Estuve en San Siro para ver el Milan-Juve, impulsado sobre todo por la curiosidad de ver en directo a estos dos equipos que aún no han dado lo mejor de sí mismos, en cuanto a juego, ni en la liga ni en la Liga de Campeones. Bueno, fui espectador de un partido gris que no pudo ser más gris: ni una sola emoción, ni siquiera un pitido.
Pero, si los bianconeri tenían varias ausencias y quizá su discreta actuación pudiera justificarse, el Milan me decepcionó de verdad. Escuchar los abucheos del público rossonero, absolutamente comprensibles por lo poco que se vio, fue un shock, el único en una mala noche. Tenía a Franco Baresi y Daniele Massaro a mi lado. Observando la lentitud del juego, les dije: “Si siguen así, vosotros también podéis jugar, ¡y seguro que causáis buena impresión!”.
En una situación así es fácil echar toda la culpa al entrenador. Soy sincero: no me parece justo criticar a un colega. Había seguido a Fonseca durante su experiencia en Ucrania y me había causado una buena impresión. En la Roma no encantó, pero hacerlo bien en un club como los giallorossi es complicado para cualquiera, como demuestra el presente. En Francia, aunque no impresionó por la calidad de su juego, se las arregló.
Ahora, en el Milan, lo está pasando mal. Pero la pregunta es: ¿eligió a todos los jugadores que tiene a su disposición? Si es así, entonces él es el responsable. Si, por el contrario, los dirigentes se los entregaron y le dijeron “estos son los elementos, ahora ocúpate tú”, entonces la culpa debe recaer en el club. Este Milan es víctima de demasiados altibajos. El equipo, en el sentido de grupo, no está. No se ve un juego coral, colectivo.
Los departamentos no están conectados: los defensas no ayudan a los centrocampistas y los centrocampistas no apoyan a los delanteros. Cuando oigo decir que Leao no arrastra a sus compañeros, me pregunto: ¿pero queremos entender que Leao no es un arrastrador, por una cuestión de temperamento? A veces, en determinados partidos, es un buen jugador, otras veces ni se le nota. Es como cuando vas a pescar: nunca sabes si volverás con la cesta vacía o llena.
Mi temor es que, este verano, las cosas se hayan hecho con un toque de superficialidad. ¿Estamos seguros de que la dirección quería realmente a Fonseca en el banquillo? No lo sé. En cualquier caso, lo que está produciendo el Milan no es satisfactorio y los aficionados están muy decepcionados. Alguien, exagerando en confianza, sigue colocando al Milan entre los posibles candidatos al Scudetto. Yo mantengo que los rossoneri pueden olvidarse del Scudetto.
Hay demasiados equipos por delante y, sobre todo, esos equipos van a mil por hora y todos tienen un juego y una identidad muy precisos. Es difícil que el Milan haga un superretorno, también porque hay muchos detalles que pulir para alcanzar un buen nivel. Parece más razonable centrarse en la Liga de Campeones y tratar de progresar lo más posible en Europa: quizá sea un evento más adecuado para los rossoneri, como podría pensarse tras la espléndida victoria con el Real.
Pero hay mucho trabajo por hacer. No puedes jugar contra la Juve en casa, ante tu gente, y no hacer ni un solo tiro a puerta… También hay que estimular el orgullo de estos jugadores. No se puede pensar que el entrenador es siempre el culpable de los malos resultados, porque de lo contrario se da una coartada a los jugadores. El secreto del éxito es: un gran club, un buen entrenador y buenos jugadores que le sigan y se arrojen al fuego por él. En el Milan actual, ¿existen todos estos componentes?