De sobrantes a esenciales aquí

Las líneas del destino empiezan en Londres y se cruzan en Milán. Para Fikayo Tomori, Olivier Giroud, Ruben Loftus-Cheek y Christian Pulisic se trata de caminos comunes, recorridos juntos o con algunos meses de diferencia. El punto de encuentro es el renacimiento rossonero, ya que los pilares del Milan actual llegaron procedentes del Chelsea y renacieron en San Siro gracias al toque de Stefano Pioli. Mérito de una confianza recobrada y del deseo de demostrar que, en retrospectiva, las valoraciones hechas en Inglaterra -incluso para recursos diferentes- quizás habrían necesitado algo más de reflexión. Pero mientras tanto, la “triangulación” Chelsea-Milán-Pioli por el Diavolo sólo ha traído buenas noticias.

TOMORI: PARA BLINDAR LA DEFENSA

Las líneas del destino empiezan en Londres y se cruzan en Milán. Para Fikayo Tomori, Olivier Giroud, Ruben Loftus-Cheek y Christian Pulisic se trata de caminos comunes, recorridos juntos o con algunos meses de diferencia. El punto de encuentro es el renacimiento rossonero, ya que los pilares del Milan actual llegaron procedentes del Chelsea y renacieron en San Siro gracias al toque de Stefano Pioli. Mérito de una confianza recobrada y del deseo de demostrar que, en retrospectiva, las valoraciones hechas en Inglaterra -incluso para recursos diferentes- quizás habrían necesitado algo más de reflexión. Pero mientras tanto, la “triangulación” Chelsea-Milán-Pioli por el Diavolo sólo ha traído buenas noticias.

GIROUD: UN NUEVE DE SCUDETTO

El segundo tótem dibujado por los Blues es Olivier Giroud y con él todo gira en torno a una sonora puerta corredera: “En el Chelsea -dijo a los canales oficiales de la Uefa- no jugué mucho. Podía haberme ido antes y fichar por el Inter en el mercado de invierno de 2020, pero en lugar de eso Dios quiso que eligiera al Milan”. El francés llegó a Italia en el verano de 2021, cuando el Diavolo se lo aseguró pagando una indemnización de un millón de euros a las arcas inglesas. Pioli le dio enseguida su confianza y lo situó en el centro del proyecto junto a Ibrahimovic.

Olivier dio las gracias y pagó con goles de peso, como los del derby del 5 de febrero de 2022. Un doblete que valió, a la postre, buena parte del 19º Scudetto. Hasta ahora acumula 123 partidos con los rossoneri, con 47 goles (ayer también marcó ante el Lecce) y 20 asistencias en su haber. Su segunda juventud también ha continuado en la selección: gracias al renacimiento milanista, Giroud se ha mantenido en lo más alto de las listas del seleccionador Deschamps y hoy es el máximo goleador de la historia de Francia, con 57 dianas.

LOFTUS-CHEEK: NUEVAS ENERGÍAS EN EL MEDIO

El centrocampista inglés tiene un gran feeling con los entrenadores italianos. A Loftus-Cheek solo le había ido bien en su etapa en el Chelsea a las órdenes de Maurizio Sarri, la temporada 2018-19. El exentrenador de la Lazio le había utilizado como un centrocampista con licencia para irse al ataque, él se lo había devuelto con 10 goles entre la Premier y la Europa League (al final de la temporada luego ganada con los Blues). Pioli tomó nota y le devolvió la sonrisa, transformándolo en un pico imprescindible para desquiciar defensas y romper partidos.

Costó 16 millones (+4 de prima) y hasta ahora ha disputado 35 partidos, marcando ya 10 goles esta temporada. Hace unos días, hablaba a Cronache di spogliatoio de su irrupción en Italia: “He jugado en muchas posiciones en mi carrera, en mi papel actual me siento bien. Pioli me da constantemente consejos, también a través de vídeos, y su inglés mejora día a día. Trabajo con el entrenador y su equipo en el análisis de mi juego, creo que esta herramienta es importante en el fútbol actual’.

PULISIC: EL PUPILO DE CARDINALE

Caso similar al anterior. Pulisic costó 20 millones y en Milán vive el mejor momento de su carrera. Sus números en el conjunto rossonero hablan de 41 apariciones, 13 goles (el último ayer en Lecce) y 8 asistencias: el Capitán América es un referente para Pioli, que lo ha desviado a la derecha (pero no sólo) y hoy disfruta de la gesta. Una clave de interpretación nada trivial la ha dado su padre, Mark, en declaraciones a La Gazzetta: “Cristian ha tenido la confianza de todos: Pioli confía en él, siempre le deja jugar y no le sustituye inmediatamente si las cosas van mal. Luego le gusta el Milan y siempre habla bien de sus compañeros: Tomori y Giroud le ayudaron mucho a la hora de elegir el Milan”.

Para casarse con el proyecto rossonero fue fundamental una llamada de Zoom con el entrenador: “Fue muy bien, Christian entendió cuál era el proyecto para él y dijo que sí”. Pulisic también representa un golpe estratégico para la propiedad estadounidense: el clase del 98 es la estrella de la selección estadounidense de Gregg Berhalter y en marzo ganó su tercera Liga de Naciones de la Concacaf consecutiva.