Pulisic: marca mucho, habla poco

Como los pocos goles que le quedan al equipo no son precisamente el menú de un restaurante con estrellas, más le vale dar sentido a la temporada compitiendo consigo mismo. Y a Christian Pulisic le resulta muy fácil superarse a sí mismo en el plano personal. Con el doblete en Lecce alcanza ya los 14 goles, repartidos entre liga (8), Liga de Campeones (4) y Supercopa (2).

Una cuenta que le convierte en el único máximo goleador rossonero por delante de Reijnders (12). El año pasado acabó con 15, y ya fue su año más generoso. Quedan doce partidos por disputar con seguridad, diez de ellos de liga. Cristiano y el Milan esperan llegar a trece, lo que significaría jugar la final de la Copa Italia tras eliminar al Inter.

En un equipo en el que la mayoría de los compañeros se pasan la temporada deambulando entre crisis de identidad, amnesia táctica, errores técnicos, banquillos de castigo, insubordinación disciplinaria o, muy banalmente, índices de rendimiento muy por debajo de las expectativas, afortunadamente también los hay como Cristiano: pocas palabras -rozando el cero absoluto-, digresiones sociales limitadas al mínimo, nada de cotilleos sobre la vida privada, días productivos en Milanello.

Porque Pulisic, a diferencia de algunos de los compañeros con los que comparte vestuario, ha entendido una cosa básica: invertir en uno mismo es un trabajo que se devuelve. Cuando dejó el Chelsea para fichar por el Milan, prácticamente no quedaba rastro del Cristiano que destrozaba el mundo en el Dortmund. Fue allí, a ese nivel, donde el Capitán América quiso volver y es allí donde está volviendo aunque el Milan, desde luego, no le esté ayudando.

Y así Pulisic se puso las pilas, aportando al Diavolo la cualidad que el equipo en su conjunto no ha tenido en todo el año: continuidad. Ahora mismo lleva 14 goles y 7 asistencias: entre goles y pases ganadores, ha sido decisivo en el 29,5% de los goles de los rossoneri esta temporada. Los mapas de calor del gráfico anterior ilustran claramente la evolución del jugador, las diferencias tácticas con respecto a hace un año.

Destaca en particular una cobertura más intensa de las zonas centrales, en parte porque se le desplegó más a menudo en el centro de los tres cuartos y en parte porque, incluso cuando empezó en la derecha, se le pidió explícitamente que encontrara la jugada centralizando.

“Empezando por la banda, es muy bueno en los pasillos centrales”, explicó Conceiçao tras el partido de Lecce. “Es un jugador de gran calidad técnica y también muy inteligente en los diferentes roles que tiene. Puede jugar por detrás del punta, puede jugar en la banda entrando por dentro: ésa es su mejor posición’. El interesado, por su parte, respiró aliviado: ‘Para mí también fue un momento difícil, siempre quiero marcar, pero en los últimos tiempos no había sucedido’.

Christian será uno de aquellos de los que el Milan tendrá que volver a partir, uno de los pocos imprescindibles. El club lo sabe, y de hecho ya está (casi) listo un nuevo contrato sobre la mesa, pasando del actual vínculo válido hasta 2027 (con opción hasta 2028 a favor del club) a 2028, con opción hasta 2029.