Segunda derrota en dos partidos de Liga de Campeones. Los rossoneri, en la primera parte, totalmente encerrados en su propio campo. Cuando los alemanes se adelantaron, el partido se abrió: ocasiones para Reijnders y doble ocasión de gol para Morata, pero Hradecky estuvo bien y tuvo suerte.
Un primer tiempo tirado a la basura y una reacción tardía tras el gol decisivo de Boniface. El Milan de las tres victorias consecutivas en el campeonato, en la Liga de Campeones sigue a cero puntos. Si contra el Liverpool, en la primera jornada, la eliminatoria fue clara y merecida, en el BayArena los rossoneri merecieron el empate por la forma en que se lanzaron al ataque tras ir por debajo en el marcador.
La entrada de Morata fue decisiva, agitando una alineación hasta entonces sostenida por las paradas de Maignan y la lucidez de Fofana en el centro del campo. Con un poco más de suerte, el balón acabó en el larguero después de que la volea de Theo Hernández hubiera acabado en la red. En definitiva, una ocasión perdida para los hombres de Fonseca, que deben recuperar fuerzas para el partido del domingo en Florencia. Para compensar este mal comienzo en Europa habrá tiempo después del parón, pero desde luego el cero en la tabla de puntos de la Liga de Campeones duele.
Xabi Alonso optó por dar más calidad al centro del campo e insertó a García junto a Xhaka, mientras que al lado de Wirtz estaba Adli, preferido a Terrier. Fonseca confirma la misma alineación que venció al Inter y al Lecce con una excepción: el renqueante Morata se va al banquillo para dejar paso a Loftus-Cheek. El trequartista, sin embargo, es Reijnders, con el inglés en el centro del campo junto a Fofana.
Preparados, listos y el Milan desaprovechó una buena reanudación porque el holandés no supo controlar un precioso balón de Leao. Los alemanes respondieron de inmediato y Maignan tuvo que ensuciarse los guantes con Boniface y Tah en los primeros cuatro minutos. Los anfitriones tenían casi siempre el balón y el Diavolo cubría los espacios: intentaban no bajar, pero en comparación con las últimas apariciones el centro de gravedad estaba más atrás. El Bayern martilleó el exterior del área y, tras un cambio de juego de cuarenta metros, Frimpong sorteó a Boniface en el centro del área para hacer el 1-0: la alegría del BayArena duró poco, ya que el delantero exterior holandés partió de una posición de fuera de juego y el sistema Var se lo señaló a Scharer.
El Milan respiró después del peligro que había llevado, pero no se sacudió su actitud excesivamente cautelosa: Frimpong y Grimaldo retrocedieron para tapar las inserciones de Pulisic y Leao, que, sin embargo, no fueron bien servidas y no se hundieron. Así, a la media hora de juego, los rossoneri tenían cero disparos hacia la portería contraria. El primero llegó en el minuto 39, cuando Pulisic fue detenido por Hradecky. Antes, otro gol-balón para Frimpong, que disparó alto desde una posición inmejorable tras un eslalon hacia la izquierda de Wirtz. Al descanso los números eran elocuentes: 58% de posesión para el Bayer, que tuvo 10 disparos frente a sólo uno de los rossoneri. La diferencia estaba sobre todo en las bandas, donde los alemanes hacían daño, mientras que el Milan no picaba.
La reanudación comenzó con la misma formación y con Morata, que había calentado por un problema en el hombro, aún en el banquillo. Maignan volvió a salvar al Milan cuando, en un error de Theo, Wirtz remató: el portero francés se puso los guantes y neutralizó. El Bayer, sin embargo, siguió empujando y encontró la ventaja con un golazo de Boniface tras una gran acción sobre el eje de García (verticalización), Grimaldo (asistencia de tacón) y Frimpong (conclusión) que Maignan neutralizó con otro ‘parche’.
La reacción de un Diavolo hasta entonces demasiado tímido llegó con un disparo desde dentro del área de Reijnders que repelió Hradecky antes de que la defensa detuviera a Emerson Royal y Leao. Ahora los rossoneri estaban más convencidos, tenían el mejor de los duelos y ya no esperaban en su propio campo. Es un partido diferente también porque Morata, en lugar de Abraham, da la campanada.
Hradecky hizo la parada al español, que, sin embargo, estuvo a punto de marcar dos veces más, con un rechace en el aplazamiento del guardameta rival y con un remate de cabeza. La ocasión más clamorosa, sin embargo, fue el disparo al larguero desde fuera del área de Theo Hernández: el Diavolo no tuvo suerte y, cuando Loftus lo intentó, Hradecky volvió a estar allí para despejar el rechace. El final fue una corrida de toros: el Milan pidió penalti, pero el Bayer se resistió y Fonseca volvió a caer en la Liga de Campeones.