Pioli: cada uno en su lugar

Cuando Stefano Pioli aceptó la propuesta rossonera sabía que tenía que pedalear y que incluso antes del juego, era necesario intervenir en el espíritu del equipo. El entrenador es un ciclista totalmente apasionado (Vincenzo Nibali es un gran amigo), alguien atento al aspecto humano. Quien haya entrado en contacto con él destaca su gran disponibilidad.

El intercambio que empieza con el diálogo es fundamental.: en Milanello Pioli tiene dos oficinas, uno en la parte alta y el otro al lado del vestuario, el más frecuentado. El entrenador cree en la estrecha relación con sus jugadores, que en la primera semana consolidó con una serie de charlas personales. Todo debe servir para formar la idea de un grupo que tiene en mente, la armonía del vestuario viene mucho antes que la del campo: descansos y comidas siempre juntos, las ejercitaciones “motivacionales” en el campo (tres pequeñas puertas una al lado de la otra, tres filas de jugadores, un número establecido de goles: quien falle el objetivo ofrece la cena).

El repaso de los nombres (pero no apellidos) de todas las personas que trabajan alrededor del equipo. Solo va al centro donde Pioli se aloja, que da una imagen de precariedad: es el trabajo de los primeros días que le ha impedido buscarse casa, algo destinado a hacerse enseguida. El grupo es sagrado y el presupuesto principal es la inclusión: nadie debe sentirse excluído.

Será casualidad, pero el primer día de trabajo coincidió con el regreso al grupo de Caldara, donde ha vuelto a las pruebas tácticas de estos días, privada de los internacionales, donde fue integrado en una hipótesis de defensa titular. Atención a los que pudieran sentirse menos involucrados: el lunes Pioli se reunió con Leao en uno de los primeros coloquios cara a cara.

La colocación de los nuevos es el reto que Pioli hereda de Giampaolo: Theo Hernandez y Leao tendrán su espacio, al resto se les debe buscar. Quien ha trabajado estos días con el entrenador cuenta de una charla que no deja de lado las bromas, un profesional que participa en la vida del staff, un técnico duro que valoriza a sus jugadores poniéndoles en las condiciones más favorables.

Suso volverá a la parte derecha, Piatek como jefe del área. Solo hoy Pioli conocerá a Krunic y Bennacer, ayer habló con Rebic. El ex-Empoli fichado como regista tiene un pasado como volante, posición donde se ha impuesto a la atención general: una idea que puede ser recuperada, sin que sus certezas se les da la vuelta. Como regista Pioli confía en Biglia, el líder que acompañó al Lazio hasta Champions hace ocho años.

Pioli es un entrenador que no utiliza las redes sociales. El staff está consolidado hace años: con su segundo Murelli fueron compañeros en la cantera del Parma. Gianmarco le ha visto crecer: el hijo analista de partidos es el que menos se le ha visto, porque está de manera constante en la sala de vídeos. Un aspecto técnico fundamental en el esquema de trabajo de Pioli.

Que del resto cultiva también otras amistades: pide que los contactos con la cantera sean cotidianos. El diálogo es su marca de fábrica, se habla obviamente mucho de fútbol pero el entrenador está preparado en otras cosas: pregúntenle sobre temas de arte, buena cocina o de moda.

Fuente: La Gazzetta dello Sport