El barroco, vayan a verlo al centro, merece la pena. El Milan de Lecce, por su parte, es esencial, concreto, con mandamientos grabados en piedra: arriesgar poco, aprovechar las cualidades de los individuos, ser cínico en el área contraria. Allegri destilado y comprimido. El Lecce-Milán termina 0-2, con goles de Loftus-Cheek de cabeza tras un tiro libre de Modric y Pulisic tras un largo centro de Maignan.
El pie de Luka, los centímetros de RLC, la rapidez de CP11: todo muy lógico. Además, por supuesto, la solidez encontrada por el Milan, que hará sonreír a Allegri: el Lecce no fue gran cosa, pero el Milan arriesgó muy poco, casi nada, y se defendió con orden y atención. Ah, el partido fue dos en uno. La primera parte fue fea, muy fea, con dos equipos cerrados, limitaciones técnicas evidentes, ritmo lento y pocas ocasiones. El Milan mejoró mucho en la segunda parte, acertado en el ataque y en la salida, ayudado también por Pulisic y Ricci, que entraron en la segunda parte.
Aquí están, los goles. La ventaja llega a balón parado, una situación que el Milan sufría en el pasado y no aprovechaba. Hay un tiro libre en el lado izquierdo del campo, porque Gaspar derribó a Saelemaekers que se dirigía a la portería. El problema para el Lecce es que el pie de Modric se ha trasladado a Milán.
Luka centra con la fuerza justa y Loftus-Cheek remata de cabeza en el segundo palo. Gaspar llega tarde, Falcone necesitaría un brazo extensible. Curiosidad: Loftus-Cheek estaba a punto de salir, sustituido por Pulisic. A veces es cuestión de segundos. El segundo gol es un despeje de Maignan a cinco minutos del final que, tras un rebote en el clásico duelo aéreo, se convierte en una asistencia para Pulisic. Frente a Falcone, CP no falla.
El Lecce-Milan también fue un partido de goles anulados. El Milan marcó el primero a los 4 minutos con Gabbia. Un clásico: remate de cabeza a la salida de un córner. Sin embargo, Marinelli fue llamado por el VAR, anuló el gol y explicó: «El número 46 empuja con las dos manos». Cierto. En ese momento, el partido entró en letargo y no pasó nada durante media hora.
Como mucho, un grave error de Estupinan, que casi envía a Kaba y Pierotti a la portería. El Milan se activa un poco en los últimos 10 minutos de la primera parte. Loftus-Cheek tiene una ocasión de cabeza, pero amablemente deposita el balón en las manos de Falcone, y luego, en el tiempo de descuento, llegan incluso dos sustos. Giménez, solo ante Falcone, remata fuera con la izquierda, como un delantero en crisis de identidad, y Pavlovic desvía de alguna manera un centro al primer palo. Falcone, atento, desvía a córner.
El Milan de la segunda parte, por su parte, invita a los aficionados a la esperanza. El primer cuarto de hora vive el pequeño drama de Santiago Giménez, que en el minuto 14 desvía débilmente de cabeza y en el 15 marca: buen pase vertical de Saelemaekers, Santi controla bien (no era fácil) y cruza con la derecha, luego va a celebrar mostrando la camiseta de Jashari, derribado en el entrenamiento. Bonita historia, ¿no? Pues no, Giménez está en fuera de juego y Marinelli, que vuelve a tener que acudir al monitor, anula el gol. Sin embargo, la tendencia está marcada, por lo que el Milan marca en el minuto 20 con Loftus-Cheek y poco después también corre el riesgo de marcar el segundo con Fofana, que remata desde la frontal y encuentra a Falcone.
Sí, pero ¿qué ha sido del Lecce? Digamos que está adormilado. El Milan le está poniendo en aprietos. Camarda está en el vestuario desde el descanso (mal primer tiempo) y en su lugar está Stulic, que a un cuarto de hora del final supera a Gabbia y remata dentro del área. Ahí está, la primera parada de Maignan. Sin embargo, el Milan no se ve en apuros y, de hecho, podría marcar de nuevo con Ricci, que ha entrado bien, se lleva el balón con la derecha y busca el primer palo, encontrando a Falcone.
Cuando Pulisic marca el quinto gol de su carrera en Lecce, queda claro: se acabó. Allegri saca a Cheveyo Balentien, nacido en 2006, recién llegado al Milan y catapultado al primer equipo con un doble salto mortal, y todo parece encajar en su sitio. Por una noche, después de mucho sufrimiento, el Milan sonríe y se regala una bonita historia, con la grada cantando como en los viejos tiempos e incluso ondeando banderas. Incluso los últimos tres días del mercado hacen que queramos tener esperanza, si no en un jugador que cambie el equipo, al menos en un defensa que lo ayude.
EL MILAN COMUNICA A GIMÉNEZ QUE NO CUENTAN CON ÉL
Tare comentó antes del partido que estudiarían lo que podría ocurrir en un posible intercambio a la par entre Santi Giménez y el ucraniano Dovbyk, tras el 0-2 diversos medios italianos comentan que la directiva rossonera ha comunicado al delantero mexicano que quieren que acepte el traspaso a la Roma, cuando parecía que podrían convivir los tres delanteros (Nkunku, Giménez y Dovbyk), para una temporada con dos competiciones se quedarán con dos de ellos y la directiva ha decidido: ese dueto debe ser el francés ya ex-Chelsea y el ucraniano, actual jugador giallorossi.