
Comparar esta cifra con la misma de la temporada pasada ya resulta despiadado. Mejor ceñirse al año en curso, también porque estamos hablando de una cifra destinada a engrosarse aún más. Es la cifra de la producción ofensiva traída como dote al Milan por la campaña de compras del verano pasado, la que está asumiendo proporciones verdaderamente relevantes.
Las nuevas caras -que a estas alturas ya no son nuevas- han dado un impulso decisivo al Diablo en términos de goles y asistencias. La cifra: de los 77 goles marcados en total por el Milan entre liga y copa, nada menos que 40 llevan la firma de quienes están pasando su primera temporada en Milanello. No hace falta ser matemático para darse cuenta de que se trata de más de la mitad de los goles. Exactamente el 51,9%. Luego está la cuota de asistencias, tampoco desdeñable: hay 16 pases ganadores.
Volviendo a los goles, el partido de Verona tampoco fue una excepción: lo abrió el “conocido de siempre” Hernández y lo aseguraron Pulisic y Chukwueze. La reconfortante costumbre y la agradable novedad. Del grupo que aterrizó en los rossoneri en el verano de 2023, el Capitán América es, con diferencia, el más prolífico: 12 goles en la temporada (sin penaltis) repartidos en otros tantos partidos, segundo máximo goleador del equipo por detrás de Giroud (14), más 8 asistencias. Renacimiento total para Christian, resurgido de las cenizas de Londres.
Tras él, el nombre que no te esperas. Que levante la mano quien hubiera imaginado a estas alturas de la temporada a Loftus-Cheek con hasta 9 tantos. A él también le pasa lo mismo que a Pulisic: volvió al fútbol tras sus penurias en el Chelsea. El inglés está marcando con frecuencia, tanto por el aumento exponencial de su confianza en sí mismo, como por el papel más bien ofensivo que le ha cosido Pioli. Solo una vez en su carrera ha marcado más de lo que lo está haciendo ahora: 10 goles en el Chelsea 2018-19, por lo demás nunca ha superado los 2 sellos por temporada.
Un escalón por debajo, con 8, encontramos a Jovic. Es cierto que es delantero centro de oficio, pero definitivamente su empleo no ha sido asiduo, y de hecho lo que destaca es su promedio goleador: uno cada 121 minutos, una cifra que -de mantenerse- podría tener su peso en las deliberaciones veraniegas del club. Okafor, otro jugador reserva, también presume de una buena media: cinco goles repartidos en 775 minutos, es decir, uno cada 155.
Por último, dos nombres en el 3: Reijnders y Chukwueze. Mismas cifras, actuaciones muy diferentes: el holandés es un pilar de la medular, con el defecto, sin embargo, de no estar a la altura de su técnica cuando se acerca el gol. Podría haber marcado serenamente el doble. Lo mismo ocurre con el nigeriano, que arranca sonoros aplausos cuando la mete -sí, sólo buenos goles-, pero hasta ahora se ha mostrado demasiado irregular. Los dos últimos meses parecen hechos a propósito para hacer recapacitar a todo el mundo.