Misión cumplida, pero qué esfuerzo. El Milan derrotó al Bratislava y subió a nueve puntos en la tabla de la Liga de Campeones. Con los partidos en casa (no imposible) contra el Estrella Roja y el Girona por delante, más un partido fuera en la última jornada en el campo del Dinamo de Zagreb, Fonseca ve concretamente la posibilidad de acabar entre los ocho primeros y de lograr la clasificación directa para octavos de final.
Por supuesto, hacen falta tres éxitos más, pero el camino es el correcto. A pesar de otra actuación no del todo convincente, sobre todo en términos de equilibrio y juego. Tras una primera parte regular, con demasiadas distracciones en los contragolpes de los locales, fue necesaria la entrada de Leao para cerrar el partido. Rafa decisivo, como siempre querrían los aficionados rossoneri que fuera, y capaz de romper su tabú goleador en la Liga de Campeones que duraba casi un año.
Fue Abraham quien cerró la cuenta con un regalo de Strelec, tras un partido nada fácil para el ex de la Roma. Para el Diavolo es la tercera victoria consecutiva en la Liga de Campeones: en Europa a nivel de resultados existe esa continuidad que falta en la Serie A. El sábado contra el Empoli, Calabria y sus compañeros no pueden equivocarse, pero mientras tanto pueden sonreír por cómo ha resultado el camino en la Liga de Campeones. Tras las derrotas iniciales contra el Liverpool y el Bayer Leverkusen, todo estaba prácticamente decidido.
Weiss dio un vuelco al equipo con respecto a lo que se esperaba en la víspera del partido: nada de 4-2-3-1, sino un 3-4-3 con los centrocampistas exteriores replegados para defender con cinco hombres. Fonseca realizó una rotación masiva con respecto al partido contra el Juventus: siete cambios en la alineación inicial, con Maignan, Hernández, Fofana y Reijnders como únicos supervivientes. El Milan trató enseguida de dar amplitud al juego con Chukwueze y Okafor, pero el nigeriano y el lanzamiento de falta de Theo no encontraron portería.
El Slovan jugó sobre todo al contragolpe, pero fue Strelec quien tuvo en sus pies el gol más sensacional: se deshizo de Maignan y fue necesaria una intervención magistral de Pavlovic para evitar el 1-0. Takac detuvo a Pulisic, liberado para disparar por Reijnders, pero cuando el estadounidense, esta vez provocado por un pase filtrado de Abraham, volvió a marcar, no se equivocó y firmó la diagonal de la ventaja.
Para el Diavolo, técnicamente superior, el partido parecía ir cuesta abajo, pero tras un saque de esquina en el que rebotó el disparo de Chuwkueze, los de Fonseca empataron en un contragolpe: Barseghyan se anticipó a Calabria, que, como último hombre, intentó anticiparse por alto y salió volando. Reijnders no pudo cerrarle y fue fácil para el número 11 depositar el balón a la espalda de Maignan.
Fue todo para los rossoneri, que acusaron el golpe. Porque el Slovan se encerró en su campo y no dejó espacios, pero también porque a los milaneses les faltó precisión en el último pase. Los mayores peligros llegaban por la derecha, mientras que por la banda izquierda, donde Okafor sustituyó a Leao, hacían falta las superposiciones de Theo para crear algo. El campeón eslovaco regresó así a los vestuarios con un empate que nunca había logrado en esta Liga de Campeones.
Al comienzo de la segunda parte, Fonseca jugó inmediatamente la carta de Leao: salió el decepcionante Okafor. Fue la jugada decisiva. El Slovan tuvo más coraje y apareció por el lado de Maignan no sólo en los contragolpes, sino que el Milan tuvo otra buena ocasión con Pulisic, que se internó por la derecha y centró para Abraham, que no acertó a rematar. Leao también tuvo una buena ocasión, pero no acertó a rematar a tiempo.
Los eslovacos retrasaron su centro de gravedad con Ignatenko en sustitución del delantero Metsoko, pero no tuvieron tiempo de asentarse y los Diavolo volvieron a ponerse por delante. Calabria botó rápidamente una falta para Fofana, que azotó el balón hacia Leao: velo de Abraham y el portugués quemó a Blackman antes de depositarlo en la red.
Para Rafa, que llevaba casi un año sin marcar un gol en la Liga de Campeones (contra el Psg en San Siro), fue un tabú roto y una sonrisa le pintó la cara. Esta vez el Slovan no reaccionó y, al contrario, un pase loco de Strelec dio a Abraham el 3-1. Fonseca gestionó la energía insertando a Emerson Royal, Musah y Loftus Cheek por Calabria, Fofana y Pulisic, que no estuvo a la altura.
Los locales respondieron con Marcelli y Tolic por Voet y Kucka: los cambios fueron más ofensivos y el Slovan pasó al 4-2-3-1. El Milan parecía tener el control y Fonseca concedió los últimos seis minutos más recuperación a Camarda, que perseguía el récord de Ansu Fati como jugador más joven en marcar en la Liga de Campeones.
El canterano rossonero no lo consiguió y, en cambio, vio cómo Marcelli ponía el 3-2 con un zurdazo desde la frontal del área al larguero: el Diavolo protestó después de que no se pitaran dos faltas (una sobre Leao y otra sobre Emerson Royal). Parecía el aperitivo de un final agónico, pero en lugar de eso Tolic se llevó dos tarjetas amarillas en cuestión de segundos por protestas. Y así, el Milan celebró un gran éxito de cara a los octavos de final. Atrás queda el feo 0-0 contra la Juve.
MI OPINIÓN
Otro penoso partido del equipo, que un equipo como el Slovan te meta dos goles, cuando hasta ahora no han ganado ninguna de las jornadas y además solo tienen cuatro goles a favor (recordemos hoy DOS al Milan) y diecinueve en contra, Fonseca sacó nueve jugadores al campo (porque Chukwueze y Okafor directamente ni existieron), teniendo que gastar ya un cambio al acabar el primer tiempo para que Leao haga de las suyas.
Metieron tres goles si, pero remataron solo cinco veces a puerta y encima el 1-3 fue un completo regalo del rival, eso unido a una defensa inexistente y eso que Pavlovic salvó el que pudo haber sido el 2-1 en el momento que mejor estaba el rival animado por su público.
Pero aquí parece que solo importa sumar los tres puntos, ganar dinero e intentar llegar a los ocho primeros (el Milan hoy es noveno) para clasificarse para la siguiente ronda, pero el aburrimiento general de los milanistas a ver quien cambia eso…