467 millones: cero resultados

Permanente revolución, permanente fallo. El Milan no encuentra la paz desde hace años, en los últimos treinta meses se han invertido y quemado 467 millones, en una turbina de entrenadores, administradores, directores deportivos, compradores insolventes, propietarios poco conocedores del mundo del fútbol.

El club rossonero, detrás del Real Madrid en Copas de Europa ganadas, no participa en la Champions desde la temporada 2013/14. El último en conseguirlo fue Allegri, que a pesar de la marcha de Ibrahimovic tenía todavía material de calidad a disposición y una directiva monolítica a las espaldas.

Porque esta es una historia que no empieza con la llegada del fondo Elliott en julio de 2018, tampoco un año antes, en abril de 2017, con el cierre de una larga negociación y la venta del Milan por parte del grupo Fininvest al empresario chino Yonghong Li.

Quizás empezó en enero de 2012, cuando Silvio Berlusconi paró los pies a Adriano Galliani cuando tenía cerrado el fichaje de Carlitos Tévez en Inglaterra. Empezó con la entrada de Bárbara Berlusconi en el organigrama rossonero y con la lupa puesta sobre Silvio que cada vez tenía los números más rojos dentro del Milan.

Empezo cuando, pocos meses tras no fichar a Tévez, el a.d. rossonero no tuvo más remedio que vender a Thiago Silva e Ibra por razones de estado, algo que al sueco nunca aceptó. De manera paradójica, Zlatan ahora se encuentra envuelto en un intento de ascenso que no será ni el primero ni el último.

Ningún imperio cae de un golpe solo. Las fases de decadencia son largas, con altibajos. Tras el despido de Allegri y el desmantelamiento del equipo del último scudetto hubo muchos cambios de tendencia. Fluctuaciones, como en Bolsa, pero el título Milan siempre estuvo por debajo del nivel del pasado.

Por ejemplo las cinco últimas temporadas, cuando estuvieron presentes tanto Seedorf como Inzaghi (octavo y décimo puesto). En verano de 2015 se continuó con Sinisa Mihajlovic y un mercado de 86 millones: Bacca, Bertolacci, Luiz Adriano, Romagnoli, Kucka y Balotelli cedido. Salvo Romagnoli, nadie se acuerda del resto. Mihajlovic fue despedido en primavera y el equipo se quedó con Brocchi. También duró poco.

Llega Montella, poca inversión, 25 millones, en un mercado de reparación. El momento de cesiones, se quiere cuadrar las cuentas. En abril entra en escena Mr. Li, con una infinita negociación que acaba con la venta del club. Se va Fininvest, el Milan es valorado en 740 millones. Llegaron Fassone y Mirabelli.

La era Berlusconi acaba con un sexto puesto, sigue Montella pero por pocos meses. En verano se gastó más de 200 millones, donde salvo Kalinic y Bonucci, el resto siguen, pero la actual directiva se quiere librar de ellos. El Milan acaba sexto, pero no acaban los problemas del club. Mr. Li paga la compra con un crédito concedido por Elliott, que en julio de 2018 se queda con el club por impago.

Adiós Fassone y Mirabelli, dentro Leonardo y Maldini. Llegan Higuain y Bakayoko cedidos, en enero 70 millones invertidos para que lleguen Piatek y Paquetá. Gattuso roza la Champions pero se va, como Leonardo. Boban se coloca al lado de Maldini, se va hacia la línea de los jóvenes y el fútbol constructivo, pero Giampaolo dura poco.

Piatek se ofusca, Paquetá desaparece. Con Pioli se va un fútbol práctico que parece funcionar, al menos hasta el 5-0 de Bérgamo. Este Milan ha perdido el 30% de los ingresos comerciales, la propiedad pide vender antes de fichar, pero están listos también a invertir.

En defensa, Todibo parece estar cada vez más lejos, donde la primera alternativa es Christensen del Chelsea. Se buscan más ladrillos para un ladrillo en continua construcción.