Modric y Jashari: la opinión de Sacchi

Tras poner fin a su legendaria carrera en el Real Madrid y despedirse del templo del Bernabéu, Luka Modric quiso a toda costa fichar por el Milan y, a pesar de sus cuarenta años y algunas dudas legítimas sobre su estado físico (que yo también comparto, aunque espero equivocarme), la gente se enamoró inmediatamente de él y acudió en masa al día de su presentación. El suizo Ardon Jashari, que era propiedad del Brujas, pidió a gritos su traspaso al Milan, que llevaba tiempo siguiéndole, y al final los directivos belgas tuvieron que satisfacer su deseo.

Las historias de Modric y Jashari son dos ejemplos que demuestran el encanto que los colores rossoneri ejercen sobre los jugadores. Especialmente sobre los extranjeros. Aunque quizá no se venga de un periodo de grandes éxitos. Uno se preguntará: ¿por qué ocurre todo esto? La respuesta es bastante sencilla: basta con mirar la vitrina del club, donde brillan nada menos que siete (repito, siete) Copas de Europa, además de muchos otros trofeos. ¿Cuántos equipos italianos han ganado tanto en Europa? Ninguno. Por lo tanto, es lógico que el nombre del Milan sea atractivo, como se suele decir hoy en día, y que los futbolistas aspiren a vestir su camiseta.

Es cierto que el equipo con más aficionados en Italia es el Juventus, y el Milan ocupa el segundo lugar con más de cuatro millones, pero el rossonero es, con diferencia, el club de nuestro país más reconocido a nivel internacional. La epopeya, porque hay que hablar de epopeya y no de simple historia, de Silvio Berlusconi fue sin duda decisiva para que la gente se enamorara. Añado que el Milan siempre (o casi siempre) ha conseguido sus resultados a través del juego, el buen juego, por lo que también hay un componente estético que no debe subestimarse.

Si pronuncias el nombre de Milan en Madrid, se ponen firmes y te escuchan. Hay respeto, hay estima. Berlusconi, cuando me contrató para dirigir su equipo, me dijo que quería ganar y convencer, que el objetivo era alcanzar el resultado a través del espectáculo. Creo que le satisfice y, al hacerlo, mi Milan ha ganado adeptos en toda Europa y en todo el mundo.

Luego vino la etapa de Fabio Capello, durante la cual el club siguió ganando y sorprendiendo. Así, tras el paréntesis de Zaccheroni, que trajo consigo un título de liga, llegó la etapa de Ancelotti, y también en ese caso los rossoneri fueron más apreciados por los éxitos cosechados en el extranjero que por los conseguidos en Italia. Y siempre, me refiero a mi época, a la de Capello, a la de Zac y a la de Carletto, el buen juego era la estrella polar.

La historia de un club es fundamental, la pongo en primer lugar en la clasificación de las cualidades necesarias para alcanzar la gloria. El club, con su historia, su estilo y sus valores, está por encima de los entrenadores y los jugadores. Es la marca distintiva. Se parte de ahí para construir. Es lógico que, siendo el Milan un club importante, las expectativas de los aficionados sean muy altas y el compromiso de los directivos y los deportistas también deba serlo.

Trabajar en el Milan no es como trabajar en otro club, esto debe quedar claro. A un jugador del Milan se le exige un comportamiento ejemplar, siempre en línea con la filosofía del club. Así era en la época de Berlusconi, y yo soy testigo directo de ello, y creo que sigue siendo así ahora. El club es una familia. Es más: es una empresa familiar. Lo que significa que, al final del mes, las cuentas deben cuadrar, como en cualquier familia que se precie, y que las relaciones deben basarse en sólidos valores morales.

Ahora bien, estoy muy contento de que un campeón de la talla de Modric, aunque tenga cuarenta años, haya decidido fichar por el Milan, y también me alegro de que lo haya hecho el suizo Jashari. Sin embargo, y quiero subrayarlo, ahora que han tomado esta decisión, son ellos los que deben ponerse a disposición del club, y no al revés.

Me explico mejor: el Milan tiene un ADN preciso, y esto no se puede cambiar (por suerte), por lo que los jugadores que llegan (cualquier jugador) tienen la obligación de adaptarse sin pretender saltarse las jerarquías. El encanto del Milan es fruto de su estilo y su historia, y nadie podrá borrarlo jamás.

LOS COSTES DEL FICHAJE DE JASHARI

Para traer a Jashari a Italia, los rossoneri han realizado una inversión total de unos 37 millones de euros, repartidos de la siguiente manera: 34 millones fijos, más 3 millones en bonificaciones. Por su parte, el jugador ha firmado un contrato de cinco años con vencimiento en junio de 2030. La  Gazzetta dello Sport ha profundizado en los bonos del acuerdo, explicando en detalle cuándo se activarán.

El primer bono de un millón se activará si, durante los cinco años de contrato de Jashari, el Milan se clasifica para la Champions. El segundo, también de un millón, se hará realidad si el Milan gana el campeonato. El tercero, por último, se activará si el Diablo llega a las semifinales de la Champions League. Para activar las bonificaciones hay tiempo hasta que expire el contrato actual (antes de 2030) y es necesario que Jashari siga en la plantilla rossonera.

EL NEWCASTLE INSISTE EN THIAW

Malick Thiaw sigue siendo el centro de las maniobras del mercado de fichajes del Milan. El defensa alemán, propiedad del Milan, está en la lista de fichajes tanto del Juventus como del Newcastle, y los ingleses están actuando con mayor decisión para intentar convencer a la directiva del Diablo de que ceda a su jugador. A pesar del rechazo del propio futbolista a la propuesta del Como de las últimas semanas, que incluso le había ofrecido un contrato de 4 millones de euros netos por temporada, el futuro de Thiaw sigue siendo incierto.

Recordemos que recientemente el Newcastle había enviado un correo electrónico al Milan con una primera oferta oficial por Thiaw: 30 millones de euros, sin bonificaciones. Una propuesta importante, pero que la directiva del club de Via Aldo Rossi devolvió al remitente, ya que el jugador se ha ganado la confianza del entrenador Max Allegri.