
Hubo un momento, en las negociaciones entre el AC Milan y el Monza por Warren Bondo, en que Adriano Galliani oyó una voz en su interior. Giorgio Furlani acababa de llamarle, a última hora de la tarde del último día de mercado, diciendo: ‘Dame a Bondo’. Mejor: ‘Mi predecesor, dame a Bondo’. Porque Galliani y Furlani se llaman así a menudo en broma: ‘mi predecesor’, ‘mi sucesor’. Aquí es necesario dar un paso atrás.
Galliani siempre ha considerado a Bondo un jugador fuerte, un futbolista por el que pedir 20 millones y, tal vez, aceptar 15. No por casualidad, el Monza había rechazado en esta ventana de mercado una aproximación del Fiorentina, probablemente nacida de la estima de Palladino, que habría vuelto encantado a entrenar a Warren. El Milan, sin embargo, seis horas antes del final del mercado, se dio cuenta de que Ismael Bennacer, roto con Conceiçao tras ser sustituido en el derbi, se iba al Marsella. Y, casi al mismo tiempo, eligió a Bondo como sustituto ideal.

En ese momento, Furlani llamó a Galliani y éste, ante la petición del Milan, abrió los brazos de par en par. No se puede decir que no al Milan”, dijo más o menos abiertamente. El acuerdo se cerró por 10 millones más 2 de primas, y Bondo se fue encantado a jugar a San Siro. La elección de Galliani se debe en parte al afecto que siente por el equipo de su vida, del que ha sido director general, vicepresidente adjunto y alma.
En parte, deriva de su consideración del papel del Monza, que no puede competir con los grandes clubes y tiene en la formación de jugadores una de sus razones de ser. En pocos años, Monza ha contribuido a formar a Carlos Augusto, Di Gregorio, Maldini y Bondo, que fueron comprados por el Inter, la Juve, el Atalanta y el Milan, los cuatro equipos que juegan la Liga de Campeones. Galliani está sin duda orgulloso de ello.
La última escena de esta historia está en el futuro, aún por cumplirse. Avance rápido hasta el miércoles por la noche. El Milan jugará contra el Roma en la Coppa Italia y Warren Bondo estará por primera vez en su nuevo estadio, en San Siro, donde han jugado todos los grandes del Milan. Adriano Galliani, como siempre, estará en su sofá favorito: en la grada animando.