
Ibra no piensa, dispara. Y sin rodeos. No hace de mascota y tampoco un vago. Del resto, si tuviera misura, no sería él. “Ibra juega para ganar algo o se queda en casa”, dice cuando le preguntan sobre el futuro.
“Ibra no es un jugador de Europa League y el Milan no es un club de Europa League”, añade cuando se le habla de Gazidis y del famoso cara a cara de Milanello en la búsqueda de un proyecto.
Cuando le preguntan sobre el nuevo director técnico-entrenador rossonero, es todavía más claro: “¿Quién es Rangnick? No sé quien es”. Si no es un adiós, poco le falta. Y quizás no es que Ibra llame a la puerta: él es Dios y no puede bajar de categoría, se sabe.
Y esto pasará inevitablemente en las valoraciones de un club atento al balance. Pero detrás no está solo su ego. Existe también amor: para el Milan y su gente que merecen más de un trofeo de consolación.
Ibra habla en tercera persona y siempre te sorprende. Lo encontramos en el set de Buddyfit, mientras habla con Diletta Leotta, la campaña para el lanzamiento de la aplicación a distancia son sin duda la marca perfecta. Posan juntos para la portada del próximo Sportweek.
“Como te entrenas juegas, debo hacer mucho más que el resto”. Solo así puede hacer magia con 38 años. E Ibra hizo mucho más, le cambió la cara del Milan. Ibracadabra volvió por pasión: “Solo por pasión, estoy jugando gratis…”, añade.
Milán es su segunda casa y el Milan el perfecto club para acabar la carrera a lo grande: “Me dijeron que retirarme en América era demasiado fácil. Pero volví al Milan. Luego el Covid lo paró todo, entonces pensé: existe algo que quiere que no me retire… por suerte hemos vuelto”.
Quizás para él jugaría siempre y nunca lo dejaría, probablemente. “Porque Ibra nació para jugar al fútbol y sigue siendo el mejor jugando al fútbol. Veremos como estoy dentro de dos meses”.
“Aparte veremos lo que sucede con el club. Si esta es la situación, es difícil verme en el Milan el próximo año, soy honesto. La situación no está bajo control”, dijo tras jugar ante la Juventus. Pero no hablaba del campo. En la mirada tiene al a.d. Gazidis y su proyecto del Milan.
El mismo que animó el famoso cara a cara de Milanello hace un mes. “Hablé por mí y por el equipo, fue una confrontación necesaria. No era de mala fe. Pero necesitaba tener explicaciones del futuro, el mío y el del Milan”. Como un auténtico líder.
“Dije que mi Milan ya no era un gran Milan, eso es cierto. Pero debemos hacer todo lo mejor posible también en esta situación. Estamos al final. Ibra está, lo piensa Ibra. Yo debo estar por fuerza o pierdes a los hinchas”.
Ibra dice lo que piensa y pretende ser escuchado: “No sé si existe otro club tras el Milan, yo no cierro las puertas. Pero me veo en un puesto donde mande, no donde las palabras no valgan nada. Tengo demasiada pasión por lo que hago”.
Y muchas cosas a contar: el chico de Malmoe que se sentía extranjero, las faltas de Thuram y la lección de vida de Capello, Moggi y Michael Jordan, el pronóstico scudetto y el hombre perfecto que no existe. “Porque cada uno es sí mismo y ningún otro es Ibra”.
Mañana aparecerá la entrevista completa en Sportweek que intentaré poner en cuanto la consiga.
ACUERDO VERBAL POR EL TRASPASO DE REBIC
Ante Rebic seguirá cedido en el Milan hasta el 30 de junio de 2021, pero el club rossonero ha empezado a moverse de manera anticipada porque quiere ser el propietario de sus derechos lo antes posible.
Milan y Eintracht están trabajando para llegar a un acuerdo también para vender de manera definitiva a André Silva, cedido también con la misma fórmula, donde el portugués ha convencido al club alemán para que sea rescatado, donde ambas directivas tienen un acuerdo verbal de venta de 25 millones por Ante Rebic.
Pero hay un problema y es la clausula de reventa del 50% que posee la Fiorentina, es decir, el Eintracht pagaría 12,5 millones al club viola, de ahí que se tarde algo más en encontrar una solución. Queda todo un año para cerrar el acuerdo y por tanto no existe preocupación alguna.