
El Milan tiene cero puntos en la clasificación y es último en Europa, su casa desde 1963. Verle ahí abajo causa impresión. Sí, pero ¿cuánto peligro corre? Fonseca se mostró satisfecho con la actuación del Leverkusen: “Ha sido el partido que más he disfrutado desde que entreno al Milan”. Y a los jugadores, en el vestuario, les reiteró el concepto: les dijo que sentía que iba por el buen camino, que apreciaba la valentía de la última media hora. El Milan tiene problemas, está claro, tiene que mejorar, pero esa clasificación hay que mirarla sin duda con una calculadora en la mano.
Las reglas de la Liga de Campeones estipulan que los 36 equipos jueguen ocho partidos, cada uno contra rivales diferentes, para llegar a una clasificación modelo de campeonato. Los ocho primeros pasan directamente a octavos, los equipos de la posición 9 a la 24 se cruzan en una eliminatoria. Predicciones informáticas y de sentido común: para entrar entre los ocho necesitarás al menos 15 puntos, quizá 16; para clasificarte para la repesca (básicamente los octavos de final) probablemente necesitarás nueve.
La lógica dice que el Milan estará probablemente entre los 16 equipos que disputarán los playoffs. Entre octubre y enero, le esperan cinco partidos ciertamente no complicados (en casa contra Brujas, Estrella Roja y Girona; fuera contra Slovan Bratislava y Dinamo Zagreb) y uno que parece el Everest (Real Madrid-Milán). No sumar nueve puntos sería muy sorprendente. Entrar entre los ocho primeros, también.

Sí, pero ¿cómo funcionan las eliminatorias? ¿Quién se enfrenta a quién? La foto de arriba lo explica todo (pero hay que hacer un poco de zoom…). Mientras tanto, es justo decir que se jugará a dos partidos: ida 11 o 12 de febrero, vuelta 18 o 19 de febrero. Y que habrá un importante e inusual sorteo el 31 de enero. Se formarán parejas de equipos: noveno y décimo, undécimo y duodécimo, decimotercero y decimocuarto… y así hasta el 24º.
El noveno y el décimo se encontrarán con el 23º y el 24º, y los emparejamientos se decidirán por sorteo. Un ejemplo para entenderlo: quien acabe noveno puede encontrarse 23º o 24º en la clasificación, y las bolas del sorteo decidirán. Alguien entonces, en el sorteo entre dos equipos, estará en una encrucijada: puede encontrarse con un rival fuerte o con uno teóricamente mucho más débil (sin duda habrá equipos grandes o fuertes en posiciones inesperadas). Otro concepto novedoso: acabar 12º no será necesariamente mejor que acabar 20º.
La Uefa, tras la repesca, en el sorteo de octavos de final, confeccionará un cuadro de tenis, en el que se insertarán los ocho primeros de la clasificación, los mejores de la primera fase. Aquí también habrá un sorteo por parejas y sólo entonces se sabrá quién tendrá el camino más fácil hacia Múnich. A principios de octubre, por una vez, uno puede permitirse no ser dramático.