
Ya se había hablado de ello a mediados del verano, y ahora que el mercado está llegando a su fin, vuelve a ser tema de conversación. Adrien Rabiot al Milan, es decir, un emotivo reencuentro con su entrenador de referencia, Allegri. Detrás del renovado interés por el centrocampista francés hay, evidentemente, una petición explícita del técnico, que ve en Rabiot a un jugador capaz de desempeñar una función concreta en esa zona del campo.
Una operación que, en términos económicos, sería sin duda sostenible —el Marsella pide alrededor de 15 millones (el contrato vence en 2026)—, mientras que en términos salariales sería sin duda más exigente, pero en cualquier caso no prohibitiva. En principio, el Diablo tendría las condiciones para dar el visto bueno. Siempre y cuando, por supuesto, libere el armario de Musah (para el que sigue en pie el diálogo con el Atalanta): sin la salida del internacional estadounidense, con la llegada de Rabiot a la plantilla habría nada menos que siete centrocampistas. Un número desmesurado para un equipo que no tiene compromisos europeos.
Pero es precisamente esta cifra la que da lugar a una reflexión. O a una provocación, si se prefiere. De hecho, la mediana ha sido el sector en el que el club ha intervenido de forma más incisiva en términos numéricos y cualitativos. Una campaña de fichajes de muy buen nivel en la que llegaron su majestad Modric, un todoterreno como Jashari y un hombre de orden como Ricci.
Además, Allegri está proporcionando a Fofana herramientas ofensivas inéditas, convirtiéndolo en un mediocampista muy interesante (a pesar de su mala puntería en el área, algo que deberá trabajar en Milanello). En resumen, de las tres líneas, el centro del campo era, y sigue siendo, sin duda alguna, la mejor configurada y en la que el club ha trabajado mejor. Sin embargo, con una defensa que sigue atrapada en el castillo de los horrores y un ataque en el que Giménez no parece capaz de dar garantías suficientes en términos de goles, el Diablo sigue mirando hacia el centro del campo.
¿Por qué? Sí, ¿por qué? Una primera respuesta, trivial, es que cualquier entrenador tiene, obviamente, sus jugadores de referencia. Los que se adaptan a su tipo de juego. Y el mediocampo es la zona más delicada del campo. Pero, yendo más allá en el razonamiento, también se podría decir: si Allegri, a pesar de tener seis centrocampistas en la plantilla, todos ellos diferentes entre sí (por orden alfabético: Fofana, Jashari, Loftus-Cheek, Modric, Musah, Ricci), siente la necesidad de fichar a otro, entonces hay dos posibilidades. O bien no ha habido claridad común a la hora de definir los objetivos, o bien Allegri, a finales de agosto, considera que, a pesar de todo, su mediocampo carece de determinadas características. Que, a su juicio, Rabiot evidentemente le aportaría.

UN MERCADO SIN PERSONALIDAD
Con el fin de las negociaciones por Conrad Harder, el Milan vuelve, una vez más, al punto de partida en este Monopoly del mercado de fichajes, donde los imprevistos solo les ocurren a los rossoneri que, hay que decirlo, se han metido en una situación caótica a nivel ambiental. No hay ni un solo aficionado que esté contento con lo que ve y lee, y ni siquiera es fácil explicar lo que está pasando. La sensación es que, o las cosas cambian de repente, o se va a producir un empobrecimiento técnico del equipo. Porque la plantilla de la que dispone actualmente Massimiliano Allegri es menos fuerte que la del año pasado y, dentro de 48 horas, el Milan jugará en Lecce con una delantera reducida al mínimo, incompleta y sin su delantero estrella, Rafael Leao.
La campaña de fichajes y traspasos llevada a cabo por Giorgio Furlani e Igli Tare está dejando muchas dudas. Las redes sociales están que hierven, el estadio es un cementerio para los turistas y no hay ni un mínimo atisbo de entusiasmo, ni siquiera en estos últimos días del mercado de fichajes, en los que se esperaban —entre lo legítimo y lo ilusorio— sorpresas de cierto tipo. Fichajes que deberían haber satisfecho en primer lugar al entrenador, que ciertamente no es Fonseca o Conceiçao, que se conforma con cualquier cosa, y que así lo dejó claro en la reunión de emergencia y de mercado celebrada el domingo en Casa Milan.
A este equipo le faltan jugadores con personalidad, que sepan asumir ciertas responsabilidades en el campo y leer las situaciones. En pocas palabras, a este equipo le faltan jugadores decisivos y con talento, con la excepción de Leao, Pulisic y Modric. Las ventas de Theo Hernández y Tijjani Reijnders, que se produjeron por motivos diferentes pero con el mismo fin, han desmineralizado aún más una plantilla formada por muchos jugadores mediocres pero ahora desprovista de calidad, goles, personalidad e imprevisibilidad. Porque los jugadores que tienen estas cualidades son caros y fuertes.
Adrien Rabiot y Dusan Vlahovic son dos nombres en los que se debería haber apostado fuerte, también porque los recursos económicos para hacerlo están ahí, incluso descontando el agujero presupuestario causado por la pérdida de ingresos de la próxima Champions League, también fruto de errores de gestión y decisiones que han resultado ser erróneas. Las últimas noticias sobre el regreso de Kolo Muani a la Juventus tal vez den lugar a un efecto dominó con Vlahovic, o tal vez no. Lo que es seguro es que el Milan y su entrenador no merecían llegar al 27 de agosto en estas condiciones.
EL NUEVO OBJETIVO: CHRISTOPHER NKUNKU
El mercado del Milan en esta temporada de verano es realmente una locura, casi surrealista. Desde las numerosas despedidas y cesiones hasta las situaciones más candentes de las últimas horas en cuanto a fichajes. Tras fracasar la negociación por el joven Conrad Harder, la directiva rossonera sigue activa en lo que respecta al ataque, que necesita refuerzos tras la lesión de Leao y la desoladora derrota contra el Cremonese.
Según ha informado el conocido periodista Fabrizio Romano, el Milan tiene en el punto de mira a Christopher Nkunku. La directiva milanista permanece atenta y activa ante las situaciones de fichajes, de ahí que surja la hipótesis de incorporar al delantero francés, que abandona el Chelsea. Lo que parece estar confirmado es la disposición del jugador a abandonar la Premier. Son momentos decisivos para la delantera rossonera, que nunca como ahora ha tenido tanta necesidad de nuevos refuerzos.