su cantera y una plantilla de más de 22 futbolistas no “locales” demasiado numerosa.

A día de hoy ya son 18 (con el límite en 17), teniendo en cuenta los que podrían haberse ido y no lo hicieron, y los diversos regresos de préstamos, de momento sin posibilidad de que se conviertan en cesiones definitivas. 18, sin contar la llegada casi definitiva de Luka Modric y el posible fichaje de los objetivos señalados por Allegri y Tare. Dos nuevos centrocampistas, por ejemplo, como Xhaka y Javi Guerra, un posible nuevo delantero y posibles intervenciones en el departamento defensivo.

El Milan no quiere verse en la misma tesitura que en los últimos veranos, cuando el exceso de contrataciones de más de 22 jugadores provocó que unos cuantos se quedaran fuera de las listas para la Serie A y las competiciones europeas (un problema que no existirá este año) y tener que privarse precipitadamente de otros, conformándose con préstamos sin garantía de rescate para liberar casillas.

En pocas palabras, los errores y la confusión que han caracterizado las últimas ventanas de mercado están afectando a los márgenes de maniobra del nuevo director deportivo Igli Tare, que se ve obligado a moverse dentro de las rígidas apuestas financieras dictadas por la propiedad estadounidense.

Una serie de situaciones que ya han apagado el pequeño estallido de entusiasmo creado por la llegada del ex-directivo del Lazio y el regreso de un técnico con un currículum importante. El mercado del Milan ha comenzado y avanza a paso lento: no es la mejor manera de planificar una temporada de renacimiento.

EL COMO QUIERE FICHAR A MORATA

Los larios son uno de los equipos más activos en este mercado, tras la confirmación de Cesc Fábregas dieron el primer golpe trayendo a Martin Baturina a orillas del lago (al Dinamo de Zagreb 18 millones de euros más 7 millones en primas) y trabajan en otros refuerzos, como el defensa inglés del Toulouse Charlie Cresswell.

Y luego está el ataque, el club de la familia Hartono y los Ds Ludi están a la caza de refuerzos para el departamento ofensivo con varios nombres sobre la mesa. Y entre ellos estaría Morata. Según informa Il Giorno, a Roberto Piccoli, delantero centro del Cagliari de 2001, que desde hace tiempo figura entre los primeros nombres de la lista, se ha unido esta sugerente hipótesis, que se enmarcaría en la política del club de apostar por jugadores jóvenes, pero emparejándolos con campeones consagrados.

Así pues, el Como puede poner sus ojos en Morata, capitán de las Furias Rojas, que aún no ha resuelto sus reservas sobre el futuro tras sus primeros seis meses de cesión en el Galatasaray , que se saldaron con un total de siete goles, a añadir a los seis marcados anteriormente con el AC Milan. Todo gira en torno a lo que sucederá en las próximas semanas con el delantero nacido en 1992.

El acuerdo firmado entre el Milan y el Galatasaray prevé la estancia de Morata en Estambul hasta enero de 2026, fecha en la que el club turco deberá decidir si ejerce el derecho de rescate a 8 millones de euros o prolonga el préstamo hasta el 30 de junio de 2026, pero no se descarta que el préstamo pueda rescindirse antes, lo que abre varios escenarios.

Hay quien no descarta una confirmación en el club rossonero, dada la llegada al banquillo de Massimiliano Allegri, con quien ya trabajó en su etapa en la Juventus, y quien en cambio baraja la hipótesis de un regreso a España, dadas sus recientes palabras de apertura al Getafe, club con el que jugó en las categorías inferiores. El Sevilla también estaría tras sus pasos.

También alimentaría la candidatura de Como, apunta Il Giorno, el factor Cesc Fábregas. El técnico español, leemos, se lo está pensando, porque conoce bien a Morata (con el que jugó en el Chelsea hasta enero de 2019) y le une una bonita amistad.

Y en estas horas, según informa Sky Sport, se ha escenificado un contacto entre el delantero ibérico y el ex jugador del Arsenal. Además, ambos cruzaron sus caminos con ocasión del Como-Milan del pasado mes de enero: entonces como adversarios, pronto podrían volver a encontrarse pero en el mismo bando.

VLAHOVIC SOLO QUIERE EL MILAN

Dusan Vlahovic está a punto de salir de la Juventus, y desde luego no es ninguna novedad. El pasado otoño, el delantero serbio no llegó a un acuerdo para la renovación de su contrato, que expira en 2026. Mientras tanto, el club ha decidido centrarse en otros jugadores, y el ex jugador de la Fiorentina ha quedado reducido a un papel secundario, como ocurrió en su debut en el Mundial de Clubes. El Milan y, sobre todo, Max Allegri permanecen a la expectativa y sondean las intenciones del jugador y su entorno.

La edición de esta mañana de Tuttosport trata de hacer balance de la situación de Dusan Vlahovic. No faltan peticiones por el número 9 de la Juventus. Tanto en enero como en los últimos días, el Fenerbahçe de Mourinho se adelantó y garantizó pagar el sueldo del jugador, 12 millones, tanto como percibe actualmente. El problema es que al delantero centro serbio no le gusta el destino: no tanto el club como la liga, a Vlahovic le gustaría seguir en las grandes ligas europeas. Por esta misma razón, los avances árabes también han sido devueltos al remitente, de momento. El dinero del salario podría ser aún mayor, pero el delantero ya no quiere seguir la ruta del oro saudí.

Y aunque incluso la Premier League podría surgir en algún momento, sobre todo como una oportunidad al final del mercado como ocurrió con Chiesa el año pasado, lo cierto es que según Tuttosport para Vlahovic hoy el destino preferido es el Milan. Y sólo hay una razón para su deseo: Massimiliano Allegri. Con los rossoneri, Dusan seguiría a un gran nivel y volvería a trabajar con un entrenador al que conoce muy bien.

Aquí también, sin embargo, hay escollos. Los rossoneri estarían dispuestos a pagar unos 20 millones al año antes de la fecha límite, una oportunidad para la Juventus: el problema es el salario del jugador. Con una petición de salario de dos cifras, el Milan ni siquiera abre negociaciones: si en cambio el entorno de Vlahovic aceptara un contrato repartido en cuatro años a 7/8 millones anuales, se podría empezar a razonar.