
El pequeño Diavolo de la temporada pasada tiene prisa por volver a ser grande: el infierno de una temporada sin Copas de Europa es un severo castigo que, sin embargo, ofrece la ventaja de un nuevo campeonato para dedicarse exclusivamente a escalar posiciones en la tabla de la Liga A. El objetivo declarado es el Scudetto y el precio del paraíso es de al menos cien millones: mucho, entre el centro del campo y el ataque, que el club ha presupuestado gastar para volver inmediatamente a lo más alto.
Para pasar de la octava a las primeras plazas hace falta batir récords (o casi, el último Nápoles de Conte voló de la décima a la primera), así que es mejor confiar en los que baten récords: Luka Modric, ganador de seis Ligas de Campeones, Ardon Jashari, mejor jugador del último campeonato belga, o incluso Granit Xhaka, inigualable en sus 137 partidos con la selección suiza. Después de todo, el nuevo director deportivo Tare fue claro: “Después de Luka nos llevaremos a un par de jugadores más de ese formato”.
El palmarés de Jashari sólo exhibía un trofeo: la Copa de Bélgica que ganó este año con el Brujas. Además del premio al mejor jugador del año, su primero en la Jupiler Pro League tras su debut con el Lucerna. De sus 52 partidos esta temporada, once han sido en la Liga de Campeones, con sus primeros encuentros en Italia: un doblete contra el Atalanta, noventa minutos contra el Juventus y, antes, el viaje a San Siro contra el Milan. El jugador pidió oficialmente al club regresar a Milán, esta vez para vestir la camiseta rossonera. En resumen, sucumbió a la corte milanesa y pidió la desvinculación del Brujas tras sólo un año juntos.
Tare ya había salido al paso: una oferta inicial de 27 millones más tres millones en primas. Ayer la elevó a treinta como oferta en metálico, a la que habría que añadir los bonus habituales. Todo sin esconderse: en Bélgica dicen que ayer le vieron personalmente en Brujas, pero él lo niega. Para presentar una oferta sólo hace falta una dirección de correo electrónico certificada. Y desde Casa Milán se ha enviado una primera oferta. Puede que no sea suficiente para recibir una respuesta afirmativa, pero la sensación es que llegará tarde o temprano.
Hará falta más diplomacia. Brujas pide ahora un fijo de 35 millones más al menos tres millones en primas, consciente ahora de la voluntad de Jashari. La distancia está ahí, pero absolutamente transitable. Allegri espera tener que esperar menos que Pioli con De Ketelaere, entonces agobiado por la expectación de la plaza sin poder desprenderse de una responsabilidad excesiva. El caso de Jashari es diferente, aunque sólo sea por el rol: no se le pide que marque goles, sino que llene el centro del campo.
A sus 22 años, podrá seguir el ejemplo de pilotos más experimentados, como Modric. Y dejarse inspirar por el instinto y el entusiasmo: también en la selección, donde Ardon ha jugado los dos últimos amistosos tras dos brevísimas apariciones en 2022. Es un talento que puede potenciar sus cualidades en el club rossonero, por lo que la propiedad podría autorizar un gasto importante: Jashari es un centrocampista zurdo, moderno, de inserción y ruptura. No tiene (todavía) los goles de Reijnders, pero ya es más competitivo. Con la misma determinación, ha hecho saber a su club de origen que quiere fichar por el Milan.
Xhaka comparte el mismo deseo: pese a la posibilidad de jugar la Liga de Campeones con la camiseta del Leverkusen y el brazalete de capitán en el brazo, preferiría una nueva experiencia en el club rossonero. Las condiciones de la negociación son las mismas: el jugador ha aceptado un contrato de tres años a tres millones de euros por temporada, mientras que el Leverkusen sigue pidiendo más de los diez millones ofrecidos por el Milan.
Otro frente abierto, en el que avanzará el Milan, decidido a llegar. Y no es la única línea que ve desplegada la directiva: entre los objetivos también está Javi Guerra, centrocampista del Valencia y de la selección española sub-21, tasado en unos 25 millones. El Milan espera a que la resistencia se debilite.

EL BRUJAS PONE PRECIO A DE CUYPER
El traspaso de Theo Hernández al Al Hilal se cerrará a principios de la próxima semana con toda la documentación necesaria y reportará a las arcas del Milan una cantidad cercana a los 30 millones entre la parte fija y las primas. Desde el punto de vista económico, la operación puede promocionarse con nota mientras que desde el técnico, las incógnitas son muchas. Porque el francés, neto de un año y medio difícil, sigue siendo uno de los mejores del mundo en el papel de lateral izquierdo. Los rossoneri han identificado al belga Maxim De Cuyper como la mejor solución posible.
Una premisa necesaria: los ojeadores del Milan han seguido paso a paso la evolución de De Cuyper desde la temporada 2021/2022, cuando Maxim estaba cedido en el Westerlo por el Club Brujas. El clase 2000 gusta porque tiene un buen motor, presiona bien en fase ofensiva y ha mejorado en la defensiva. La característica que más ha impresionado a los rossoneri es su predisposición natural a dar asistencias de gol: nada menos que 7 en la última temporada entre la liga, la copa belga y la Liga de Campeones.
En su evaluación interna de sus propias joyas, el Club Brujas ha decidido que, si llega la oferta adecuada, De Cuyper puede abandonar inmediatamente el club nerazzurro. La agencia que vela por los intereses de Maxim ha acordado con la directiva del Brujas el precio justo para dar luz verde al traspaso: 20 millones de euros.
El interés del Milan por De Cuyper, aunque concreto, aún no se ha materializado en una oferta al Club Brujas. Los contactos con el club belga continúan desde hace días, pero ahora la prioridad de los rossoneri es Jashari. Tare, sin embargo, corre el riesgo de quedarse con las manos vacías: la Roma trabaja en el fichaje de Angelino y quiere que De Cuyper le sustituya. Con fuerza y sin mucho ruido.