Los movimientos invernales

Y pensar que al final de la última campaña de verano -decidida e indiscutiblemente agresiva: no menos de 10 caras nuevas- el pensamiento común era que sí, que por fin, tras las deficiencias de las sesiones anteriores, el mercado entrante había hecho su valioso trabajo. Un error de apreciación que surgió con bastante rapidez, incluso antes de que la enfermería sólo ofreciera sitio de pie. Pero no porque el último mercado estuviera mal gestionado, sino porque -es chocante decirlo, pero es cierto- aunque estamos hablando del equipo que hace apenas año y medio fue campeón de Italia, la plantilla tenía muchas lagunas. Si a las limitaciones estructurales añadimos las médicas, la baraja se queda muy corta. No sólo se quedan fuera los pies, sino todas las piernas. Así que enero tendrá que ser un auténtico mercado de reparaciones, no el de unos cuantos retoques aquí y allá.

Los peores problemas -más que problemas, catástrofes- están obviamente en la defensa. Los centrales clave se han ido cayendo uno tras otro y han sido sonados varapalos en cuanto a gravedad de lesiones. Golpes de dos, tres e incluso cuatro meses. El parón de Tomori ha masacrado definitivamente el departamento y si hasta hace unos días -con Thiaw y Kalulu ya en el palco- era inevitable pensar en una nueva llegada, ahora se necesitan dos. Sí, claro, por suerte Simic no sabe que tiene 18 años y en estas primeras salidas está jugando como un veterano, pero, en fin, sería demasiado pretencioso pensar que está bien.

Entre los nombres que figuran en los primeros puestos de la libreta rossonera está Clement Lenglet (un perfil ya analizado en el pasado), aunque el encaje no es sencillo: etiqueta del Barcelona, juega cedido en el Aston Villa. Es decir, más que jugar digamos que está en la plantilla: una aparición en la Liga, cinco en la Conferencia. Por eso el Milan cree que tiene un buen margen para llevárselo a casa. Sin embargo, el club inglés se resiste y dice que quiere retenerlo hasta final de temporada. Todavía parece un ostracismo superable.

Más difícil, probablemente, es vencer la resistencia del Arsenal por Kiwior. En teoría, el polaco sería ideal en esta precaria situación, porque es un central fiable y ya conoce la Serie A (Spezia). En Londres no quieren examinar la posibilidad por ahora, dentro de dos o tres semanas, sin embargo, el escenario podría ser diferente. Hasta aquí el primer nombre.

Sin embargo, si se necesita otro, es fácil pensar en Matteo Gabbia. Entre el Milan y el Villarreal aún no ha habido una discusión concreta sobre el asunto, porque se trataría de romper el préstamo de un año en medio del vado, pero está claro cómo Matteo – 13 apariciones entre Liga y Europa League – sería un retorno muy sensato.

Por la izquierda, en cambio, está prácticamente hecha la llegada de Miranda, que expira en junio con el Betis. Sólo queda por ver si el acuerdo fructifica en enero o en junio: si el Diavolo lo quisiera de inmediato, habría que compensar al club español, y eso está obviamente ligado a cuánto gastará en otros refuerzos invernales.

El centro del campo parece ser el departamento que menos intervención necesita, y de hecho lo más probable es que no se toque, aunque en realidad la situación tampoco es tan floreciente aquí. Pobega, otro enfermo de larga duración, estará cuatro meses de baja y Bennacer se marchará a principios de año a la Copa Africana de Naciones. Además, Krunic parece destinado a marcharse a Estambul (Fenerbahçe). Las cuentas salen pronto: quedan cuatro jugadores de rol: Loftus-Cheek, Musah, Adli y Reijnders. En estos momentos hay dos opciones: o Krunic aplaza su adiós seis meses o se intentará fichar a Ouédraogo (Schalke), de 17 años.

Un refuerzo en la delantera tampoco estaría mal. En realidad, el ataque no necesita tanta ayuda fisiológica como la defensa, porque Jovic por fin empieza a funcionar. Pero también es cierto que Okafor estará de baja al menos un mes y Chukwueze volará a la Copa Africana de Naciones. En realidad, sin embargo, los rossoneri se están concentrando sobre todo en el centro del departamento.

Jonathan David sigue siendo el principal objetivo, pero el precio del Lille (unos cuarenta millones) no baja, y como el Diablo tiene otras necesidades, es necesario manejar un presupuesto más bajo. Por eso ha saltado a la palestra Serhou Guirassy, de 27 años, que puede ser comprado al Stuttgart gracias a una cláusula de 17 millones que, obviamente, atrae a muchos. El Milan ya ha entablado conversaciones.