No le digan a Allegri que el Milan ya tiene la cabeza puesta en el derbi: lo negará categóricamente. El hecho de que Pulisic, así como Rabiot y Jashari, estén siendo gestionados con prudencia para tenerlos al mejor nivel después del parón (cuando, casualmente, los rossoneri serán “huéspedes” del Inter…) no tiene que ver con el calendario. La prudencia con lesiones delicadas es siempre necesaria, especialmente con los músculos de jugadores como Chris y Adrien o con el peroné de Jashari, fuera desde finales de agosto. Es difícil decir qué habría ocurrido si el calendario hubiese sido al revés: primero el derbi y luego Parma después del parón.
El orden de los acontecimientos permite aprovechar la visita a Emilia también para probar las condiciones de Pulisic, que desde el miércoles se entrena con el grupo: es probable que se le dé algo de tiempo a partido en curso, tal vez media hora final, para que recupere gradualmente el ritmo competitivo. Pero Parma no es un simple entrenamiento: para el Milan es mucho, muchísimo más. Y no es retórica: basta mirar los hechos. Los rossoneri han perdido puntos contra Cremonese y Pisa, dos equipos que luchan por la salvación. El Parma tiene el mismo objetivo y no faltarán espíritu y ganas de hacerlo bien: el Milan, por su parte, necesita enviar una señal fuerte al campeonato. Y también al Inter…
Pulisic podrá ser útil, si se le necesita, ya mañana por la noche. En cualquier caso, aumentará sus minutos, tras quedar fuera de la liga desde la mitad del segundo tiempo contra la Juventus. Luego tendrá un largo período sin viajes, después de la lesión de bajo grado en el bíceps sufrida con su selección. Por una suerte de compensación, o simplemente por sentido común, Pulisic se perderá los próximos compromisos con Estados Unidos. El seleccionador Pochettino no lo ha incluido en la lista para los amistosos contra Paraguay y Uruguay del 15 y 19 de noviembre: gracias a las conversaciones previas con el club y con el CEO Furlani, ya se sabía que este sería el resultado. Es decir, que su disponibilidad para el Milan no implicaba lo mismo para la selección.
Chris evitará el viaje intercontinental y se quedará trabajando en Milanello: allí podrá entrenarse y recuperarse para volver a su mejor forma. Solo así volverá a ser útil tanto para Allegri como para su selección. Además, Pulisic es un hombre-derbi: el Inter es el rival italiano al que más veces ha enfrentado en su carrera, y recientemente ha marcado un par de goles importantes. Uno en la final de la Supercoppa de enero de 2025, decisivo para levantar el trofeo, y otro en la ida del campeonato pasado, en un partido luego definido por Gabbia y clave para romper la racha negativa ante los nerazzurri.
Allegri podría aplicar la misma estrategia con Jashari: el suizo estuvo en el banquillo ante la Roma, aunque sin jugar. En Parma podría volver a sumar minutos para luego aspirar seriamente a una camiseta de titular en el derbi. Esa camiseta también espera Rabiot: para el francés no habrá selección (Deschamps convocó a Maignan y Nkunku), ya que tampoco estará listo para este fin de semana. Tendrá un par de semanas para prepararse a tope para la reanudación de la liga.
No está asegurado, en cambio, que el derbi pueda ser el objetivo para Santi Giménez, detenido por su problema en el tobillo: una dolencia que él mismo hizo pública también para subrayar (de forma indirecta) su compromiso y el hecho de que pudo haber condicionado su rendimiento. Su estado físico será monitoreado con atención, sin acelerar los plazos. Ni siquiera de cara al derbi.

NUEVO ESTADIO: 100 MILLONES MÁS CADA CLUB
Quien mira más lejos y sabe imaginar el futuro, ya considera una etapa obligatoria: los turistas que pasen por Milán en 2031, después de haber visto la majestuosidad del Duomo, admirado el perfil neoclásico de La Scala y buscado las huellas de Leonardo repartidas por la ciudad, terminarán su recorrido saliendo por la estación San Siro de la Línea 5 del Metro. Irán así a visitar el nuevo estadio, que será una estructura siempre “viva”: explotará los días de partido, pero latirá todos los días. Y aquí es donde cambia todo.
La transformación respecto al estadio actual es sustancial: se proyectará, de hecho, una máquina capaz de generar un flujo de caja continuo. Sin olvidar, sin embargo, que el evento, el llamado match-day, seguirá siendo lo que más hará crecer los ingresos. Actualmente, los dos clubes ingresan de su histórico estadio alrededor de 80 millones cada uno por temporada, una cifra compuesta por diferentes fuentes.
El proyecto ambicioso es añadir otros 100 millones a partir de la temporada 2031-32, cuando debería inaugurarse el nuevo San Siro, a tiempo para la Eurocopa de 2032 que Italia organizará junto a Turquía. Se trata de estimaciones razonables con las que trabajan los dos clubes, conscientes de que es difícil prever cómo será el mundo (y el fútbol) dentro de más de cinco años.
En los próximos 9-12 meses, Manica y “Foster + Partners”, los dos estudios de arquitectura elegidos por Inter y Milan, entrarán de lleno en la fase de diseño (se decidirán estilo, características y particularidades del nuevo estadio de 71.500 asientos) y se disipará la previsible lluvia de recursos legales y objeciones. Paralelamente, las estimaciones de ingresos futuros serán más precisas. Una vez plenamente operativo, los ingresos de estadio para cada club (es decir, taquilla más nuevas fuentes de ingresos) podrían llegar a unos 180 millones al año.
Ya no será solo un estadio-evento, sino una estructura integrada en la vida diaria de la ciudad. Por eso, la suma de los ingresos cotidianos marcará la diferencia. Entre entradas, abonos y nuevas áreas exclusivas, Inter y Milan podrían ingresar cada uno hasta 130 millones al año. Para comparar: basta recordar la última temporada récord del Inter en el viejo San Siro —gracias a la carrera en Champions hasta la final de Múnich— donde el total fue “solo” 98,8 millones.
Tottenham, Real Madrid y Arsenal son los tres ejemplos clave que Inter y Milan miran de cerca: los tres clubes duplicaron sus ingresos en el primer año en su nuevo estadio respecto al último en el antiguo. La experiencia inglesa será útil también en las negociaciones para el patrocinador que dará nombre al estadio: los clubes planean salir al mercado con los naming rights antes de finales de 2026, aunque por ahora no tiene sentido hacer comparaciones demasiado cercanas.
El nuevo estadio milanés no tendrá nada que ver con el estadio de la Juventus construido hace 14 años (donde el naming rights vale unos 10 millones): aquí habrá dos equipos, y además estará situado en una ciudad con un espíritu muy distinto. Inter y Milan apostarán también por muchos eventos extra-fútbol, especialmente conciertos de verano (con ingresos estimados de otros 10 millones por club). Al mismo tiempo, directa o indirectamente, aumentará también la parte de patrocinadores: al crear mayor valor y potenciar la marca con un activo tan estratégico, llegarán ingresos incluso no directamente atribuibles al estadio.
Se calcula que habrá en total unos 500.000 visitantes al año, casi todos dirigidos al museo conjunto de ambos clubes, de donde se esperan unos 5 millones de euros. Entre estacionamientos (3.600 plazas subterráneas), marketing y locales interiores, se esperan otros 10 millones más.