Una historia en los títulos de crédito. No parece que haya mucho margen para recomponer la fractura entre Zvone Boban y la propiedad. Ayer en Milanello la vida fue más o menos como siempre, Paolo Maldini y Ricky MAssara fueron a ver como estaba el equipo, luego se difundió la noticia de que no se disputaba el partido ante el Genoa.
Los jugadores no reaccionaron de manera particular a la entrevista de Boban, a pesar que se comentó por todas partes. Stefano Pioli fue informado por el directivo croata de su decisión: salir al descubierto, pedir claridad a la propiedad frente a la semana de distancia de las declaraciones de Iván Gazidis.
Los rumores sobre los contactos con el mánager alemán Ralf Rangnick no se disiparon tras las declaraciones del a.d., al contrario. Y a Boban no le gustó el hecho que quien trabaja en el áre técnica estuviera sin estar informado de maniobras legítimas en la sustancia, pero no en la forma.
Porque Boban y Maldini llevan tempo intentando cuadrar el círculo alrededor de Pioli. También el a.d. apoya al mánager, pero el misterio alrededor de los contactos con el creador del fenómeno Lipzieg restan. Sobre todo, quedan muchos puntos por aclarar en las estrategias futuras del a.d. elegido por la familia Singer para llevar al Milan hacia la sostenibilidad económica y en teoría un nuevo y brillante, pero impreciso futuro.
En el mercado de enero la directiva técnica se esforzaron para hacer entrar dinero y esperaron un extra que no llegó. La próxima temporada en este punto está toda por construir, pero no se sabe con cuales recursos: sobre todo en los fichajes, con techos salariales muy severos. Y el divorcio entre Boban y el Milan es la solución más probable.
Soñar pero siendo concretos: es la fórmula declinada con varias palabras desde el inicio de Maldini y Boban, llamados a reforzar el espíritu milanista tras la marcha de Leonardo. Operación conseguida por pocos meses: los problemas llegaron muy pronto, quizás porque la propiedad no perdonó al área técnica la decisión de Giampaolo y de sus filosofías abandonadas rápidamente.
Zvone supo enseguida que el Milan no partiría con el pie adecuado. Con Pioli aparte de la normalización llegó un buen nivel de juego y el fichaje de Ibrahimovic hizo el resto. Pero fue una operación muy fatigosa, que malogró las relaciones entre los actores de la comedia.
En Vía Aldo Rossi (y en otras partes), había dos almas que se confrontaban, era algo que se sabía hacía tiempo. Tras la toma de posición de Boban, la opción más realista es el adiós de dos directivos, pero lo primero es la reunión con la propiedad: el fondo Elliott establezca tareas y dinero, algo que será complicado realizar en poco tiempo.
Otra hipótesis, mucho menos probable: la marcha de Gazidis, que tiene un contrato muy blindado (y acciones del club). Poco importan los comentarios en las redes y los hashtag #gazidisout. La frialdad es el alma de las finanzas. Y es razonable pensar que el Milan el próximo verano vuelva a empezar de cero, o casi. Con menos símbolos.
LAS REACCIONES A LAS PALABRAS DE BOBAN
Ahora que las dos almas salieron a la luz, la fractura está a la vista de todos. Para quien el Milan lo ha vivido como jugador, técnico y luego directivo, como Filippo Galli, el cuadro estaba bastante claro desde hace tiempo: “Siempre hubo la sensación que en el Milan no había unidad de intenciones, esto es lo peor de todo, lo digo como hincha. Llegados a este punto, solo pienso en quien se debe sentar en una mesa para mirarse a la cara: hay que saber a quien darle fuerza y poder de decisión sobre ciertos aspectos, porque si no será realmente complicado salir de esta situación”.
“Hay que pensar en el futuro, empezando por el entrenador. Creo que el trabajo de Pioli es muy bueno. Ha crecido todo el equipo, más allá del impacto de Ibrahimovic”.
En el campo, Beppe Bergomi fue rival del Milan y de Boban en mil batallas. Pero en esa fractura rossonera el ex-capitán interista, ahora cronista en Sky Sport, no tiene dudas: “Yo estoy con Zvone. Le conozco, sé quien es, porta calidad, pasión, unión. Si quiere claridad, es porque se ha dado cuenta que en este punto es algo necesario. Boban es una persona que da valores, ejemplo y desea lo mejor para el Milan”.
“¿Las estrategias de Elliott? Está bien tener gente joven, pero necesitas experiencia en todas partes, no solo en Italia. Los jóvenes son necesarios para seguir adelante, pero no puede ser suficiente. ¿El Atalanta? Un club que está haciendo maravillas, pero el estadio es el estadio. Jugar en San Siro es complicado”.
“Entre personas inteligentes, las cosas se pueden aclarar. Zvone tiene personalidad y experiencia, pero no es alguien que porte rencor. Se puede hablar y seguir adelante para crecer. Pero si vas cambiando cada vez es como empezar de cero y obviamente esto no es positivo”.
“Probablemente Boban y Maldini se esperaban otra idea de fútbol”, dice Aldo Serena, ex-delantero que con sus directivos compartió el vestuario en 1992/93: “Esperaban poder actuar de tal manera que el Milan volviera grande con un intento de poder fichar a jugadores de alto nivel, no solo gente joven”.
“Por otra parte, la propiedad quizás quiere tener un proyecto de más largo plazo: un club que se autofinancie y vuelva a ser independiente a nivel económico. De ahí nace la fractura. Por una parte un proyecto a medio-largo plazo, por otra la idea de volver a lo más alto rápidamente, quizás no en poco tiempo, pero tampoco demasiado largo”.
“Creo que Pioli es la pieza rota y que ahora vayan saliendo más nombres no es algo bueno. Boban y Maldini pasaron la vida en el Milan, saben como funciona, saben que quizás es mejor que ciertas cosas solo aparezcan al acabar la temporada. Este tipo de rumores solo sirven para desestabilizar”.
“Creo que esto es lo que ha molestado a Boban, la verdadera divergencia. El pasado del Milan no se puede olvidar, no se sabe si habrá espacio para poder reparar la situación, la propiedad sabe lo que puede ir en contra manteniendo la barra derecha sobre la estrategia de los jóvenes”.
“El pasado del Milan no se puede olvidar y no sé qué paciencia pueden llegar a tener su hinchada que siguen llenando San Siro. Creo que Boban expresó un concepto claro: estoy aquí para construir, pero no para hacer de paraguas. Claro, con las victorias todo se arregla, pero la divergencia de visiones existe”.