
Para muchos aficionados fue, y seguirá siendo, el Scudetto “más bonito de la historia”. Por supuesto, también es una cuestión de generaciones y, por tanto, de recuerdos, pero sin duda la tricolor de 2022 ha generado una inmensa fuerza y autosatisfacción en el pueblo milanés. Un poco porque ese friso llevaba once años desaparecido de la camiseta. Un poco porque, a falta de quince jornadas, el Milan estaba (junto con el Nápoles) a cuatro puntos de un Inter líder que parecía correr más o menos imperturbable hacia el título.
Y un poco -mucho- porque ganar el campeonato en una remontada sobre tus primos obviamente no tiene precio. Sobre todo después de empezar la remontada en un derbi que ha quedado en la historia rossonera. Y ésta es la crónica sin importancia, pero en realidad el foco es otro: sólo han pasado tres años desde la celebración en Reggio Emilia y, sin embargo, parece un siglo. Al fin y al cabo, es el parteaguas al que deben enfrentarse quienes ganan: llegar el primero a la meta no es fácil, pero la verdadera dificultad -y, por tanto, la verdadera habilidad- reside en gestionar los años siguientes.
El Milan lo aprendió a su costa, y no fue una gran actuación. Sólo quedan cinco jugadores del Diavolo di Reggio (suponiendo que Hernández esté fuera y sólo quede Saelemaekers de los que regresan de préstamos). Por orden de función: Maignan, Gabbia, Tomori, Saelemaekers y Leao. ¿Por qué? ¿Qué ha pasado con el grupo que hizo “arder” no sólo a Pioli, sino a todo el mundo rossonero?

En retrospectiva, es fácil pensar que los rossoneri han pecado de presunción, creyendo que en el mercado de verano de 2022 unos retoques habrían bastado para dar continuidad. Una filosofía correcta cuando se gana por goleada: menos si se gana en remontadas y se juega de tú a tú con competidores muy fieros (Inter, Nápoles) de cara al futuro. Ese año llegaron Origi, De Ketelaere, Thiaw, Vranckx y Dest. Sólo se salvó uno, concretamente Thiaw (a quien, por otra parte, el Milan no tendría ahora ningún problema en traer).
Los demás no dejaron prácticamente huella entre jugadores fuera de roster pagados como nabobos, grandes promesas incumplidas y perfiles mediocres. Aquel fue también el verano del adiós de dos pilares del Milan campeón: Romagnoli y, sobre todo, Kessie, una figura nunca realmente sustituida. El verano siguiente se vivió a ojos de la afición con el trauma -nunca del todo procesado- de la venta de Tonali. Tras Kessie, el equipo se vio privado de otro pivote en el centro del campo, mientras que el delantero Brahim Díaz fue recuperado por el Real Madrid.
También hubo muchas despedidas de Rebic y luego una serie de fichajes cedidos como De Ketelaere y Saelemaekers. También fue el verano del doloroso adiós a la práctica del fútbol de Ibra, que ya no daba apoyo en el campo pero era una presencia vital en el vestuario. Se había ido el motor, el ejemplo, la certeza para todo el grupo. Taquilla vacía, un término muy adecuado para un grupo que, mes tras mes, seguía perdiendo certezas.
Las llegadas, sin embargo, no fueron en absoluto un mal mercado: nada menos que diez fichajes, a saber, Reijnders, Pulisic, Loftus-Cheek, Okafor, Musah, Jovic, Chukwueze, Pellegrino, Romero y Sportiello. Porteros aparte, los tres primeros de la lista se ‘salvaron’: un porcentaje bajo. La temporada pasada, las caras nuevas fueron Morata, Pavlovic, Emerson Royal, Fofana y Abraham, seguidos en enero por Walker, Giménez, Joao Félix, Bondo y Sottil.
Diez nombres nuevos más, y otra proporción desfavorable de acuerdos fructíferos: Pavlovic, Fofana y Giménez (en perspectiva…). Entre el verano y el invierno, se fueron jugadores con apellidos pesados como Bennacer, Kalulu, Morata, Calabria, Okafor. Y, al final del contrato, de nuevo dos despedidas pesadas: Kjaer y Giroud.

Esta fue la centrifugadora a partir del Scudetto, una batidora que prácticamente acabó con la plantilla campeona y obligó al Milan a revisarla en profundidad este verano. Cinco jugadores, decíamos, y podrían haber sido incluso menos si el noviazgo del Chelsea con Maignan se hubiera materializado, o si Tomori hubiera aceptado el traspaso en los últimos meses. Pero no es sólo una cuestión de jugadores, sino de organización empresarial. Antes de que el club se diera realmente cuenta de que no podía prescindir de la figura del entrenador principal, el área deportiva había sido confiada en una especie de gestión colectiva a Furlani, Ibra y Moncada.
Y las dificultades han aflorado desde entonces. Igual de evidente era el deterioro del vestuario, donde las pausas para enfriarse y los penaltis arrebatados eran sólo la fealdad más evidente en medio de otras disfuncionalidades menores pero no por ello menos impactantes. El Milan ’21-22 ganó el Scudetto porque, trivialmente, era un grupo hambriento y unido, dos cualidades que se perdieron rápidamente en los años siguientes, justo cuando la parábola en el banquillo se deterioraba.
Pioli, artífice del milagro durante y después del encierro, llegó claramente en algún momento al final del ciclo. Ya no era fisiológicamente posible seguir con él, pero los sucesores no dieron la talla y el club no hizo nada por introducirlos con fuerza en el equipo: Fonseca fue la segunda opción de Lopetegui, Conceiçao llegó a la carrera con un contrato por el que el Milan -como entonces- tenía derecho a deshacerse de él a final de temporada. Érase una vez el Milan del Scudetto.

IGLI TARE SIGUE PENSANDO EN JAVI GUERRA
El Milan está activo en el mercado en busca de nuevos delanteros para Max Allegri. Samuele Ricci está en camino, Igli Tare trabaja en Ardon Jashari y no abandona la pista de Javi Guerra: los contactos con el entorno del centrocampista español del Valencia siguen adelante. Nacido en 2003, fuerte físicamente y con una excelente técnica de base: Javi Guerra está considerado uno de los mejores prospectos de la Liga. El club rossonero le sigue desde hace al menos dos años y está convencido de que podría convertirse en una excelente ganga de aquí al futuro.
Los últimos movimientos rossoneri apuntan a que Jashari es la auténtica prioridad para un centro del campo que se renueva: El Milan está convencido de que llegará a la meta por el suizo con la última oferta presentada al Brujas, de 35 millones de euros. Yunus Musah es la llave para Javi Guerra: Una vez completada la venta del centrocampista estadounidense, Tare volverá a la carga con el Valencia por Javi Guerra. El centrocampista español de 22 años está muy tentado por la posibilidad de unirse a Luka Modric y compañía.
El futuro de Javi Guerra entra en una fase caliente: el talentoso centrocampista deberá dar una respuesta al Valencia, en breve, sobre la propuesta de renovación de su contrato, que expira en 2027. La idea sería dar el salto a un club grande y la elección recaería en el Milan pese a las peticiones del Aston Villa y algunos clubes españoles. Antes, sin embargo, Tare tendrá que trabajar en el mercado de salida para construir un reparto fuerte y ambicioso con Ricci, Modric, Loftus-Cheek, Jashari y Fofana.

EL BESIKTAS SE INTERESA POR OKAFOR
El mercado en torno a Noah Okafor se calienta. El delantero suizo ha regresado al AC Milan al término de su cesión: en su etapa en el Nápoles, ganó un Scudetto, pero sin dejar una huella tangible. Los azzurri han renunciado a su opción de compra de 23,5 millones, una cifra que enseguida pareció desproporcionada en relación con las actuaciones del ex del Salzburgo en los últimos 12 meses. Massimiliano Allegri ya ha dejado claro que no tiene en el punto de mira a Noah Okafor, y ahora IglI Tare y sus agentes se afanan en buscarle un encaje adecuado.
En las últimas horas, el Besiktas se ha manifestado concretamente sobre Okafor: la oferta turca es la de un préstamo oneroso con derecho de rescate, no una obligación. El Milan ha memorizado las condiciones, las ha evaluado internamente y ha decidido devolverlo. A estas alturas del mercado, Tare y Furlani no tienen intención de aceptar propuestas por Noé de forma temporal. La única excepción sería una propuesta de préstamo pero con condiciones, fácilmente, que podrían llevar a la obligación de recomprarlo.
Con toda probabilidad, Okafor estará presente en la concentración oficial del Milan el próximo lunes. En las redes sociales, el delantero suizo se muestra motivado y en buena forma física. Su experiencia en el Milan, sin embargo, parece cerrada definitivamente por varias razones. Los rossoneri esperan que el Flamengo y el Fenerbahçe puedan presentar mejores ofertas por el ex jugador del Salzburgo. Noah se ha abierto a la liga turca, mientras que él estaría menos entusiasmado con la posibilidad de dejar Europa para jugar en Brasil.