Udinese 0 – 4 Milan

Los rossoneri jugaron bien y ganaron con facilidad. Marcaron el portugués Pavlovic, Theo Hernández (un gol como en los viejos tiempos) y, por último, el “habitual” Reijnders. En la segunda parte hubo un choque entre el portero (herida en la cabeza) y Jiménez. Trasladado al hospital, pero nada grave. Para los friulanos es la cuarta derrota consecutiva.

PRIMERA PARTE

Y de repente, el Milan. El de verdad, o quizá simplemente el que los aficionados llevaban esperando quién sabe cuánto tiempo. Los Rossoneri vapulearon al Udine con un rotundo 4-0, protagonizando la que fue sin duda la mejor actuación, al menos en la era Sergio Conceiçao. Por cierto, el técnico portugués tuvo el valor de cambiar la disposición de su equipo, pasando a una defensa de tres hombres: más solidez en defensa, imbatida por primera vez en nueve partidos, con Pavlovic revigorizado en el papel de lateral izquierdo, tras las vergüenzas de algunos partidos como central puro; más libertad para presionar en las bandas, sobre todo con un Theo Hernández desatado en el lateral; más todo, en general.

Por supuesto, el Udinese tuvo su parte de culpa: apático, nunca metido en el partido, el equipo de Runjaic encajó su cuarta derrota en otros tantos encuentros. ¿Los bianconeri se van de vacaciones demasiado pronto? En cualquier caso, la clasificación es tranquilizadora. Más bien, es quizá el Milan quien se ha despertado demasiado tarde, si se piensa en el objetivo mínimo al principio de la temporada, la clasificación para la Liga de Campeones.

Como ya se ha dicho, Conceiçao cambió su once milanista, desplegándolo por primera vez con tres atrás y optando sorprendentemente por Luka Jovic como único delantero, apoyado en las bandas por Pulisic y Leao. Runjaic, aún sin Thauvin, optó por Lucca como delantero centro con el interesante Atta por detrás. Apenas 22 segundos después, Reijnders tuvo una ocasión sensacional: Kristensen y Bijol fallaron en el saque de banda de Pulisic, entregando el balón al holandés delante de Okoye, que fue lo suficientemente bueno como para blocar su disparo.

Los balones largos fueron un problema para los friulanos y en el minuto 6 Leao falló por poco el enganche ante la milimétrica invitación -casi de portería a portería- del silbado Maignan. Entre el público del Udinese y el francés sigue vivo el poso de lo ocurrido en el partido de vuelta de la temporada pasada, cuando el portero, víctima de cánticos racistas, abandonó temporalmente el campo.

El inicio fue en general todo favorable a los rossoneri, con los locales algo apáticos y con dificultades para leer las inserciones del rival desde atrás. El Milan, sin embargo, no supo aprovechar su clara superioridad. Y en el minuto 33, en la primera incursión real, fue el Udinese quien estuvo a punto de marcar: Ekkelenkamp vio la inserción de Ehizibue, que remató con la derecha un pase diagonal, Maignan repelió y luego Gabbia rechazó el intento de tapón de Ekkelenkamp.

Sin embargo, fue sólo un destello, ya que Leao primero hizo que Okoye parase un disparo cruzado, y luego, en el minuto 42 -tras una recuperación y una asistencia de Fofana- se inventó un maravilloso disparo desde el borde del área que se fue por debajo del travesaño. Y justo antes del descanso, Pavlovic remató de cabeza por partida doble un saque de esquina botado por Pulisic. Dos tantos del Milan antes de la campanada, con el Udinese yéndose al descanso aturdido.

SEGUNDO TIEMPO

La segunda parte se abrió con momentos de miedo para Maignan, que chocó violentamente con su compañero Jiménez en el minuto 7. El guardameta fue retirado en camilla -entre aplausos-, tapándose la cara tras más de dos minutos de auxilio, lo que obligó a Conceiçao a cambiar a Sportiello. El Udinese lo intentó, incluso armó un par de ocasiones mal aprovechadas por Lucca y sus compañeros, pero inevitablemente acabó destapándose.

Así que Theo Hernández, con un sprint de los suyos, en el minuto 29 hizo el tercero, disparando con potencia por detrás del pobre Okoye. ¿Terminado? Todavía no. Poco después, Leao fue generoso al ceder su doblete para servir a Reijnders a dos pasos de la línea. Poker del Milan, casi increíble: desde el partido ante el Venezia de la primera vuelta que los rossoneri no marcaban cuatro goles en la liga. Entonces estaba Fonseca y toda una temporada por delante, llena de esperanza. Hoy la realidad es mucho más dura, pero quién sabe, tal vez este sea un nuevo comienzo.