En este verano en el que Leao y Pulisic, titulares la temporada pasada, empezaron con el freno de mano echado debido a las vacaciones posteriores a la Eurocopa y la Copa América, Paulo Fonseca está relanzando a jugadores que no parecían fundamentales en el proyecto rossonero. Samuel Chukwueze y Alexis Saelemaekers ya han aprovechado sus oportunidades; lo mismo quiere hacer Noah Okafor, que al igual que el portugués y el estadounidense se incorporó tarde al grupo, pero está ansioso por redimir una 2023-24 por debajo de sus expectativas.
El nigeriano había terminado el año pasado en alza y, tras los destellos en octavos de Champions (dos goles ante Borussia Dortmund y Newcastle), desde mediados de marzo hasta mediados de mayo mostró con continuidad esos destellos que habían empujado al Diavolo a pagarle 20 millones más ocho de bonus al Villarreal. En general, sin embargo, su temporada ha estado más llena de sombras que de luces. Tanto porque el papel titular de Pulisic nunca estuvo en duda como porque Chukwueze se vio frenado por un par de lesiones y la participación en la Copa Africana de Naciones, que le apartó de Pioli en enero, en un momento clave de la temporada.
Hace un mes, el número 21 inició así su segunda aventura rossonera con ganas de redimirse y con la convicción de que un cambio en el banquillo le permitiría encontrar más espacio. En el debut contra el Rapid de Viena mostró un par de aceleraciones interesantes, pero dejó lo mejor para esta gira por Estados Unidos, contra grandes rivales: dos asistencias en el desafío contra el Manchester City por el doblete, más el gol decisivo para el éxito contra el Real Madrid.
La diferencia respecto al pasado radica quizá en la mayor confianza que siente, o quizá en una preparación que ha iniciado desde el primer día, mientras que el verano pasado tuvo que correr tras llegar a finales de julio. El caso es que, si Pulisic será utilizado con más frecuencia como trequartista, en la banda derecha el carril quedará… libre para las incursiones del nigeriano, animado por el deseo de imponerse en la Serie A como lo hizo en la Liga con la camiseta del Submarino Amarillo.
Saelemaekers en Estados Unidos ni siquiera debía estar porque, tras la excelente 2023-24 con la camiseta del Bolonia (cuatro goles y tres asistencias en treinta partidos de Liga), el club de Saputo parecía orientado a recomprarlo pagando los nueve millones y medio necesarios para cerrar la operación. Sin embargo, el cambio en el banquillo entre Thiago Motta e Italiano cambió su destino y, dado que el ex entrenador del Fiorentina no lo consideraba prioritario para su tablero táctico, el belga regresó a Milanello, donde Fonseca se alegra de poder contar con él.
Alexis, en la mente del portugués, puede ser utilizado en ambos carriles, exactamente como sucedió en las dos Torres con el nuevo entrenador del Juventus. Por eso, en los últimos días, al ser preguntado por la posible marcha de Saelemaekers, Paulo fue claro: “Es un jugador que me gusta mucho porque tiene calidad. A todos los entrenadores les gustaría tener un jugador así y a mí me gustaría mantenerlo en el equipo”. Un mensaje claro a la directiva, que se conforma con acogerlo a menos que llegue una oferta de al menos quince millones, una hipótesis que no se vislumbra en el horizonte por el momento.
Quien en cambio sigue esperando una oportunidad es el suizo, que en la Eurocopa fue espectador en los cinco partidos de la alineación de Yakin. Con el Milan en 2023/24 había firmado seis goles en liga, y cuando batió al guardameta rival, los rossoneri sumaron cinco victorias y un empate. Números para no olvidar, pero por debajo de las expectativas después de que el Salzburgo le pagara catorce millones.
Fonseca lo considera un comodín importante para el departamento ofensivo y le gustaría convertirlo en su… Jonathan David rossonero. Se incorporó al grupo entre los últimos, pero quienes le ven entrenar aseguran que tiene unas ganas ‘diferentes’ a las de antaño. Una buena tarjeta de presentación.