La lista de “Pioladas”

La firma del entrenador está en el póquer contra los líderes. Atisbos tácticos, intuiciones, soluciones. En los momentos complicados, Stefano Pioli suele encontrar la jugada que resuelve el problema. Lo ha hecho varias veces en el pasado, con muchos resultados positivos. Lo consiguió una vez más en el Maradona, con el jaque mate a Spalletti nacido de un fogonazo.

A cara descubierta y sin miedo. Contra el Nápoles, Pioli volvió a jugar la carta de Díaz por la derecha. Fue una jugada ganadora, con el español libre para moverse hacia el centro del campo y capaz de dar alas al partido con una asistencia perfecta para el regreso de Leao a la portería y un arañazo para hacer el 4-0 con un disparo como el de un campeón.

Para el 10 rossonero no era la primera vez. Ya se le había visto en la derecha en algunas ocasiones, como en el gran partido contra la Juve del pasado 8 de octubre en San Siro. También allí, una actuación de lujo y un juego estelar: una salida rápida desde el centro del campo, la defensa bianconera quemada y el balón a la espalda de Szczesny, para un 2-0 que podría representar, a final de temporada, uno de los resultados más importantes de cara a la cuarta plaza.

El otro remate en el área fue un avance de Bennacer hasta la línea de tres cuartos, con Krunic replegado junto a Tonali. Doblete en equilibrio y calidad, para limitar a la perfección las iniciativas de Lobotka. En las redes sociales, muchos aficionados los han apodado “Pioladas”. Un bonito neologismo para confirmar la importancia de las decisiones del entrenador en determinados partidos, casi siempre cruciales. Desde el inicio de su experiencia rossonera.

Cuestión de táctica, pero también de jugadores lanzados al campo en el momento oportuno (el ejemplo reciente es Thiaw) y promocionados con nota. Al principio fueron Colombo y Kalulu. Entre septiembre y octubre de 2020, Pioli alineó al joven ahora cedido en el Lecce para resolver el problema de las ausencias en ataque. Resultado: titular contra el Bodoe y gol en el 3-2, luego media hora contra el Crotone en Serie A y otros 45 minutos de inicio con el Spezia.

Contra el Sparta de Praga, en cambio, llegó la hora del francés. Diciembre de 2020: con las bajas de Kjaer y Gabbia, Pierre se lanzó al ruedo con Romagnoli y no defraudó. ¿Balance? Cuatro partidos consecutivos como titular (y un gol, en Génova), antes de convertirse en un pilar en la temporada ganadora del Scudetto.

Otras rondas, otras percepciones. El 6 de enero de 2021, el Milan se enfrenta a una Juve mermada por las ausencias. Pioli se ve obligado a una solución de emergencia y despliega a Calabria en el medio junto a Kessie, con Dalot como lateral. El Diavolo pierde 3-1, pero Davide marca, convence y se gana los elogios del entrenador, que vuelve a jugar con él en la victoria de la Copa Italia contra el Torino.

Sin embargo, la joya de la corona de los tres años y medio de Stefano en el banquillo del Diavolo es el crecimiento exponencial de Theo Hernández, a estas alturas un director ofensivo más. Con Pioli se ha convertido en un goleador, madurando hasta el punto de llegar a la convocatoria mundialista con la Francia de Deschamps.

Una de las jugadas ganadoras, repetida varias veces la temporada pasada, fue el uso de Kessie como trequartista. Un salto capaz de romper partidos en varias ocasiones. Sin olvidar a Krunic, el comodín por excelencia de su gestión. Con Pioli ha jugado de centrocampista, fantasista, delantero exterior, mediapunta e incluso lateral (contra el Génova, hace justo un año).

La sustancia de siempre al servicio del equipo. Salvo en el último periodo complicado -en el que la elección de la defensa de 3 ayudó a contener los daños-, el técnico ha sido a menudo un maestro de la lectura. Siguiendo con el Nápoles de Spalletti, a la espera de los enfrentamientos de Liga de Campeones que darán la nota del boletín de notas a la temporada, podemos remontarnos al 6 de marzo de 2022.

En el duelo por el Scudetto del año pasado en el Maradona, el Milan encontró un 1-0 vital gracias al toque de Giroud y a un inédito 4-1-4-1, con Tonali más retrasado y -ya entonces- Bennacer más adelantado. Otra “Piolada”, por utilizar un término muy querido por la afición rossonera. Con toda probabilidad, no será la última.