
Cuando, a las 21:58, se abren las puertas del infierno, hay cierta lógica: es el pobre Diavolo quien, tras ganar el partido de ida en casa contra el Spal por uno a cero, cae en Ferrara llevándose dos y se hunde en la Serie D. Un Milan entre aficionados: causa impresión. El Milan Futuro, seguido en Emilia únicamente por el entrenador Kirovski (Ibra asistió al partido de Primavera, que les valió la repesca), debe reiniciarse y volver a empezar donde nunca imaginó que acabaría.
Un choque en toda regla. Inevitablemente, el proyecto deberá revisarse en profundidad, pero sigue adelante y se ha visto algo bueno en cuanto a jugadores confiados al primer equipo, aunque siga siendo un fracaso deportivo. En Ferrara, en cambio, es una fiesta. No exagerada, porque para un equipo que partía con el objetivo del playoff, encontrarse en el playout fue una gran decepción. Pero la celebración es legítima tras la ajustada escapada.
Oddo alineó al mismo Milan que en la ida, mientras que Baldini cambió a tres, pero lo que cambió fue esencialmente la actitud. El del Spal fue un planteamiento feroz, tal y como exigía el tipo de partido, lo contrario de lo que había sucedido en la ida, cuando el rendimiento general de los emiliani había sido desastroso. En la práctica, partes invertidas con respecto a la semana anterior: los biancazzurri dueños del campo, los rossoneri sumidos en el caos e inseguros en la fase defensiva. Por una sencilla razón: todo fue cuestión de intensidad, gracias a la cual los locales llegaron casi siempre antes que el Milan, incluidos los segundos balones.
El empuje de la Mazza -más de 10.500 espectadores- fue evidentemente un factor sustancial, aunque más de uno temió que, paradójicamente, resultara ser un arma de doble filo y acabara generando una presión excesiva. Por ejemplo, al entrar en el campo para el calentamiento, el primer estribillo de la Curva Oeste fue “Get your c…”. No fue el ambiente más fácil, aunque después los ánimos fueron constantes y de un valor incalculable.
Digamos que el Spal jugó el partido como a su gente le habría gustado ver toda la temporada, y el Milan se vino abajo en los noventa minutos decisivos tras una primera vuelta en la que había sido claramente superior. Un partido ilusorio, a posteriori. Y una certificación más de que a este nivel la técnica ayuda, obviamente, pero no basta sin personalidad, astucia y una buena dosis de rudeza.
El Spal fue bastante áspero, el partido siempre se mantuvo en tonos bastante acalorados -en la primera parte, el entrenador del equipo blanquiazul, Casella, fue expulsado desde el banquillo-, aunque nunca desembocó en una verdadera bronca. Y el Milan nunca supo reaccionar ante la impetuosidad de los anfitriones. Tanto es así que las mejores ocasiones llegaron de disparos lejanos -Sandri, Alesi en dos ocasiones, ambas en la segunda parte-, que también se lo pusieron difícil a Galeotti, pero que al mismo tiempo demostraron lo difícil que era acercarse a él (el único que lo consiguió fue Traoré, con un derechazo que se desvió problemáticamente a córner).
Un gran esfuerzo en la fase de creación. El Spal dio dos pases de mérito en la primera parte, dando sentido a una agradable maniobra envolvente y a una gran presión. De hecho, el primer gol llegó de un balón rechazado por Nador y una fuerte reanudación por la banda izquierda: centro raso de Parigini para Awua y remate desviado de Molina lo justo para dejar fuera de combate a Nava. Era el minuto 22 y en ese momento los decibelios de la Mazza se elevaron aún más, hasta el maravilloso doblete de Molina (minuto 37), que se revolvió con magia en un pañuelo y dibujó un arco iris en el siete lejano.
Todo el mundo en pie. El Milan encajó el golpe, tambaleándose como un boxeador aturdido, y en ese momento, con dos goles por remontar, se puso muy difícil. En la segunda parte, el Diavolo lo intentó con algo más de convicción, pero sin ser capaz de cambiar la inercia del partido. Ningún avance, ninguna jugada capaz de volver a equilibrar el resultado. Cabezas gachas y lágrimas por un lado, abrazos por el otro y una ovación para Mirco Antenucci, que entró en la segunda parte y se despidió del fútbol en el partido de las grandes sonrisas y el peligro escapado.
Declaraciones de Michelle Criscitiello sobre este resultado: “12 millones gastados en el C para descender al D. Ibra poniendo a un director deportivo que nunca ha visto un partido de la Serie C. Ahora la LND debe aclararlo inmediatamente porque el Milan en Serie D distorsiona todo el campeonato. Un club que factura 300 millones no puede competir con un club que factura 300.000 euros”.
SPAL-MILAN FUTURO 2-0
Marcador: 22′, 38′ Molina (S)
SPAL: Galeotti, Bruscagin, Nador, Fiordaliso, Calapai, Zammarini (85′ Arena), Awua, Mignanelli (71′ Ntenda), Molina (71′ Paghera), Karlsson (84′ Antenucci), Parigini (57′ D’Orazio). A disp.: Meneghetti, Zenti, Radrezza, Rao, Haoudi, Bassoli, Spini, Bidaoui, Nina
MILAN FUTURO: Nava; Minotti (67′ Victor), Camporese, Bartesaghi; Quirini, Branca (45′ st Sia), Sandri, Alesi, Bozzolan (67′ Omoregbe); Traoré (80′ Magrassi), Ianesi (75′ Turco). A disp.: Pittarella, Bianchi, Malaspina, Dutu, Magni, Paloschi, Vos