Inversiones por valor de 165 millones, ni un solo euro procedente de las ventas (160 millones) depositado en el banco y salarios aumentados en un 10 %. La edad media de los fichajes es de 26 años y medio, teniendo en cuenta también la incorporación del casi cuarentón ex Balón de Oro Luka Modric, lo que certifica que han llegado futbolistas para rendir bien de inmediato, no en el futuro. Y en el vestuario, un patrimonio de experiencia, liderazgo y costumbre de ganar representado por los 69 trofeos que los nuevos rossoneri Modric (34), Rabiot (21) y Nkunku (14) han levantado en su carrera.
Tras analizar su mercado estival, con once caras nuevas y diecinueve salidas, el Milan está convencido de contar con una plantilla más ágil (objetivo fijado, también debido a la no participación en las copas europeas), pero también (y sobre todo) de mayor calidad y experiencia. Todo ello gracias a importantes inversiones y traspasos selectivos: una combinación que ha permitido alcanzar casi todos los objetivos fijados en junio y luego remodelados tras la cumbre del mercado de finales de agosto (con el consiguiente cambio al 3-5-2) entre la directiva y Massimiliano Allegri. Solo falta un defensa central con experiencia, en cuyo lugar ha llegado uno prometedor como el alemán Odogu.
Dejando a un lado a los equipos de la Premier League, que, dados sus ingresos (sobre todo los relacionados con los derechos televisivos), van por libre, entre los clubes de la Liga, la Bundesliga, la Serie A y la Ligue 1, el Milan ocupa el tercer lugar en cuanto a inversiones realizadas. Es decir, 165 millones. ¿Quiénes han gastado más? El Atlético de Madrid y el Bayer Leverkusen. Los rossoneri han podido permitirse fichajes tan importantes (Nkunku por 37 millones, Jashari por 34, Ricci por 23 y Estupinan por 18, por citar solo algunos ejemplos) porque han sabido vender muy bien.
Entre los titulares de 2024-25, «solo» se han marchado el super-Rejinders y un Theo Hernández que viene de una temporada desastrosa, además de estar a un año de que expire su contrato. Por lo demás, se han «exprimido» unos 90 millones con las salidas de Thiaw, Kalulu, Okafor, Morata, Emerson Royal, Pellegrino y Pobega, es decir, jugadores rescatados, cedidos o fuera del proyecto con la llegada de Allegri. A esto hay que añadir el dinero de las cesiones de Musah, Jiménez y Chukwueze. Tres operaciones que, en caso de rescate, aportarían otros 70 millones a las arcas de Via Aldo Rossi. Una suma que se reinvertiría en 2026-27.
Del mercado de verano, dirigido por el director deportivo Igli Tare, en sintonía con Allegri y respaldado por el director general Giorgio Furlani, ha surgido un equipo con un centro del campo de primer nivel, una línea con más calidad y opciones que la temporada pasada: Reijnders, Bondo y Musah han sido sustituidos por Modric, Rabiot, Jashari y Ricci. Además, ha vuelto Saelemaekers, revitalizado tras sus experiencias cedido en el Bolonia y en la Roma. Entre los nuevos fichajes, Ricci, De Winter, Saelemaekers, Rabiot y el segundo portero Terracciano conocen a fondo la Serie A.
Un detalle nada desdeñable: no necesitan tiempo para integrarse y comprender nuestro fútbol. Athekame y Odogu, por su parte, son inversiones de futuro, jóvenes de calidad a los que hay que dejar crecer sin prisas. Como ocurrió con Thiaw y Kalulu. Y luego está Nkunku, a quien en Via Aldo Rossi y en Milanello consideran un jugador de primer nivel que viene de un año por debajo de su nivel habitual en el Chelsea, pero que estaba en el punto de mira, también este verano, de varios clubes que participarán en la próxima Champions.
La masa salarial ha aumentado un 10 %, lo que demuestra que el Milan quiere invertir en el proyecto deportivo. El total de los salarios podría disminuir en los próximos días si Bennacer y Adli encuentran un nuevo equipo en los mercados que aún están abiertos, desde Arabia Saudí hasta Turquía. Pero hay más: ahora el club ya no tiene contratos que debiera renovar rápidamente, como los de Hernández y Thiaw, sino compromisos más largos con jugadores que pueden hacer una carrera importante con la camiseta rossonera. En resumen, la directiva está convencida de haber hecho todo lo posible. Ahora le toca jugar al equipo.

AHORA LE TOCA A MAX
Ahora le toca el turno a Max Allegri, el entrenador en activo con más títulos ganados. El Milan se siente en muy buenas manos, en las mejores posibles. Porque después de una temporada 2024-25 para olvidar, no podía encontrar un guía más seguro al que confiar un nuevo proyecto. La revolución ha sido profunda porque era necesario dar una señal de discontinuidad con respecto a lo que había sucedido en los últimos doce meses.
Y así sucedió, con un mercado en el que las inversiones fueron importantes y llegaron casi todos los elementos listos para desempeñar de inmediato un papel protagonista. Sin esperar ni incorporarse con paciencia. En resumen, la dirección actuó con inteligencia y ahora espera que uno de sus mejores jugadores, el que se sienta en el banquillo, marque la diferencia.
Allegri es una garantía en lo que respecta a la gestión y la valorización de la plantilla, ya que a lo largo de su carrera casi siempre ha sacado el máximo partido a los grupos que ha tenido a su disposición. En su primera etapa en el Milan ganó inmediatamente el campeonato aprovechando las importantes incorporaciones de Ibrahimovic, Robinho y Cassano (en enero); luego, antes de su destitución en enero de 2014, siempre logró la clasificación para la Champions. En la Juve recogió el complicado legado de Conte, motivando de nuevo al grupo e incorporando a los grandes campeones que le compraron.
En cuanto a los trofeos ganados (solo uno), la segunda experiencia con la camiseta bianconera fue la más complicada, la que le reportó menos satisfacciones, pero se enfrentó a situaciones muy complicadas (la venta de Ronaldo, la burbuja de la Superliga y el caso de las plusvalías, con la penalización y la despedida del presidente Andrea Agnelli) y el barco nunca se hundió. Por eso el Milan confía en él: está convencido de que sacará el máximo rendimiento a los jugadores que el año pasado no rindieron a su nivel y que no tardará mucho en integrar a los nuevos.
La rápida recuperación del Lecce, tras la ducha fría que supuso la derrota en casa ante el Cremonese en el debut liguero, deja claro que Max tiene el control del grupo. La sensación transmitida el viernes por la noche es diferente a la espiral negativa que envolvió tanto a Fonseca como a Conceiçao la temporada pasada. El parón servirá al técnico de Livorno para arreglar aún más la situación, ya que en la reanudación podrá contar con la joya Nkunku, a quien hay que sacar el máximo partido porque tiene una clase increíble. Él y Modric pueden hacer soñar a la afición del Diavolo y Max estudia cómo hacer coexistir toda la calidad de la que dispone.

Sin duda volverá a apostar por la defensa de tres, que debía ser una solución temporal para la pretemporada y que ahora se ha convertido en un punto fijo para limitar las bajadas de concentración. La misión que hay que cumplir a toda costa es encajar menos goles que en la temporada 2024-25; el resto lo harán el juego (un aspecto en el que aún hay que trabajar) y los jugadores individuales. Allegri apuesta mucho por la nueva versión de Leao, al que alineará como delantero centro, sin olvidar que Nkunku y Giménez también pueden desempeñar esta función.
Por eso, el ex-entrenador de la Juventus podrá decidir en cada momento si alinear un ataque con un delantero centro y dos elementos entre líneas (3-4-2-1) o si utilizar un 3-5-2 en el que los mediocampistas (el favorito Rabiot y uno entre Fofana, el lesionado Jashari y el relanzado Loftus-Cheek) tendrán libertad para incorporarse a los pases del Balón de Oro Modric. Max soñaba con un mediocampo así y, gracias a él, cuenta con alcanzar el objetivo, es decir, «entrar entre los cuatro primeros de la clasificación, porque el Milan no puede quedarse fuera de la Champions».
Para alcanzar la meta habrá que ser constantes y aprovechar al máximo las semanas sin Copas para hacer crecer al grupo. Max es un maestro en esto y tiene ante sí la enésima misión nada fácil de una carrera plagada de triunfos: hacer explotar definitivamente a Leao y blindar la defensa, que en el pasado ha mostrado demasiadas fisuras. ¿Fácil? No. Si no, Allegri no estaría en Milanello…